En los cines españoles desde el pasado 26 de septiembre, 'El niño con el pijama de rayas' es la adaptación cinematográfica, dirigida por Mark Herman, del libro escrito por John Boyne, todo un fenómeno de ventas. La historia nos traslada a 1942 y nos presenta a Bruno, un chico de 8 años, que debe trasladarse con su familia a un nuevo destino; de Berlín a una zona aislada, debido al ascenso de su padre. Bruno se aburre, solo, sin nadie con quien jugar, por eso, a pesar de la prohibición de sus padres, se escapa a menudo para explorar los alrededores de la casa. En concreto, siente gran curiosidad por lo que cree que es una granja, donde hay un niño como él, que siempre va en... pijama. Bruno encuentra en Shmuel el amigo que buscaba.
Hay un par de curiosas creencias populares en torno a las películas que se basan en libros. Por un lado, se da por hecho que la obra cinematográfica va a ser peor que la literaria; lo que no quita que no se vaya a ver la película, en lugar de leer el libro, como debería ser si se mantiene ese argumento. Pero por otro lado, el hecho de tener una novela como base para la historia que se cuenta da un cierto prestigio o valor a la película, como si eso asegurara que, por lo menos, los personajes y el argumento resultarán interesantes, tendrán fundamento. Y eso, creo, porque se supone que escribir una novela ha requerido mucho tiempo y mucho esfuerzo, por lo que su contenido tendrá fundamento. Una película basada en una obra intelectual que ha requerido tanto debe ser, por consiguiente, mínimamente aceptable.
Sin embargo, quizá por eso de justificar la no lectura de la obra literaria pero sí la visita al cine, al margen de la excusa de la falta de tiempo, se hace una distinción cuando se trata de best-seller. A pesar de lo vendidos que son y de que todos hablan de ellos, es complicado encontrarse con alguien que reconozca que le ha gustado. Parece como si el hecho de haberlo disfrutado fuese un delito social; comprarlo, leerlo y decir que es una obra simplona o aburrida es lo deseable, por supuesto, no vaya uno a quedar fuera del grupo. Me encanta escuchar a la gente cuando tratan de ocultar o justificar un gusto que va en contra de lo común. No se quiere ser consciente de pertenecer a la masa, pero cuando se está fuera, son pocos los que se sienten cómodos. Muy curioso.
Recientemente, tuvimos el caso del 'El Código Da Vinci'. El exitoso libro de Dan Brown se metió en nuestras vidas y fue llevado al cine, con el resultado esperado. Recaudación altísima y, en general, malas críticas. Obtuvo lo mismo que el libro que adaptaba. Personalmente, no pude evitar sucumbir a la fama de la novela ni tampoco sentir una gran curiosidad por la película. La primera la recomiendo como método alternativo para la cura del insomnio, la segunda me pareció un producto entretenido, mejor de lo esperado, una de esas veces en que el cine mejora la obra literaria. Tampoco es para dar saltos de alegría en este caso, desde luego.
Aunque tengo intención de empezarlo (acabarlo ya es otra cuestión), no he leído el libro de John Boyne, así que no puedo decir si la película le hace justicia, si es peor o mejor. Lo que sí puedo decir es que 'El niño con el pijama de rayas' ('The Boy in the Striped Pyjamas', 2008) es una buena película. No grande, no extraordinaria, tampoco entre las diez mejores del año, a pesar de lo flojito que está siendo el actual, pero sí una película bien realizada, con una historia bien contada, unos personajes que parecen reales y una serie de escenas que te mantienen pegado a la butaca, con un nudo en el estómago. Ya sabéis que no desvelo sorpresas ni hechos relevantes en mis críticas, así que no contaré nada que no debáis saber sin haber pasado por el cine. Pero sí os quiero avisar de algo, por si acaso: ver 'El niño con el pijama de rayas' no es una experiencia agradable.
Recuerda mucho a 'La vida es bella', la premiada película de Roberto Benigni, pero también me vino a la cabeza 'El laberinto del Fauno', lo mejor que ha dirigido Guillermo del Toro. Son obvias las similitudes de 'El niño con el pijama de rayas' con ambas (especialmente con la primera), pues las tres están protagonizadas por un niño/a que no vive la terrible realidad de los adultos, sino la suya propia, originada a partir de una existencia solitaria y una imaginación que facilita la comprensión de los hechos que suceden a su alrededor. La guerra en la que los hombres y mujeres están envueltos, por convicción, por inercia o simplemente porque no hay más remedio, se disfraza a la vista de los niños de estas películas, pues no pueden comprender, concebir, la maldad ejercida por esos individuos que son sus padres, sus familiares o sus profesores.
Se puede acusar a 'El niño con el pijama de rayas' de ofrecer una visión simplista y reducida de lo que fue el holocausto. Creo que es un error. Porque, aunque es cierto que se recurre a lo simple y lo obvio en muchas ocasiones, considero que se hace a propósito, para despejar el camino a lo que realmente importa. Esto es, contar una historia desde los ojos de un niño, uno que, como he dicho, asiste sin comprender al mundo que le rodea, sin pertenecer a él. Un niño que intenta dar sentido a todo, buscando en su interior, en lo que sabe y lo que le han enseñado. No puede entender el significado de ese humo, de las alambradas, de los números en los uniformes, por eso lo transforma todo, del modo en que lo haría Guido (Benigni) con su hijo.
Pienso que los errores de la película son otros. En primer lugar, el escaso contenido de una trama que no justifica la hora y media larga que dura la película, hay muchas escenas vacías. Tampoco me parece muy acertado del todo el desenlace, pero imagino que es el mismo que en el libro y, por tanto, inconcebible modificarlo. Por último, si bien Asa Butterfield (Bruno) realiza una trabajo inmejorable, no puedo decir lo mismo de Jack Scanlon (Shmuel). No es que lo haga mal, ojo, pero creo que no está a la altura del otro chico y que le falta "algo" para su situación resultase todo lo dramática y penosa que podría ser. Y ya que estamos con el reparto, destacar también la interpretación de David Thewlis, que logra meterse en la piel, de forma muy convincente, sutil, sin caer en la sobreactuación, de un monstruo humano, un despreciable e inhumano individuo al servicio del régimen nazi.
'El niño con el pijama de rayas' es un duro cuento sobre la inocencia y la barbarie de uno de los episodios más vergonzosos de la Historia del ser humano. Una estupenda película, un título imprescindible en estos momentos de sequía de buen cine en nuestras carteleras. Eso sí, sabiendo que no se puede permanecer indiferente ante las imágenes, que se puede pasar un rato realmente incómodo en la sala, que, posiblemente, la tristeza te acompañe después de finalizar la película, por más tiempo del deseado.