'El juego del amor', el éxito de dar con el tono idóneo

El argumento de la película 'Feast of love' —titulada en España con el poco original, aunque adecuado, 'El juego del amor'— es de los que a mí en un principio me tirarían para atrás: las historias de amor y sufrimiento de varias parejas que tienen algún vínculo común. Me tiraría para atrás salvo que quitásemos la palabra "sufrimientos" y dijésemos que es una comedia. Pero se trata de un drama. Así que en principio todo apunta a ñoñería barata y culebronismo. Si le sumamos una voz de off de un personaje tan bondadoso que parece dios —por algo el actor ya ha interpretado a la divinidad en otras películas— y que va contando de forma obvia lo que sienten los demás, tendría que parecerme mal con seguridad.

Sin embargo, el film de Robert Benton me gustó considerablemente e incluso me emocionó. Y esto se debe al hallazgo de su tono. A pesar de ser un drama, el film no cae en ningún momento en la sensiblería y eso que se encuentra muy cerca debido a los acontecimientos que se suceden en su trama. Se introducen en 'El juego del amor' elementos como el trato desenfadado de las escenas sexuales y los desnudos que lo alejan de la excesiva emotividad y le dan un toque adulto y amargo, o como momentos de humor que lo separan del dramatismo llorón exacerbado.

Los buenos intérpretes no son siempre garantía de que un film tenga calidad, pero en 'El juego del amor' constituyen uno de los pilares fundamentales. Muy bien guiados por su director, la totalidad de los actores consigue que esos sentimientos de los que trata el film se vean como algo absolutamente verdadero y tangible. Por ello la empatía que se transmite a los espectadores es grande y eso es lo que hace que 'Feast of Love' funcione.

Morgan Freeman por supuesto que no puede ser garantía de nada porque sale en todo, pero lo que está claro es que es un inmenso intérprete y aquí logra estar paternal sin ser paternalista y tierno sin ser blando, a pesar de tener un personaje que fácilmente habría hecho que otro actor cayese en esos obvios lugares comunes.

Greg Kinnear, gracias a un personaje de pringado que pasa por constantes análisis con resultado negativo, logra alejarse de esa autocompasión que tan deplorable resulta en los caracteres cinematográficos, en otra interpretación que, como casi siempre en él, merece el aplauso.

De Radha Mitchell ya había dicho que me pareció poco interesante incluso dentro de películas buenas, como 'Melinda y Melinda', de Woody Allen. Y, sin embargo, en 'El juego del amor' es una de las mejores intérpretes de todo el elenco. En el papel de mujer despiadada que llega a tener su momento de debilidad está sublime.

La jovencísima Alexa Davalos es el descubrimiento de esta cinta. La actriz francesa es tan bella que podría parecer más bien una modelo de perfume, pero el personaje sencillo de Chloe y su actuación permiten que nos la creamos tanto que es uno de los caracteres que más identificación obtienen.

Quedaría Selma Blair, esa actriz a la que siempre le toca hacer el trabajo sucio. Su personaje es el que menos presencia tiene en la película, pero no por ello desmerece su labor.

Por lo tanto, concluyo que del guión de Allison Burnett, que se basa en la novela de Charles Baxter, se podría haber cosechado un film mucho menos acertado si lo hubiese realizado por otra persona. Robert Benton ('Kramer contra Kramer', 'Ni un pelo de tonto') demuestra que más importante que lo que cuentes es cómo lo cuentas. Con ingredientes tan tópicos como un padre maltratador, un hijo muerto por drogas, sucesivos adulterios o la soledad y la amistad se podría haber hecho lo de siempre y el cineasta hace algo más.

En Blogdecine | Trailer de 'Feast of Love', con Morgan Freeman

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