Siguiendo con mi –muy espaciado– especial del cine español que me marcó y que empecé con 'Tierra' de Julio Medem, me gustaría rescatar otra de esas cintas que significaron un antes y un después en mi pasión hacia el cine español. Me refiero a 'El Perro del Hortelano' (Pilar Miró, id. 1996), una adaptación de la comedia teatral escrita por Lope de Vega y que supuso la última película de la directora madrileña antes de su fallecimiento en 1997.
Con tan sólo 9 películas en su filmografía como directora, Pilar Miró, realizadora de televisión y Directora General de Cinematografía hasta 1985 y directora de Radiotelevisión Española hasta 1989, siempre demostró su pasión por el teatro clásico, en especial, por Lope de Vega y su trilogía italiana, de la que también adaptaría –aunque esta vez para la Compañía Nacional de Teatro Clásico– la obra 'El anzuelo de Fenisa'. Quizás por eso y porque siempre hay que volver a los clásicos, Miró decidió adaptar esta comedia de enredo atemporal sobre Diana, la condesa de Belflor y sus endiablados celos.
Llevar los clásicos españoles al cine es algo poco común en nuestro panorama cinematrográfico. Quizá haya una falta de valentía a la hora de considerarlos como productos de masas o se considere que no son lo suficientemente cinematográficos para que los veamos en la gran pantalla. Con 'El Perro del Hortelano', a finales de los 90, Pilar Miró demostró que los clásicos nunca pasan de moda y que, como ocurre con la obra de Lope de Vega, siempre estarán de rabiosa actualidad. En su última película, la directora madrileña no quiso eliminar las huellas teatrales de la obra de Lope y tanto su forma como su contenido forman parte del gran arte del teatro, eso sí, bidimensionalmente.
El Palacio del Marqués de Fronteira y el Palacio de Sintra, ambos en Lisboa, no podían haber sido una mejor elección para rodar esta propuesta donde la teatralidad es la base principal de su puesta en escena, una elección que queda remarcada tanto por su delicioso vestuario como por el uso del verso original escrito por Lope de Vega que los actores recintan sin ningún esfuerzo. Asimismo, aunque funciona como teatro filmado, su convencionalidad no resulta nada arriesgada cuando nos referimos a su forma, si tenemos en cuenta la infinidad de posibilidades que ofrece el cine.
Pero sin duda, lo que logró que la cinta me marcara fue su reparto. Una Emma Suárez en estado de gracia en la piel de la celosa Diana, que ni come ni deja comer al pobre Teodoro, un poderoso y tierno Carmelo Gómez cuya voy parece estar hecha para recitar los versos románticos de Lope de Vega. Junto a ellos unos no menos interesantes Ana Duato, interpretando a Marcela, la primera enamorada de Teodoro y cuando demostraba poder tener una prometedora carrera en cine; y los siempre geniales Fernando Conde, Ángel de Andrés López o Miguel Rellán y hasta una Blanca Portillo casi irreconocible que ya nos dejaba claro que lo suyo era el teatro y se convertiría en una de las grandes actrices –y actores– de teatro de este país.
En definitiva, y a pesar de su cierto estilo caduco en la puesta en escena –robándole la palabra a mi compañero Alberto Abuín–, 'El Perro del Hortelano' es una clara demostración de que los clásicos nunca mueren y que son muy dignos de ser adaptados al cine para que no caigan en el olvido. Al fin y al cabo, para lo bueno y para lo malo, toda la tradición cómica de este país bebe de obras como las de Lope de Vega, y llevarlas al cine es sólo una forma más de acércarlas al gran público.
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