El terrorista Bane (Tom Hardy) tiene un plan para derribar de una vez por todas la ciudad de Gotham y ello incluye su invasión. Entretanto, Bruce Wayne (Christian Bale) permanece recluido en su casa, retirado de su actividad como Batman, mientras la ciudad sale adelante, habiendo reducido notablemente la criminalidad pero teniendo todavía un sistema bastante elevado en desigualdad. En medio de este panorama, Batman deberá volver y plantar cara a este nuevo peligro para la ciudad.
Tercera y última entrega de la versión de Christopher Nolan del personaje de cómics creado por Bob Kane y Bill Finger, también la mejor de las tres, aunque la más inspirada siga siendo su segunda entrega, presidida por la presencia magnética de un genial Heath Ledger. Apoyado en una omnipresente y excesiva banda sonora de Hans Zimmer, un excelente trabajado de montaje de Lee Smith y un prodigioso trabajo de iluminación de Wally Pfister, la película ofrece dosis notables de violencia y destrucción urbana en los que vemos el avance de su director en las set pieces.
El excelente Nathan Crowley vuelve a ser el diseñador de producción a cargo de la función, y con 165 minutos de duración, no esperaba decir tan alto y tan claro que la película es inusualmente trepidante y que los primeros noventa minutos están saturados de un montón de hábiles líneas narrativas bien contadas por Christopher Nolan.
Pese a que imagino al avispado lector riéndose tanto como yo con algunos de los agujeros del guión que firman, otra vez, Jonathan y Christopher Nolan partiendo de una historia original de David S. Goyer y el propio Nolan, debe admitirse que la película domina tanto la set piece (la entrada-secuestro de Bane en el avión o la bellísima destrucción de puentes, anunciada por el hermoso e irónico canto de un infante en un estado de futbol) como los momentos de aventura justamente épica (la salida de Wayne de la cárcel) dando bastante importancia a Batman como símbolo en detrimento de los traumas personales de Bruce Wayne lo que da lugar a una conclusión bastante más inteligente de lo que se ha visto. Cabe destacar la primera pelea entre Batman y Bane es uno de los pocos momentos donde Zimmer se marcha de la película y es una escena seca, brutal, ejemplar de como rodar a este superhéroe.
Es cierto que hay escenas de diálogo excesivamente pensadas para dar servicio a la narración antes que para matizarla; es cierto que yo tampoco sé como diantres Wayne llega a Gotham City si está arruinado y aparece en Oriente, pero, a fin de cuentas, estos peros no maticen mi alto disfrute de la película, debido, casi totalmente, al magnífico personaje de Selina Kyle, una versión muy inteligente de Catwoman, nunca mentada como tal, pensada como mujer hitchockiana, que está tan inspirada que incluso las notas que Zimmer escoge para ella son menos machaconas.
También es de agradecer que Nolan haya creado, al fin, a su primer personaje femenino fuerte, independiente, importante sin que tenga que morir o acompañar al héroe; su Selina Kyle está puntuada por una inesperada y grácil actuación de una rotunda Anne Hathaway, dotada de un encanto que permite que su personaje inspire también pillería, inteligencia y algo de tragedia a partes de iguales.
La otra adición al largo cásting de la película es Joseph Gordon Levitt, que realiza un buen trabajo como John Blake, el honesto policía de Gotham de origen humilde que sirve para enfatizar la idea de que el heroísmo no tiene clase, en este caso, no pertenece a un millonario blanco en un castillo (detalle que Nolan no ha olvidado) sino a cualquiera con ganas de mejorar el mundo, en este caso otro infante de padres ausentes.
Cineasta por el que siento simpatías pese a lo dogmático de su seguidores, en esta tercera incursión en el mazacote de verano, versión tebeo de superhéroes, ha logrado una película inusualmente feliz y altamente efectiva.: el cierre de la película se desvela como un final bastante satisfactorio para Bruce Wayne y deja a Nolan al cargo de una trilogía que será difícil superar en el terreno cinematográfico, siendo la apropiación más clara e interesante que se ha hecho del personaje en cine con oportunas referencias al dispositivo narrativo de ‘El truco final’ (The Prestige, 2006) y con dos bellas historias de amor de fondo.
Por el contrario, Caviaro está decepcionado y Mikel está bien feliz.
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