Cuando os hablé hace ya unos cuantos siglos de la ópera prima de Clint Eastwood 'Escalofrío en la noche' ('Play Misty For Me', 1971) obvié la influencia, no demasiado poderosa pero sí perceptible, del subgénero italiano giallo —recordemos, género que proviene de las exitosas novelas de crímenes de aquellos años y cuya portada era de color amarillo, que precisamente es el significado de la palabra giallo—, de gran éxito en la década de los 70 y buena parte de los 80. Se dice que el género comenzó con 'La muchacha que sabía demasiado' ('La ragazza che sapeva troppo', Mario Bava, 1963) y terminó sus días con 'Tenebre' (id, Dario Argento, 1982). Fue precisamente el director de esta última el máximo representante del género. Argento impactó con su ópera prima 'El pájaro de las plumas de cristal' ('L'uccello dalle piume di cristallo', 1970) sentando definitivamente las bases de lo iniciado por Bava.
'El gato de las nueve colas' ('Il gatto a nove code', 1971) repitió fórmula, éxito y tuvo la suerte de contar con un actor de la talla de Karl Malden para uno de los personajes principales. En ella se encuentran todas las características que hacen del giallo un género tan particular. Aquí no podemos hablar de coherencia narrativa, ni del por qué ocurren las cosas, tampoco quién es el asesino, lo que importa de verdad es la atmósfera y los crímenes en sí. El espectador debe olvidarse de la lógica si quiere disfrutar plenamente de este tipo de films. A veces dicho juego puede llegar a ser disfrutable, pero otras, bastantes, creo que no. Este es uno de esos casos.

La película versa sobre la investigación de una muerte en un metro, que ha resultado ser un asesinato gracias a la vista de un ciego muy peculiar. Ex periodista y con un olfato infalible ayudará a otro colega de profesión en activo, y juntos se verán envueltos en toda una intriga sobre un maníaco que tiene aterrorizada la ciudad. Esquema básico cualquier giallo que se precie, su trama se desarrolla a trompicones sin importar lo más mínimo la lógioca del relato, y centrándose únicamente en unos crímenes a todas luces impactantes, visualmente hablando. En esta ocasión, el impacto viene de filmar las expresiones de horror de las víctimas al ser conscientes de que van a morir. Argento parece pasárselo en grande con planos imposibles en dichas secuencias, dilatando el tiempo y utlizando la banda sonora a su capricho.
Para la música el director volvió a contar con el genial Ennio Morricone, uno de los grandes artistas italianos surgido de aquella época. Indudablemente lo más disfrutable del film, al menos para quien esto firma, al lado de la interpretación de Karl Malden. El músico despliega una gran gama de matices a la hora de describir los distintos instantes y sus personajes. A las típicas notas de suspense para todos los momentos de investigación o acción, hay que sumar esa característica melancolía que Morricone imprime a gran parte de sus bandas sonoras, y que en este caso sirve para dibujar la relación entre Franco Arno (Malden) y su nieta pequeña, personaje en principio superficial y al final de grave peso en la historia.

Al contrario que en otras muchas películas de crímenes, 'El gato de las nueve colas' no hace hincapie en la identidad del asesino, su descubrimiento nos deja indiferentes, pues no se trata de un personaje visto con anterioridad. Dicha decisión deja al descubierto lo artificioso de la propuesta, una historia típica de suspense pero llevada al extremo en muchas de sus situaciones, muchas de ellas metidas a calzador. Si dicha decisión forma parte de los elementos de cualquier giallo, en esta se me antoja demasiado caprichosa, aunque encuentro una estimulante referencia a una de las obras maestras de Robert Siodmak, 'La escalera de caracol' ('The Spiral Staircase', 1945), aquella en la que antes de cometer sus crímenes, vemos un primer plano del ojo del asesino, acechando en la oscuridad.
Hay que reconocer también lo extraña que resulta la pareja protagonista que forman Karl Malden y James Franciscus, uno un prodigio de expresión, el otro más bien limitado. Sin embargo el personaje del segundo resulta simpático, quizá por el excesivo contraste entre ambos actores y sus roles. Al de Franciscus se le añade una ridícula historia de amor que suma algo de cutre erotismo —era la época en la que el cine tiraba del sexo como principal reclamo— a través de las facciones de Catherine Spaak, irrumpiendo sin piedad en la trama, y rompiendo el ritmo restando el posible interés. Un interés que no va más allá de una excelente interpretación y la locura delirante de la historia en sí. Más que en muchos otros giallo.
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andres.arellano.127
Decía el maestro Walter Murch que ver cine es como soñar despierto, queriendo decir con esto que en la vida diaria nosotros vemos el mundo, en términos de cine, como si fuera un plano secuencia de tipo subjetivo. Es decir, que si nosotros fuéramos una cámara que graba todo, no habría saltos espaciales mientras filmamos. Es por eso que parece ilógico, a primera vista, que la primera vez que Griffith pasó de un primer plano a un plano general la gente haya entendido el cambio, dado que en la vida jamás vemos una situación desde varios ángulos sino tan sólo desde uno. Por eso es que parece ilógico el cine y es aún más extraño que lo entendamos, dado que la forma como vemos en el cine, no es como vemos en la vida. Pero ojo, porque no es como vemos en la vida, cuando estamos despiertos o en estado vigilia; pero si es como vemos en la vida cuando estamos dormidos. Es decir, como está filmado el cine, es como vemos en los sueños. Para aquellos que no lo sepan, los humanos no vemos con los ojos, vemos con el cerebro y por lo tanto, en la noche, cuando estamos dormidos y los ojos no funcionan, vemos como se ve en el cine. Por eso es que entendemos este arte y por eso es que ver cine es como ver un sueño estando despiertos. En ese sentido, creo que los filmes de Argento no son más que inmensas genialidades, dado que lo que hacen es hacernos vivir una pesadilla despiertos. De la misma manera que en los sueños saltamos especialmente de un lado a otro, la "historia" que vivimos en él no tiene ningún sentido, pero aún así logra emocionarnos. Eso es lo que logra Argento conmigo en las películas de él (algo similar a lo que me sucede con David Lynch) que me he visto y por eso me parece un genio inmenso del cine.
gustafsson
Umm,le das una de cal y otra de arena,pero el caso es que me ha gustado la crítica y estoy bastante de acuerdo.¬¬
Anny
Argento siempre ha sido más en lo formal que en cuanto a historia. La película no es buena, aunque tiene escenas que son dignas de acentuar.
ylenay
Estoy absolutamente de acuerdo con su crítica Sr. Abuín. Malden y Morricone hacen más llevadera la historia y sobre todo la insoportable actuación de sus protagonistas James Franciscus y Catherine Spaak, que entró en eso del cine por enchufe, sino, no se entiende.
javiergarcia
Antes de nada decir que acabo de descubrir el blog, os seguiré vía email que tiene muy buena pinta.
En cuanto a la película, decir que precisamente las que se caracterizan por "tener poca lógica" no son precisamente mis favoritas. Aún así le daré un voto de confianza y cuando pueda la veré. Ante todo promete ser entretenida.
Seguid así!