‘El orfanato’ ayudó mucho a lanzar la carrera de Juan Antonio Bayona, su director, pero también fue clave para que Sergio G. Sánchez se convirtiera en uno de los guionistas españoles más solicitados. Lo curioso es que lo que él siempre había querido era dirigir películas, pero su primer largometraje para la gran pantalla se ha hecho esperar, ya que las compañías sí que se hacían con sus guiones pero con la idea de que otro las realizase.
Eso ha cambiado gracias a ‘El secreto de los Marrowbone’, cinta que pudo verse durante los pasados festivales de San Sebastián y Sitges. Desde allí ya pude oír comentarios más negativos que positivos, haciendo especial hincapié en lo mal que funcionaba su desenlace -risible es un adjetivo que escuché en varias ocasiones-. Una vez vista tengo que darles la razón, ya que el final de la película es tan malo que destruye la película de forma irremediable.
Un relato de corte clásico con un gran despliegue técnico
Se nota que Sánchez ha contado en ‘El secreto de los Marrowbone’ con un presupuesto superior a lo habitual en el cine español, algo que ya delata la presencia como productora de Mediaset, una compañía especialista en apostar a lo grande por sus películas y luego promocionarlas de forma incesante para recuperar lo invertido. Aquí no se llega a los niveles de otros títulos como ‘Un monstruo viene a verme’, pero Sánchez no puede quejarse del equipo técnico que ha tenido a su disposición.
Eso es algo de lo que se beneficia la película, pues en los apartados técnicos es una producción muy solvente, logrando momentos con una innegable fuerza visual y, sobre todo, dando la sensación de que todo está muy medido en lugar de dejar nada a la suerte. Si acaso, la utilización del sonido por parte de Sánchez es a veces un tanto criticable por la aparición de algunos momentos basados en elevar el volumen para crear sensación de suspense de forma gratuita o dar alguno de esos sustos efectistas que hay que tener mucho más talento que él para que funcionen.
No obstante, el trabajo de puesta en escena de Sánchez es bastante funcional en líneas generales, asimilando con relativa fortuna sus referentes -decir cuáles son sería dar pistas demasiado importantes- para diseñar un tono a caballo entre el drama familiar, el cine de terror y los cuentos de hadas. Predomina lo primero, con lo segundo ganando presencia de forma lenta pero constante, mientras que lo tercero es lo que intenta darle un toque mágico que no termina de desarrollar de forma satisfactoria, y es una pena, ya que también provoca que el personaje interpretado por Anya Taylor-Joy quede un poco desdibujado.
Pese a esas debilidades, ‘El secreto de Marrowbone’ va progresando con suficiente soltura como para mantenerte interesado en lo que está por llegar, pues en todo momento queda claro que va a haber al menos una gran revelación que nos lleve a volver a pensar sobre todo lo que hemos visto antes. Lo bien escogidos que están los protagonistas también ayuda a que su visionado resulte llevadero pese a que algunas situaciones con las que han de lidiar no son particularmente estimulantes, pues hay una clara tendencia al cliché que impide que la película llegue a despegar en ningún momento.
‘El secreto de Marrowbone’ se hunde por completo al final
Los problemas empiezan a hacerse patentes a medida que Sánchez va aclarando qué es exactamente lo que estamos viendo -hasta entonces estaba más preocupado en mostrar lo que parecía que iba a ser la película, plantando pequeños detalles aquí y allá para intentar dar sentido a lo que llegará después-. Por un lado tenemos el factor acumulación, ya que hay diversos giros ya de por sí cuestionables que al ir apareciendo cada poco tiempo minan toda la credibilidad de la historia.
Lo peor de todo es cuando llega el detalle que obliga al espectador a repensar todo lo visto hasta entonces, el mismo que algunos espectadores se tomarán directamente a risa para no sentirse completamente estafados. En mi caso, he de señalar que encaja en términos de tono, pero uno repasa mentalmente todo lo visto y es imposible creérselo. Y ya el detalle final sobre cómo resolver el problema planteado es el acabose. Se busca un cruce entre lo mágico y lo poético y lo que se consigue está más cerca de la vergüenza ajena.
En definitiva, ‘El secreto de Marrowbone’ es una película discreta pero aceptable durante sus dos primeros actos que luego se hunde tanto y de tal manera que destruye por completo todo lo visto con anterioridad. Poco importa entonces el buen acabado técnico o el solvente reparto, ya que una decisión así solamente puede salirte muy bien o muy mal. Aquí es lo segundo.
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