Resulta de lo más refrescante desconectar del insatisfactorio cine actual y sentarse cómodamente a ver un clásico, preferiblemente en blanco y negro; no porque asocie el buen cine a este formato sino porque, sencillamente, cuando se usa adecuadamente, embellece la película de forma notable. Está tan mal el panorama; ni siquiera las candidatas al Oscar son títulos sobresalientes, pero ya hablaré de eso más adelante. Así que hace poco aproveché una oferta para comprar el DVD de 'El Pueblo de los Malditos' y, en una de esas noches en las que no apetece una película que dure más de una hora y media, volví a ver este ejemplar film dirigido por Wolf Rilla que tenía ya casi olvidado. Casi, porque es imposible olvidar algunas escenas, impactantes antes, ahora y siempre.
'El Pueblo de los Malditos' ('Village of the Damned', 1960) nos sitúa en un tranquilo pueblo donde, de repente, "algo" invisible deja a todo el mundo inconsciente. Cuando, varias horas más tarde, despiertan todos los habitantes, la normalidad parece haber vuelto. Nada parece haber sucedido. Sin embargo, un tiempo después, las mujeres del pueblo descubren que están embarazadas, lo que provoca muchos y lógicos conflictos entre los vecinos. Más adelante, cuando las madres dan a luz, los niños presentan numerosas rarezas y se desarrollan con increíble rapidez. Sus brillantes ojos comienzan a aterrar a todos…
Lo mejor de la película es cómo se consigue transmitir al espectador la tensión y el miedo que se va apoderando de los habitantes del pueblo. Es el tan reconocible miedo a lo desconocido. Algo que no vemos y que, menos mal, no tiene explicación (¿¿un gas alienígena??) duerme a una población entera y provoca el nacimiento de unos niños "mutantes" bastante siniestros. He aquí otro de los grandes aciertos del film de Rilla. Los niños no necesitan de gran maquillaje o de sofisticados efectos especiales para provocar inquietud en quien los mira. Simplemente, su actitud, esa frialdad, acompañada de una apariencia física similar en todos ellos (la ropa también es igual), los hace diferentes. Y esto es lo que da miedo, como digo, lo desconocido, lo que no tiene explicación, lo que no es normal. Estos niños tienen un origen fantástico y no se comportan como niños normales, tienen una gran inteligencia y parece que una conexión mental los une. Y esos ojos brillantes. Pronto, los vecinos descubrirán que es mejor dejarles en paz. Precisamente, hay un diálogo muy bueno en el que se le pregunta a los niños porqué atacan a los adultos y uno de ellos responde de forma tan lógica como incontestable: tienen que defenderse.
Desde luego, 'El Pueblo de los Malditos' toma para su desarrollo dramático la eterna guerra de generaciones; los padres “saben” lo que es mejor para sus hijos, pero éstos tienen sus propias ideas, provocando toda una serie de conflictos alrededor del concepto del amor y el cariño familiar. Igualmente, la película aprovecha que los "malos" son, en el mundo real, seres tremendamente indefensos para darle la vuelta y convertirlos en individuos autosuficientes que tienen en su apariencia un arma de protección. Precisamente, el ser niños les sirve de excusa para desarrollarse sin que les hagan daño, y, posteriormente, para mantener siempre esa duda en los adultos, ¿son realmente enemigos, que quieren nuestra destrucción? La amenaza es tan real como compleja. ¿Y si fueran el paso siguiente de la especie humana? Aquí, como en la estupenda 'X-Men' de Bryan Singer, el temor a ser desplazados por seres humanos más desarrollados es parte de ese rechazo que provoca el ataque hacia los diferentes.
En cuanto al reparto, señalar especialmente la presencia de George Sanders, protagonista principal de la película. El suyo, como es lo correcto, es el personaje sobre el que recae mayor responsabilidad, es el que soporta mayor conflicto, y es quien tiene más contacto con los niños, llegando a ser considerados por éstos casi como un amigo. Cree que hay que ayudarlos y dejar que se desarrollen, hasta que descubre el gran poder que tienen para dominar la mente y provocar la muerte de quien quieran. El ojo por ojo no vale para ellos y automáticamente se convierten, también para el personaje de Sanders, en una amenaza que hay que erradicar. El actor está estupendo, transmitiendo primero tranquilidad, inteligencia, arrogancia incluso al creer que es el único que tiene la razón, para luego verse sobrepasado por los acontecimientos y reflejar en sus ojos la sorpresa y el temor hacia unos seres fríos y terribles. En él está perfectamente plasmada esa progresión, hacia lo oscuro, de la que hablaba.
'El Pueblo de los Malditos' queda, pues, como uno de los mejores ejemplos de cine fantástico y de terror de la Historia del cine. Un cuento de pesadilla donde los pocos recursos se utilizan de forma brillante y donde la tensión va en aumento hasta el magnífico desenlace. Un pequeño gran clásico.
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