Harto ya de tanta basura vista en cine, y aprovechando que la persona que estaba conmigo no la había visto, decidí refugiarme en el visionado de un clásico inmortall. Asi que por tercera vez me dispuse a ver 'El Increíble Hombre Menguante', que basada en el relato de Richard Matheson, y con guión del propio autor, se convirtió en unos de los títulos imprescindibles del fantántisco de todos los tiempos. Ha sido un verdadero placer descubrir que el tiempo no le ha hecho nada de daño a esta película, probablemente la más famosa de cuantas haya dirigido Jack Arnold, director que se especializó en los 50 en cine de terror y ciencia ficción, con películas tan inolvidables como 'La Mujer y el Monstruo', 'Tarántula' o 'It Came From Outer Space'.
¿Acaso hay alguien que no se acuerda de su fascinante argumento? Estando de vacaciones, Scott Carey se expone a una extraña niebla en medio del mar. Pasados unos días empezará a notar que su cuerpo está menguando. Desconcertado y asustado se someterá a un montón de pruebas médicas con la esperanza de encontrar algo que pare su decrecimiento. Mientras tanto Scott tendrá que ir acostumbrándose a su nueva situación.
La pellícula dura tan sólo 78 minutos, y en ese tiempo se condensa de forma prodigiosa toda la historia sin que falte ni sobre nada. Eso es gracias al habilidoso y conciso guión de Richard Matheson, que conoce muy bien el material con el que está trabajando. Nada resulta forzado o apurado a pesar de su corta duración. Los pequeños detalles abundan en una historia que desde el primer momento engancha al espectador con una estupenda presentación de los dos personajes principales: a bordo de un pequeño barco manteniendo una conversación de lo más trivial. A partir de ese momento se suceden una serie de hechos, a cada cual más sorprendente, narrados con suma eficacia hasta desembocar en un clímax final bastante largo en el interior de un sótano, donde la imaginación de Matheson llega hasta límites insospechados.
La puesta en escena de Jack Arnold tampoco es para menos. Apoyado en el extraordinario guión de Matheson, logra quitarle el máximo partido a todas sus propuestas, visualizando sin ningún tipo de complejos todo lo expuesto en la historia. Los efectos visuales son asombrosos, y aún hoy día siguen sin notarse el trucaje, si acaso alguna leve transparencia, pero las transparencias se notan hasta en las películas que se hacen actualmente. Arnold logra secuencias que han pasado a la Historia por derecho propio. Nunca podré borrar de mi mente todo el episodio de la araña, que transcurre en el sótano, donde las cosas más nomales y corrientes se convierten tanto en armas con las que defenderse (un alfiler) u obstáculos imposibles de evitar (unas escaleras).
Además la película no le ofrece al espectador ni una sola concesión, algo insólito para la época, para cualquier época. Y como broche final, una escena que también tengo marcada: SPOILER, los pensamientos de nuestro protagonista mientras acepta el hecho de que nunca volverá a ser como antes, mientras va formando parte del infinito, y mirando al cielo toma conciencia de que existe, FINAL SPOILER. Un final absolutamente maravilloso y totalmente coherente con el resto de la película, en el que se permite además unas gotas de trascendentalismo que no le quedan nada mal.
Una obra maestra por la que no pasa el tiempo, única y grandiosa, como son todas las películas atemporales. Un inútil que trabaja en Hollywoood de nombre Keenen Ivory Wyans, que en su momento creó la saga 'Scary Movie' está preparando el remake de este clásico. Sí, sí, habeis leído bien. ¿Y sabeis quien va a ser su protagonista? Pues muy probablemente Eddie Murphy. Sí, sí, también habeis leído bien.