'El renacido', a lo grande

'El renacido', a lo grande

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'El renacido', a lo grande

‘El renacido’ (‘The Revenant’, Alejandro González Iñárritu, 2015) es la nueva obra del director mexicano que el año pasado fue el triunfador en la gala de los Oscars —por una pataleta superficial que iba de todo lo contrario—, y este año puede reventar más aún la gala, dadas las doce nominaciones a las que aspira su película. Ni que decir tiene que somos muchos los que deseamos que Leonardo DiCpario se alce con su ansiada estatuilla de una vez por todas. Es más, me atrevería a decir que es el premio más cantado de la noche.

Porque lo que hace el actor en esta película es algo digno de elogio. Lo da absolutamente todo, se entrega por completo a la odisea narrada por Iñárritu, la cual forma parte de la historia de los Estados Unidos, recogida —y tergiversada lo suyo con el paso de los años— en varios libros, películas y alguna serie de televisión. Es más, cuando la novela de Michael Punke se publicó, no despertó demasiado interés, hasta que el productor Akiva Goldsman vio su potencial. Tras un primer intento, el proyecto recayó en Steve Colin.

De Park Chan-wook y Samuel L. Jackson se pasó a John Hillcoat y Christian Bale, y finalmente a Alejandro González Iñárritu y Leonardo DiCaprio, sin duda un binomio perfecto para llevar a buen puerto la historia que, en parte, narra la odisea real del explorador Hugh Glass, llevada ya con anterioridad al cine en un par de ocasiones. En 1971 Richard C. Sarafian se centró en el aspecto ecológico, y espiritual, del relato. El director mexicano extiende la historia a una salvaje venganza por parte de su protagonista.

Más grande que la vida

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Puede que Sarafian llegase más lejos en intenciones que Iñárritu, y con muchos menos medios, pero el director de ‘Birdman’ (íd., 2014) logra una aventura mucho mayor, en la que todo está dotado de una grandilocuencia y trascendencia que hermana al film con el oscarizado título protagonizado por Michael Keaton. El proceso de transformación y aceptación de uno mismo, a través de una catártica situación con fantasmas del pasado y todo. El teatro como contexto en una, la implacable naturaleza en la otra.

‘El renacido’ es una especie de historia bigger than life en la que don Iñárritu lo hace todo a lo grande. Trasciende la simple historia de venganza —que enfrenta a unos impresionantes DiCaprio y Tom Hardy, bestia interpretativa que debería empezar a controlarse un poco— yendo por senderos, nunca mejor dicho, que parecen hermanar a Iñárritu con Terrence Malick —también se acerca a Tarkovsky—, sólo por utilizar al mismo director de fotografía, Emmanuel Lubezki, quien probablemente gane su tercer Oscar consecutivo. No es para menos.

El trabajo del Lubezki es inmenso, y sólo por una secuencia —con permiso de mi compañero Sergio— merecería la estatuilla dorada, aquella en la que Glass (DiCaprio) se reencuentra con los suyos, curiosamente la secuencia más oscura de toda la película. La oscuridad en la que encuentra a su gente, tras haber renacido tres veces de forma física —el hoyo, la “tienda” hecha por el indio, y el caballo— y haber pasado por toda una experiencia con connotaciones místicas, para mí lo peor del film, con todas esas secuencias oníricas tan “perfectas” y grandilocuentes.

Fisicidad

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Iñárritu echa mano de nuevo de los tan de moda, en este momento, planos secuencia —con truco evidentemente, pero todo en el cine es truco—, y se marca secuencias tan portentosas como el ataque indio inicial, o cómo no, la impresionante escena del ataque de la osa, que destaca por su fiereza y violencia naturales. Ahí es donde el director acierta, en esa exposición de violencia física bien palpable, como el utilizar en todo momento escenarios naturales, remarcando así su vital importancia en este tipo de películas.

De esa forma se hermana al ser humano con la naturaleza, que al igual que en los westerns de Anthony Mann, es un personaje más. Un personaje que inunda a Glass en toda su inmensidad, mientras lo peor del ser humano —la codicia, el egoísmo, la violencia sin motivo, .etc— queda patente en el comportamiento de varios de los personajes con los que Glass se cruza —el grupo de franceses, por ejemplo—, y que en ocasiones, son más difíciles de superar que el natural hecho de ser atacado por un animal que defiende lo suyo.

Violenta y épica, aunque esto último choque un poco con las pretensiones místicas del relato, ‘El renacido’ es, probablemente, la mejor película de su director —junto a ‘Amores perros’ (2000)— , en la que se muestra más seguro de sí mismo, tanto que creo que a veces se excede, ya sea en el uso de grandes angulares o moviendo la cámara como le viene en gana; o ese plano final con el que se extiende más allá del universo fílmico.

De regalo dejo aquí un vídeo comparativo de 'El renacido' y el cine de Andrei Tarkovsky. No se necesitan palabras.

Recordad: si os ha gustado, hablamos de inspiración, si os ha aborrecido, es claramente un plagio, y si es ni fu ni fa, una enorme coincidencia, claro.

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