'El camino más largo para llegar a casa' (‘El camí més llarg per tornar a casa’, 2014), primera película como director de Sergi Pérez y segunda cinta que produce el colectivo 'Niu d'Indi' -la primera fue ‘Tots el camís de Déu’ (Gemma Ferraté, 2014) ha tenido un recorrido festivalero bastante envidiable, aunque puede que la mayoría de vosotros no haya escuchado hablar de ella. Y es que la cinta de Pérez entra en ese grupo de películas del cine español, de pequeño presupuesto, interesantísimas pero que, por falta de medios, no llega a ser accesible para todo el mundo.
También es cierto que 'El camino más largo para llegar a casa' no es una película fácil. La propuesta de Pérez es dura, pausada y tirste, su propuesta narrativa y visual, así como su reflexión pueden llegar a incomodar al espectador pero por suerte, el cine no es sólo mero entretenimiento, ¿no?
La pérdida
'El camino más largo para volver a casa' arranca cuando una mañana, Joel encuentra a Elvis, el perro de su mujer, moribundo y deshidratado. Esto le obligará a salir de casa, algo que estaba evitando desde hacía tiempo. Al salir con prisas y cargando al perro, se dejará las llaves dentro de casa y pasará el día intentando desesperadamente volver a su casa, a su refugio, alejado de cualquier relación con el exterior que le haga recordar, revivir o ser verdaderamente consciente de su situación.
Sergi Pérez utiliza un perro moribundo para volver loco a su personaje. Pero no es un perro cualquiera, es el perro de su difunta esposa al que ha dejado desatendido mientras trataba de superar la pérdida, ahogado en alcohol y sin salir de la cama. Ese perro es para Joel lo único que le queda de ella y en su odisea para salvarlo -o intentar deshacerse de él para alejarse del recuerdo de su mujer-, veremos todo el dolor, toda la tristeza.
Aunque suene raro, lo mejor de ‘El camino más largo para volver a casa’ es que no es una película fácil y con esto nos referimos a que es el tipo de película que no cuenta nada explícitamente y deja que el espectador lo averigüe solo. Es una película sobre la pérdida y cómo afrontarla y la cámara sigue a Joel sin perderlo de vista, ve cómo se tambalea, angustiado, cargando el perro moribundo y sin necesidad de hacernos entender todas y cada una de sus decisiones.
Rodada con aparente sencillez, con mucha cámara al hombro y bastante influenciada por la estética del cine indie norteamericano, la puesta en escena es sobria, realista y sin florituras y a la vez tiene algo especial y nostálgico en su imagen. Todo el peso del film cae sobre los hombros de Borja Espinosa, en la piel de ese hombre que haría cualquier cosa por alejarse del dolor, buscando otros estímulos y emociones y hasta otro tipo de dolor. Un retrato conmovedor, de presencia ausente y melancólica.
'El camino más largo para llegar a casa' alcanza unos niveles complejísimos desde el punto de vista emocional y es aquí, en todas sus capas, donde reside su grandeza. Una película pequeña, de bajo presupuesto y premisa sencilla, pero que esconde mucho más de lo que parece.
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