El dúo profesional formado por Steven Spielberg y Tom Hanks empezó con muy bien con la notable ‘Salvar al Soldado Ryan’ (Saving Private Ryan), fue aún a más con la magnífica ‘Atrápame si puedes’ (Catch Me If You Can) y luego decayó ligeramente con la entretenida ‘La Terminal’. Más de diez años han pasado ya desde esta última y muchos ya empezábamos a perder la esperanza en que volviesen a trabajar juntos cuando se concretó una cuarta colaboración entre ambos en ‘El Puente de los Espías’ (Bridge of Spies).
Fue el viernes 4 de diciembre cuando ‘El Puente de los Espías’ llegó a los cines españoles, y lo hizo contando con el aval de una gran recepción crítica en Estados Unidos y como una de las principales aspirantes de cara a los próximos Oscar, a priori los más competidos de los últimos años. Sin embargo, lo que a nosotros debería importarnos es que se trata de un excelente thriller en el que tanto Spielberg como Hanks siguen estando en plena forma.
’El Puente de los Espías’, una maquina perfectamente engrasada
La primera cosa que me gustaría señalar es que considero un error calificar a ‘El Puente de los Espías’ como una película de un estilo más próximo al cine clásico, algo que podría parecer en sus elementos más superficiales, pero lo cierto es que lo único que verdaderamente encaja dentro de esa descripción es la interpretación de Tom Hanks, y lo hace más por su proximidad con el estilo de algunos actores de entonces –pienso sobre todo, pero no exclusivamente, en James Stewart- que por el contenido de la misma.
De hecho, Hanks tiene una mayor libertad con la que sabe jugar a las mil maravillas, sabiendo ser carismático, dramático o incluso divertido según lo requiera la ocasión. Él sostiene emocionalmente ‘El Puente de los Espías’ gracias a las armas que pone a su disposición el estupendo libreto de Matt Charman y los hermanos Coen, al cual el único reproche que podría hacérsele es que busca tanto el equilibrio entre todos los géneros que toca –y lo logra de una forma impecable- que quizá le falte alcanzar una mayor intensidad para dejar al espectador más escenas que le queden grabadas de forma imborrable.
Esto último probablemente juegue en su contra en varios frentes –los Oscar o los espectadores que verán en ella una cinta solvente pero sin ese plus adicional que la haga realmente grande-, pero es ahí donde conviene destacar la gran madurez desplegada en el trabajo de puesta en escena de Spielberg. No es que su obra se haya caracterizado nunca por descuidar este punto, pero aquí hace gala de un saber estar impresionante, dotando a la acción de una maravillosa fluidez en la que nada es dejado al azar, recalcando además de forma notable los vínculos del pasado con la situación geopolítica actual, creando muy efectivos momentos de tensión y regalándonos una escena para el recuerdo –la del puente-.
Justo es señalar que para Spielberg lleve a cabo una dirección impecable cuenta con un apoyo técnico a la altura. Por encima de todo destaca el trabajo en la fotografía de Janusz Kaminski, ya que es la base para un impresionante acabado visual en el que no se busca la espectacularidad mediante la vía fácil de intentar epatar al espectador con un gran despliegue de efectos visuales. La única pega que se me ocurre es que su clara tendencia a los contrastes en términos de iluminación quizá sea innecesaria en alguna escena en interior, pero no es algo que llegue a restar, por lo que tampoco tengo grandes quejas por ahí.
La gran revelación y la pega que en realidad no lo es
No obstante, la verdadera estrella de ‘El Puente de los Espías’ no es la magnífica interpretación de Hanks y tampoco el intachable trabajo de dirección de Spielberg, sino la extraordinaria actuación de Mark Rylance, ya que logra adueñarse de todas las escenas en las que hace acto de presencia –atención por ejemplo a la de su arresto-, y lo hace optando por una fría precisión que podría haberse vuelto en su contra al restarle cualquier ápice de humanidad, pero Rylance logra impedirlo –ya sólo con sus preguntas sobre si ayudaría una reacción más emocional ante la dura situación a la que se enfrenta- y hacer que realmente nos interese lo que sea de él, quedando completamente de lado el hecho de que sea un espía ruso, es decir, el supuesto enemigo.
En el lado menos conseguido, podría decirse que la descripción de los rusos y los alemanes quizá caiga en ciertos estereotipos y podría haberse trabajado más, pero, por otro lado, también es verdad que en todo momento da la sensación de ser lo que demanda la película para que el rocambolesco plan del protagonista realmente resulte creíble al espectador. Soy consciente de que se trata de un caso real, pero también hay que saber transmitirlo al público y creo que esta era la opción más inteligente para hacerlo.
En definitiva, ‘El Puente de los Espías’ es un excelente thriller que sabe manejar un difícil cóctel de drama, tensión y humor para ofrecernos un magnífico acercamiento a un caso real de la guerra fría sin perder el ojo en su importancia como reflejo tanto de una época como de una forma de lidiar con unos problemas que, en el fondo, aún hoy perduran. Es cierto que le falta ese algo para ser excepcional –aunque supera con mucho al otro vistoso pero fallido gran estreno de esta semana-, pero no por ello hay que hacer de menos a una de las mejores películas de este 2015 que ya en breve llegará a su fin.
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