'El regalo', mientras duermes

'El regalo', mientras duermes

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'El regalo', mientras duermes

Esa suerte de sub-género del thriller que son las películas de acosadores ha conocido muchas y muy diferentes encarnaciones en el cine estadounidense, y no siempre con resultados que merezca la pena recordar. Títulos como 'Atracción fatal' ('Fatal Attraction', Adrian Lyne, 1987), 'Falsa seducción' ('Unlawful Entry', Jonathan Kaplan, 1992) o 'Protegidos por su enemigo' ('Lakeview Terrace', Neil LaBute, 2008) son algunos de los que acuden a la memoria de forma inmediata.

Superándolos a todos —aunque tampoco por mucho, no creáis— venía a sumarse el pasado viernes a la lista de producciones que gira en torno a esos intrusos en las apacibles vidas de unos sufridos protagonistas, 'El regalo' ('The Gift', 2015), la ópera prima en la dirección de Joel Edgerton que también se encarga aquí de escribir y protagonizar este deliciosamente retorcido relato en el que vuelve a dar muestras de sus camaleónicas dotes interpretativas.

Animal escénico

El Regalo 1

Hablaba el otro día en la entrada de 'Warrior' (id, Gavin O'Connor, 2011) de ese "animal" que era Tom Hardy en el filme —una cualidad que se debía tanto a la arrolladora fuerza de su personaje como a la apariencia que su exagerada musculación le otorgaba— y no hacía suficiente hincapié en que el trabajo de Joel Edgerton mostraba a un actor increíble que, sin manierismos ni exageraciones y haciendo gala de una naturalidad asombrosa, se nos metía en el bolsillo desde la primera escena.

El mismo talante, aunque con un personaje que se sitúa en el opuesto del espectro, es el que cabría apuntar en 'El regalo'. Reservándose para sí el papel del "villano", Edgerton vuelve a conseguir el que el espectador, aún a sabiendas de lo aparentemente cuestionable de su moral y de lo que está haciéndoles a la pareja formada por Jason Bateman y Rebecca Hall —más que correctos ambos—, caiga rendido ante el asombroso carisma y tridimensionalidad que desprende el antiguo compañero de colegio con el que se reencuentra Bateman después de muchos años.

Del fortuito encuentro surge el hilo conductor de una cinta que irá discurriendo por los terrenos habituales de éste tipo de filmes, con el matrimonio aceptando de primeras la forzada amistad que pretende labrar Edgerton para después comenzar a recelar —él más que ella— de sus verdaderas intenciones e ir aumentando las sospechas de que algo siniestro se oculta tras la fachada frágil del hombre que está a punto de volver sus vidas del revés.

'El regalo', espléndida dirección, familiar guión

El Regalo 2

En esa triple tarea de "hombre renacentista" que Edgerton ostenta en su trabajo como director, guionista y actor, el artista triunfa de forma categórica en dos de los tres "palos" que toca para mostrarse algo menos efectivo en lo que a redacción del libreto se refiere. Y no tanto por que el funcionamiento del mismo vea disminuida su efectividad por moverse en un terreno tan acotado como el que permite el "sub-género" sino por lo sospechosamente familiar de los derroteros por los que se termina discurriendo el clímax. (ALERTA SPOILERS)

Y es que, como apunta el titular elegido para la entrada, todo lo que se deriva del tramo final, ese en el que la cinta da un vuelco para el personaje de Jason Bateman y hace que se nos revuelvan "las tripas" tan sólo pensando en lo que Edgerton ha sido capaz de hacer para vengarse, está directamente extraído del que Jaume Balagueró en la dirección y Alberto Marini en el guión nos mostraban hace cinco años en 'Mientras duermes' (id, 2011).

Tan idéntico es el plan urdido por el personaje de Edgerton a lo que Luis Tosar llevaba a cabo en la citada cinta, que no sería nada descabellado pensar que Edgerton haya tenido acceso a la misma y haya llevado a cabo una versión mucho más suavizada, eso sí, de la cargada de mala baba que el cineasta ilerdense ponía en pie a principios de la década. (FIN SPOILERS)

El Regalo 3

Dejando a un lado parecidos y préstamos, y atendiendo de forma exclusiva a lo que de único tiene 'El regalo', hemos de valorar en su justa medida una labor tras las cámaras que nos descubre a un cineasta con bastante potencial y que siempre está atento a sorprender al respetable con soluciones de encuadres y narrativas que por momentos resultan brillantes.

En este último sentido cabría apuntar al final como mejor ejemplo de lo que Edgerton consigue a través del objetivo, y queda claro que, de seguir explorando su faceta como realizador, lo que nos aguarda a los que queramos acercarnos a sus propuestas se moverá a niveles notables y, esperemos, sobresalientes. Sólo el tiempo lo dirá. Por lo pronto, 'El regalo' es un estimulante vehículo al que acercarse durante esta semana de vacaciones si uno quiere huir de la mole que desembarcará el próximo miércoles.

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