Como nos indica mi compañero Pablo en un puntual post de los estrenos de la semana, hoy llega a pantallas españolas ‘El fraude’ (‘Arbitrage’, 2012), protagonizada por Richard Gere y Susan Sarandon, quienes presentaron el film en el Festival de Cine de San Sebastián. Allí se recibió como correcto thriller, pero me temo que no llega ni a eso.
Lo primero que cuestionaría es esa etiqueta de thriller que, obviamente, se cuelga a todo lo que pueda colar como tal, porque hay muy poca gente a la que no le apetezca ver una entrega de este género y más si su cartel lo encabezan estrellas, si se acompaña de una pátina de buena factura y si trata un tema de actualidad. Cuando comienzas a ver ‘El fraude’, te extraña que se dediquen tantos minutos a la vida familiar y adúltera del protagonista, esperando que por fin entre esa cuestión policiaca que te han vendido.
Más tarde te das cuenta de que no estaban perdiendo el tiempo, sino de que todo iba por ahí. En lugar de ser un thriller, descubrimos que se trata de una película más psicológica, sobre la moral, que presenta un conflicto personal al que su protagonista tiene que hacer frente. Esto, más difícil de lograr que una resolución de un caso, Nicholas Jarecki no lo alcanza ni con lo que había escrito en el endeble guion –parece mentira que sea un novelista– ni con la forma en que dirige sus palabras. No hay profundización en los personajes que nos permita entender este dilema y tampoco hay un retrato despiadado para que odiemos al corrupto. La indiferencia se convierte en el sentimiento que más caracterizará el visionado.
Richard Gere, protagonista absoluto que aparece en todas las escenas, sobreactúa y gesticula sin dar un segundo de descanso. Dirigida como un drama, la película trata de dar importancia con un énfasis artificial, basado en la música y en esta interpretación exagerada, a las escenas que por guion no tienen intensidad dramática. Cuando se trata de un drama, me gustan mucho más las interpretaciones contenidas y la elocuencia de los silencios. Tim Roth interpreta exactamente el mismo papel que en ‘Miénteme’ (‘Lie to me’) –serie de la que también sale otra de las actrices: Monica Raymund – y, aunque también está pasado, por lo menos su papel se toma a sí mismo menos en serio.
Los secundarios son tan anodinos como la historia, incluida Susan Sarandon, a la que Jarecki tiene el enorme mérito de despojar de personalidad. El personaje de Laetitia Casta se percibe inaguantable por sus quejas e insistencias y desconfío en que fuese esta la intención del autor. Brit Marling, quien debería haber soportado todo el peso de la parte psicológica del film, ya que es quien se debate ante una encrucijada, permanece impávida y no le come el protagonismo al que hace de su papá.
La crítica social y económica que introduce ‘El fraude’ supone, con creces, su elemento de mayor validez. Saca a la luz el absurdo del funcionamiento de la bolsa y de las transacciones financieras, que se basan en dinero inexistente y que forman un bucle para acabar tapando un hueco con lo que se ha extraído para destaparlo. Una prolongada conversación del personaje de Gere con su hija deja claros todos estos chanchullos y, por mucho que nos indigne como ciudadanos, carece de fuerza como narración ya que cae en el repetido error de contárnoslo con todas las letras en lugar de hacérnoslo ver. En ese sentido, como pelele en el que recaen todos los males, el personaje de Nate Parker compone el elemento con mayor capacidad para hacer sentir del conjunto.
Es, en definitiva, una película para fans de Richard Gere, que lo encontrarán vestido elegantemente y apreciarán que aún conserve todo su pelo sin recurrir a apliques ni otras artificialidades. Quienes busquen un thriller entretenido y lleno de giros, no lo encontrarán ya que, cuando parece que se está comenzando a plantear el argumento, la película llega a su fin y da la impresión de que se ha visto algo insuficiente, un material para rellenar un corto o el primer tramo de un largometraje. Incompleto, insatisfactorio, anodino y poco memorable… podría seguir buscando adjetivos, pero el título ‘El fraude’ nos habla de su film más elocuentemente que todo lo que pueda encontrar.
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