Hay películas que trascienden con mucho el medio cinematográfico y se convierten en verdaderos iconos culturales. Algunas veces, aunque el tiempo se encarga de demostrar sus carencias, prevalecen como iconos muy injustamente. Otras, el tiempo demuestra hasta qué punto su validez es universal y atemporal. Creo que la película número doce de David Lean como director, ‘El puente sobre el río Kwai’ (‘The Bridge on the River Kwai’, 1957) pertenece al segundo grupo. Aunque se engloba, de manera tangencial, en el cine bélico, es una de las historias de aventuras, en general, más famosas de la entera historia del cine, y lo es, me parece, no solamente porque su trama es apasionante, sobre todo porque Lean impregnó cada fotograma de su pertinaz personalidad, convirtiendo un material de base quizás anodino en un imborrable relato sobre el patetismo humano.
Lean, que durante muchos lustros sería ninguneado por compañeros de profesión y por cinéfilos (y críticos…) como un cineasta del montón, vendido a grandes producciones comerciales, comienza con ‘El puente sobre el río Kwai’ su ciclo de éxitos y de ambiciosos proyectos, y lo hace con una apología encubierta al ejército británico, que también es una crítica encubierta a ciertos orgullosos y empecinados oficiales ingleses, por supuesto un juicio sobre lo absurdo de la guerra, y finalmente una arrolladora peripecia humana de superación y supervivencia, que pese a las lógicas limitaciones e imposiciones de su tiempo, se conserva hoy día tan plausible, tan imponente, como hace cincuenta y tres años. Una joya cinemática de la que algunos supuestos directores de aventuras deberían aprender un poco, aunque sólo fuera a usar la cámara de un modo más sensato y más cabal, entre otras cosas.
Basada, bastante libremente, en la novela de mismo nombre de Pierre Boulle, el productor Sam Spiegel, uno de esos hombres de tormentosa personalidad pero capaces de grandes cosas en el Hollywood de aquellos tiempos, llamó a Lean después de intentarlo con algunos grandes nombres de la época, y a nadie le sorprenderá leer los nombres de Hawks, Wyler o Ford. Es probable que durante el rodaje, se lamentara de haber llamado al perfeccionista y cabezón de Lean, pero al ver la película terminada las quejas se le ahogarían en la garganta. Fue Lean quien insistió en una revisión casi completa del guión, y todos los implicados están de acuerdo en que para mejor. Claro que ni Michael Wilson ni Carl Foreman pudieron ser acreditados en los títulos por pertenecer a la infame lista negra. El duro rodaje tuvo lugar en su mayor parte en la frondosa Ceilán, y los supervivientes aún recuerdan las tremendas lluvias que sufrieron. Pero lo más complicado, por supuesto, fue la construcción del puente, que llevó mucho más tiempo del inicialmente previsto, y cuya destrucción fue aún más compleja. Pero era el clímax imprescindible de la película, y pese a las grandes dificultades que entrañó, pudo hacerse realidad con un auténtico tren de varias toneladas pasando por encima de él.
Orgullo y caída
El alma de la película es, me parece que no hay ninguna duda, la casi demente batalla que el coronel Nicholson, un oficial británico al mando de tropas prisioneras en un campamento japonés en Tailandia durante la II Guerra Mundial, mantiene con el jefe de dicho campamento, el también coronel Saito. Primero será una contienda verbal (y psicológica) por impedir que los oficiales realicen labores pesadas, tal como especificaba la Convención de Ginebra. Luego por construir, valiéndose sólo de prisioneros británicos, el dichoso puente que los japoneses son incapaces de levantar a tiempo. Nunca sabremos, aunque yo me decanto por lo segundo (pesimista que soy), si Nicholson construye el puente por levantar la moral de sus hombres, o por su ego desorbitado y sus delirios de grandeza. En el fondo, él y Saito son muy parecidos, y aunque se desprecian por pertenecer a bandos distintos, existe un retorcido respeto y comprensión entre ambos.

Y el corazón de la película, si el alma es esa lucha, lo representa la energía vital del oficial norteamericano Shears, que es el único cacho de carne capaz de escapar de ese campamento, y al que convencen para volver y volar el puente. Nicholson fue encarnado por Alec Guinness (que en un principio no quería hacerlo) y Shears por William Holden, ya que el estudio quería una estrella norteamericana, por lo que hubo que efectuar algunos cambios en el guión, que le dieron a Holden la oportunidad de ganar una enorme cantidad de dinero por un sueldo desorbitante más una parte de los beneficios. Ambos grandes actores están impresionantes en sus respectivos roles y arquetipos militares: el orgulloso y flemático Nicholson, y el frívolo y valiente Shears. Desde luego, a Lean no es difícil adivinarle una identificación con Nicholson, tal como luego se sentirá identificado con T.E. Lawrence o con Yuri Zhivago. Seguramente compartía con él su soledad y su testadurez. Pero tanto en el caso de Nicholson, como el de Shears y el propio Saito (interpretado por la antigua estrella del cine mudo Sessue Hayakawa), se trata de contar una derrota moral, física y vital sin paliativos.
Al orgullo y fortaleza de los tres personajes, Lean impone un destino atroz sin el menor aprendizaje, como constatación absoluta de que ni el esfuerzo ni la esperanza obtienen una recompensa. Esa es para mí la razón de la altura estética de esta película. ‘El puente sobre el río Kwai’ es una aventura insuperable, pero también algo más: una descarnada visión del mundo. El carácter inglés, americano o japonés, tienen sus ventajas y Lean les ofrece una dignidad a todos ellos, pero certifica su caída sin piedad. Lo hace con un nervio y un dinamismo en su puesta en escena que, sin ir más lejos, ha sido la mayor influencia en el cine de Steven Spielberg. La formalización de las escenas de acción, los suaves movimientos de cámara en acercamiento a los personajes, el tratamiento del entorno natural de no menos de media docena de películas de Spielberg, existen porque ha visto esta película un buen número de veces. Buena prueba de ello es que ofreció a Lean dirigir ‘El imperio del sol’ (‘Empire of the Sun’, 1987) y realmente da la impresión a veces de que Lean estaba en el rodaje.
Ya queda proverbial afirmar algo sobre la espléndida fotografía de Jack Hildyard, con un glorioso Cinemascope. Lean cuidaba mucho la luz de sus películas, y no sorprenden posteriores logros, que incluso superaban este. También queda proverbial hablar del icónico silbido de la famosa canción ‘Colonel Bogey’, escrita en 1914, y cuya letra no fue incluida debido a la censura. Muchos creen que es una creación para la película del compositor, pero Malcolm Arnold sólo escribió la contramarcha a ese silbido. Por encima de velados patrioterismos, o incluso de una historia ciertamente previsible, predomina la sensación de aventura infinita, sin prejuicios, la que coloca al hombre en un pedestal trágico, un pedestal sobre la nada y lo gris del mundo real. La que convierte al cine en evasión y fantasía definitiva, encantados como estamos de que nos cuenten heroicidades en lugares de una belleza casi sobrenatural.
Legado e importancia de una película formidable
Los siete Oscar de ‘El puente sobre el río Kwai’ (superando como mejor película a ‘Testigo de cargo’ (‘Witness for the Prosecution’, Billy Wilder) o ‘12 hombres sin piedad’ (‘12 Angry Men’, Sidney Lumet), nada más y nada menos), y su fabuloso éxito en todo el mundo, hicieron posible, no hay otra forma de verlo, que cinco años después Lean pudiera estrenar ‘Lawrence de Arabia’ y que pudiera hacerla como le vino en gana, de nuevo con Sam Spiegel como productor. El impacto de ‘El puente sobre el río Kwai’ es enorme en el cine de aventuras posterior, y basta la ya nombrada enorme influencia en el cine de Spielberg para dar buena cuenta de él. Pero es que el sentido de la épica, la pericia técnica y la amplitud de espacios de la mirada de Lean eran algo que podía competir con el Ford más grandioso, y que muy pocos directores, ni siquiera en la actualidad, han podido igualar en el cine-espectáculo.

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Harry Powell
"El puente sobre el Río Kwai" pertenece a ese grupo de films que hay que ver sí o sí alguna vez en la vida. Precisamente gracias a este film(entre muchos otros)empecé de niño a adorar el séptimo arte, mi padre siempre me la ponía diciéndome: Ya no se hacen películas como esta hijo, este film lo tiene todo,aventuras,el drama de la guerra,comedia(si,también),acción y.....algo muy difícil de encontrar en estos tiempos;honor.
Esta gran película y "Los Profesionales" son los films que más veces he visto y que forman parte de mi biblia personal(entre muchísimas otras) y por las que tengo un cariño muy pero que muy especial. Y ahora diré eso que tantas veces se dice y pocas veces es tan certero como en este caso:Obra Maestra.
Saludos.
Atticus
Esto sí es cine señores. O mejor dicho CINE!!!. Porque debe escribirse con mayúsculas.
Tendría unos 13 o 14 años cuando la ví por primera vez, y recuerdo que la primera parte me aburrió un poco (cosas de la edad), pero la segunda, una vez le encomiendan a Holden la misión de volar el puente, me dejó pegado al televisor. Lo que sentí con la secuencia final, apenas lo he vivido con media docena de títulos más. La boca abierta de par en par, y absolutamente noqueado. Así me dejó ésa última escena. Hoy en día después de haberla visto otra media docena de veces, la admiro desde el principio hasta el final. Pero ésa última escena me sigue dejando fuera de juego, absoluta y completamente fuera de juego. Qué locura, qué locura!!!.
El relato antibélico por excelencia, una historia genial y una película mítica, que nadie debe perderse. Esto es cine señores!!!. CINE!!!!!.
pablo.carabajal
Casualmente la vi el pasado fin de semana y la verdad me ha encantado. Es una película donde no hay buenos ni malos, y termina de la manera más fría y patética posible: tanto esfuerzo, tanto miedo, tanta pena... por nada.
Personalmente creo que Nicholson decide armar el puente por una cuestión de orgullo, no personal, sino en nombre del ejército británico. A diferencia de Saito, el nunca se menciona a si mismo como razón para realizar una acción. El prácticamente no es una persona, sino un conjunto de ideas e ideales, casi un manual del buen británico... Llegando al punto de no poder comprender la coherencia (y la voz de la humanidad) personificada por el médico del campo de encierro.
Por Saito tuve sentimientos encontrados, pasando del odio, al respeto y luego a la pena, ya que era capaz de decir las cosas más inteligentes y complejas para desligarse de la culpa por algo, hasta decir que se DEBE construir el puente para que él no tenga que suicidarse.
Creo que la trama principal se dispersó por demasiadas subtramas (como el caso de la presentación y desarrollo del personaje del joven soldado que junto a Shears van a destruir el puente). Sin embargo el resultado final me pareció casi perfecto.
Una película bélica sin escenas de guerra, un drama sin lágrimas, una comedia sin carcajadas (porque hay escenas que tienen el objetivo de quitar alguna sonrisa en el espectador). Una "vieja" maravilla que me alegra poder haber encontrado hoy.
FAbso
Por eso me encanta "Blog de Cine", porque no solo se informa de la actualidad, si no que también constantemente te hacen recordar que existen películas grandiosas e inigualables. GENIO DAVID LEAN.
Buenísimo post Massanet.
mclane10
Quien no ha silbado alguna vez su banda sonora....
pablollero
Para quien vea Pekin Express, esta peli, ya es un símbolo jaja, enorme Manolo. http://www.youtube.com/watch?v=q5ClgBKqDws
Danín
Esto es cine.
paramoreta
De esta película ni Massanet puede causar polémica o hablar mal! ;)
shade2814
No la he visto, pero gracias al post y los comentarios será la primera compra del año. Saludos.
Moutache
Siempre que se habla de esta película me acuerdo de otra que pertenece a esa categoria de atemporales y que también corre en ese limbo extraño entre bélicas/aventuras y es "La Gran Evasión". Peliculones, ni más ni menos.
tgtr666
Obra maestra. Inolvidable secuencia final.
E increiblemente, la siguiente de Lean la superaria. Un autentico maestro del cine.
drvenkman
Pertenece a ese selecto club de películas por la que no pasan los años,de las que te hacen ser un loco por el cine,de las que tendrían que aprender los directores actuales para saber cómo se hace éso de rodar películas,ésas que te dejan momentos imborrables en la memoria,de las que puedes recomendar sin temor a equivocarte,una Obra Maestra como la copa de un pino,señores...
Saludos.
d4nt3
Un clásico de aventuras prodigioso sin más.Entretenimiento inteligente asegurado.Cine de antes,cine de verdad.
C I N E.
Bob
Jeje. Acabo de acordarme de aquella escena de la mítica serie “The wire” en la que Mcnulty le dice a su compañero “me siento como en la escena final de El puente sobre el rio Kwai, ¿qué coño he hecho?” a lo que este contesta “el puente qué?”. Me pregunto si habrá algunos que reaccionen así cuando oigan hablar de esta enorme película, desde luego sería una pena. Sin ninguna duda, una de las tres obras maestras de David Lean (las otras dos no hace falta que diga cuales son) y su actor fetiche, Alec Guinnes, como siempre se sale en el agraciado papel que siempre le da Lean en su mastodóntica producción.
Darius Palas
Que oportuno, precisamente vi esta película hace 15 dias y eché en falta la crítica tras haber leido la de zhivago y la de lawrence de arabia. Tres joyas de un gran director que afortunadamente permanecerán inmortales para la posterioridad
pd. recomendáis alguna mas de Lean? gracias
rikblad
El otro día un artículo sobre el Alan Rickman, hoy uno sobre una de mis películas favoritas...seriamente, voy a tener que hacerle un altar.
"Nunca sabremos, aunque yo me decanto por lo segundo (pesimista que soy), si Nicholson construye el puente por levantar la moral de sus hombres, o por su ego desorbitado y sus delirios de grandeza. En el fondo, él y Saito son muy parecidos, y aunque se desprecian por pertenecer a bandos distintos, existe un retorcido respeto y comprensión entre ambos." Yo me decanto por la segunda opción, o más bien una mezconalanza. Por un lado la opción que uno querría reconocerse a si mismo, y por otro la que subyace. Creo que Saito y Nicholson habrian sido socios y amigos en un mundo real.
Es curioso, que pese a todo el patetismo y demás, esos dos personajes despiertan además de una cierta ternura, una cierta esperanza en las capacidades y grandezas del ser humano que se trasluce a través de sus miserias.
kabe
Hace un par de años pude disfrutar de un ciclo COMPLETO de David Lean (del que además editaron un libro altamente recomendable, podeis buscarlo con las ediciones de la colección "NOSFERATU" de Donosti). Una auténtica gozada la filmografía de Lean, desde su primera hasta su última película.
SPOILER: "y cuya destrucción fue aún más compleja". Ayyy que se te ha escapado decirlo...
joseramonperezm
Cine en mayúsculas. 5*****
Carach
Joya cinemática NO!! cinematográfica, puede.
Rafawar
Madre mía, precisamente esta tarde me apetecía verla y la he revisionado. Cualquier cosa que diga sobre esta película le resta belleza.
¡Qué locura! ¡Qué locura!
neozed
Obra maestra,¿que más se puede decir?
habanidad
Una joya de película que los años (los muchos años) no han podido opacar o ignorar; el deber, la justicia, la guerra, todo queda en solfa en "El Puente..." y nos deja confusos ante ante una situación muy difícil. Un bravo para Massanet que ha sabido recuperar de los archivos una película tan hermosa y como compleja. Los actores insuperables.
greywarden
Que si, que esto es cine de verdad. Por si no quedó claro es C-I-N-E. CINE. Es que uno lo dice y todos los demás lo repiten como si fueran el eco. ¿Y qué es lo que hay ahora? ¿Gominolas? Se llama cine también, hasta donde tengo entendido.
Muy buen artículo, Adrián :)
notarin0
Pues la película consiguió aburrirme. Pa´ gustos los colores.