La decisión tomada por Christopher Nolan de acabar su visión cinematográfica sobre Batman con ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace‘ (‘The dark knight rises’) es bastante inhabitual en Hollywood, donde se lleva más exprimir todo hasta el delirio. Y es que además estamos hablando de tan sólo la tercera parte de una saga que superó los 1.000 millones de dólares recaudados en su segunda entrega, casi el triple de lo logrado por la excelente ‘Batman Begins‘. Además, todo indica que este punto y final a la trilogía de Nolan sobre el personaje creado por Bob Kane será la más taquillera de todas, pero el gran temor de muchos es la posibilidad de que no esté a la altura de ese frenesí que fue ‘El Caballero Oscuro’, pero la respuesta es un poco más complicada que un sí o un no.
Sé que habrá algunos que sólo estén buscando que diga simplemente si es la mejor de la trilogía y olvidarse de cualquier argumento que pueda ver, pero es que en ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ tenemos al mismo tiempo lo mejor y lo peor de la saga ¿En qué se traduce eso? Mejor vayamos por partes, tal y como dijo Jack el destripador.
El trabajo de Christopher Nolan
Nolan sigue potenciando la espectacularidad como forma de captar la atención al público, estando especialmente claro que estamos ante una película pensada para verse en un cine IMAX. Por desgracia, es una tecnología que no está demasiado extendida, seguramente por ser más difícil de justificar el aumento de precio que en el caso del 3D, y la gran mayoría se perderá ese plus de espectáculo visual que Nolan ha añadido a la película. Es obvio que eso está unido a mantener el cambio implantado en la genial ‘El Caballero Oscuro‘ de dejar atrás el uso preferente de los planos cerrados para expresar cierta sensación de claustrofobia o aislamiento sobre lo que aparece en pantalla, pero también es verdad que ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ no requería su uso.
La gran mejora de Nolan en cuanto a puesta en escena es en las escenas de acción, ya que jamás las había ejecutado tan bien como aquí, especialmente en lo referido a la violencia física, donde opta por sostener los planos lo máximo posible para deleite de los fans de este tipo de secuencias. Creo que nadie podría discutir que el primer encuentro entre Batman y Bane es una absoluta maravilla, siendo el perfecto ejemplo de eso que señalo. Por lo demás, Nolan sabe controlar el tempo narrativo y que la película transmita la sensación de emoción casi constante (en algunas escenas hasta se me puso la carne de gallina), incluyendo ciertos momentos que oscilan entre lo previsible y el relleno necesario para la correcta progresión de la historia.
Hay otra gran sorpresas, y es especialmente inesperada, ya que el director de ‘El Truco Final (El Prestigio)‘ se había caracterizado hasta ahora por dominar de forma magistral la ruptura con la narrativa convencional para así implantar varias líneas temporales (o varias capas de sueño como sucedía en ‘Origen’), pero aquí falla estrepitosamente en este apartado. Lo que es aún más incomprensible es que lo hace usando casi en exclusiva el recurso más obvio de todos: Los flashbacks. Nolan los utiliza, por regla general, a modo de recordatorio para tontos o como forma un tanto cutre de crear rupturas en la historia. No me esperaba este fallo de él, del mismo modo que algunas soluciones argumentales (ciertos papeles que encuentra Bane de forma casual) también son impropias de su cine.
Sí que conviene agradecer el hecho de que vaya dejando bastantes pistas sobre lo que está por venir. En algunos casos se traduce en que algunas sorpresas resultan bastante previsibles (o al menos a mí me loa pareció), pero en otras sirve para neutralizar una trama argumental que algunos quizá consideren como engañosa cuando se revele la realidad sobre la misma. Otro detalle de agradecer es la inclusión de humor, ausente en ‘El Caballero Oscuro’, pero del que había varios momentos en ‘Batman Begins’, no tanto por su función como desahogo como por el hecho de que siempre funciona a la perfección. Por su parte, la utilización de la banda sonora de Hans Zimmer es lo más irregular de la función, oscilando entre lo genial (el cántico para el que se pidió participar a todo aquel que quisiera intentarlo) y lo excesivamente saturante.
Sobre el guión he leído varias teorías un tanto disparatadas, llevándose la palma la que cree que ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ es una conspiración de Barack Obama para desprestigiar a su rival republicano en las próximas elecciones y así perpetuarse en el poder. Sin embargo, sí que he notado que se quiere dar mucha importancia a la posible lectura sociopolítica de la película, mencionando cosas como que se trata de una cinta con un mensaje fascista. Lo cierto es que alguna muestra de fascismo sí que hay en el metraje (pero ni de lejos una apología del mismo), del mismo modo que otros referentes (el propio Nolan reconoció su inspiración en ‘Historia de dos ciudades‘ de Dickens) pueden divisarse, pero lo realmente claro es que se desquita parcialmente por haber confiado tanto en la buena voluntad de la gente en la polémica secuencia de los barcos de ‘El Caballero Oscuro’. Aquí nos muestra a la sociedad en su conjunto como un grupo de cobardes incapaces de alzarse contra sus opresores, ya que confían en que un déspota violento cumpla con la palabra dada. De hecho, ha de personalizar la posibilidad de salvación en determinados personajes, ya que las personas como un todo somos incapaces de hacer nada para acabar con la injusticia en la épica, espectacular y emocionante batalla campal final.
Un aspecto especialmente interesante es que el guión diferencia más que nunca entre Bruce Wayne y Batman. Sé que puede sonar raro, pero ambos siempre habían seguido caminos similares, pero eso cambia en ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’: Batman es más que nunca una versión mejorada de James Bond (algo en lo que se incidió más ligeramente en ‘Batman Begins’ y que Nolan desarrolló con más ahínco en cierta secuencia de ‘Origen‘), contando con su propio inventor de gadgets, algo que alcanza cotas exageras con su nuevo vehículo aéreo. También es de agradecer que se socialice el uso de dichos artefactos, consiguiendo así que los villanos secundarios también se asemejen a los de la franquicia protagonizada por el agente 007.
Sin embargo, la grandiosidad de Batman se opone de forma brutal a las limitaciones de Bruce Wayne, el cual atraviesa por un evidente declive físico y un desgaste mental de cuidado. Y es que ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ es la historia de la redención del justiciero urbano más querido de la historia, función que ya no sólo es Batman el que ha de conseguirla, puesto que la inacción de Wayne ha permitido la degradación interna de la sociedad de Gotham, cuya apariencia de regeneración esconde una nueva injusticia que es la que explota Bane para ponerlo todo patas arriba. Bruce Wayne ha de redimirse a través de James Batman o Batman Bond (lo que prefiráis), pero sin descuidar lo que puede hacer como simple humano.
El fin de Batman
Ya he comentado en varias ocasiones que el final perfecto para la trilogía era cargarse a Batman, validando eso cualquier comentario gratuito que pudiera oír diciendo cosas como ‘Nolan es el puto amo’ (ya no tanto con otros como los que parecen tenerlo casi como el único Dios verdadero). Y todo eso encaja perfectamente con la tesis de la película de no haber dado aún todo a los ciudadanos de Gotham, la búsqueda de redención de Bruce Wayne y los terribles temores de Alfred sobre el hecho de que sólo encontrará la paz dejándose por el camino.
No sé si lo leeríais, pero hace un tiempo vine a hacer un argumentación similar en el caso del televisivo Jack Bauer (el protagonista de la estupenda ‘24’) al hecho de que Nolan amplié los límites del concepto del viaje del héroe con esta trilogía: ‘Batman Begins’ se centraba en la creación del héroe, mientras que en ‘El Caballero Oscuro’ salía airoso del reto más difícil posible, aunque fue a costa de traicionar las reglas que había jurado cumplir. Ahora es la hora de la decadencia, de darlo todo y que sea lo que Dios quiera. En el caso de ‘24’ acabé bastante decepcionado con la resolución, pero con ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ acabé bastante contento por mucho que me sobrara un pequeño detalle en el que Nolan reincide en su patología de excederse en las explicaciones que ha desarrollado en sus últimos trabajos.
La clave está en que Nolan sigue siendo alguien que, por lo general, reniega de los giros de guión que no estén sustentados en lo que hemos visto hasta entonces, y en este desenlace tan polémico no sólo da pistas (quizá demasiadas) a lo largo de ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’, sino que incluso podríamos hablar de su notable parentesco con otra cinta suya a la hora de abordar una constante en su cine. Y también que aprendió algo, aunque seguramente fuese un error tomarlo como válido, de lo que sucedió entonces.
El reparto de ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’
Creo que ya nadie discute el gran trabajo de Christian Bale dando vida a Bruce Wayne/Batman, pero lo cierto es que en esta ocasión tiene otro reto teniendo en cuenta lo ya comentado de que ambos están más diferenciados que nunca: Bruce Wayne haciendo lo posible por agarrarse a la poca humanidad que le queda y Batman en plan kamikaze para salvar Gotham a cualquier precio, y Bale ejecuta ambos a la perfección (aquí se nota más que nunca que en su yo humano hay más ligereza y/o cercanía a la hora de abordar cualquier cuestión). Es obvio que ambos caminos confluyen en varias ocasiones, pero eso es algo a lo que el protagonista de ‘American Psycho’ se amolda sin problemas, ya que ha conseguido la total inmersión en el personaje. Bravo por él.
No obstante, la gran clave de todo era si Bane iba a ser un villano a la altura o íbamos a salir todos diciendo que “está bien pero no es Joker”, y mi veredicto personal es que yo no eché nunca de menos al personaje interpretado por Heath Ledger. Se da la coincidencia de que vi ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ el mismo día que revisioné ‘Origen’, por lo que la tremenda transformación física de Tom Hardy me resultó aún más evidente. Lo cierto es que sólo con verlo en pantalla te dan ganas de salir corriendo en dirección contrario antes de que te mate sin dificultad usando únicamente sus manos.
Bane acojona, hasta aquí todo bien. De hecho, durante algo más de una hora se hace un uso magistral del personaje, desde el prólogo que recuerda a la presentación del Joker en ‘El Caballero Oscuro’ (contundente, espectacular y los dos esconden su rostro a modo de sorpresa en ambos), pasando por su brutal primer enfrentamiento (uno llega a retorcerse de dolor en determinado momento) y acabando por el momento en el que toma el control de Gotham, llegando a permitirse un muy acertado momento de comicidad macabra. El problema es que luego se presencia se diluye en pantalla, y sus secuaces no llegan, ni de lejos a transmitir la misma sensación de peligro. Además, la forma de dar cierre a la historia de su personaje es, como mínimo, muy decepcionante por mucho que esté en sintonía con lo que Nolan había hecho con los villanos de sus dos predecesoras. Eso sí, la actuación de Tom Hardy es extraordinaria, la pega es que la película desaprovecha parcialmente el potencial de Bane.
Los otros tres rostros nuevos que merecen un momento de atención (hay otros secundarios bastante reconocibles, pero con un peso muy menor en la trama), siendo bastante curioso que uno de ellos esté entre lo mejor de la función, otro sea una sorpresa más que grata y el último quizá sea lo peor con mucho de ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’: El primero es un Joseph Gordon-Levitt muy convincente como un policía que representa la honradez que Batman y el comisario Gordon dejaron atrás al final de la segunda entrega. Es también el personaje con una evolución mejor llevada y el que deja con una sensación de arco argumental bien conseguido. La segunda es Anne Hathaway como Selina Kyle/Catwoman (aunque en ningún se alude a ella con ese nombre), ya que compone un personaje seductor y atrayente, alejándolo completamente de la versión de Michelle Pfeiffer de ‘Batman Vuelve’, pero con mucho acierto. La única pega es que el giro final del personaje resulta un poco forzado. Sin embargo, una de las grandes lacras de la película es el personaje de Marion Cotillard, ya que nunca cuaja en el relato y la progresión del mismo oscila entre lo lánguido y lo previsible. Ella hace lo que puede con el material con el que cuenta, pero está lejos de poder salvar la papeleta.
Entre los rostros reincidentes destacan especialmente las apariciones de Michael Caine como Alfred, del cual vemos su lado más cariñoso y humano. Es cierto que quizá haya cierta sobrecarga de dramatismo, pero Caine lo borda hasta tal punto que eso jamás resulta una molestia. Por su parte, Gary Oldman gana enteros como el comisario Gordon, ya que en la primera entrega era un pringadillo al que Batman aceptaba como aliado y en la segunda ganaba enteros pero siguiendo en segundo plano, pero aquí vemos mejor que nunca sus debilidades y fortalezas, ya que Batman requiere toda la ayuda posible. Por último, Morgan Freeman vuelve a tirar de saber estar y cierto carisma para que su Lucius Fox sea el particular Q del justiciero protagonista. Hay también ciertas reapariciones, una de ellas especialmente acertada como curioso representante de la justicia, pero mejor no concretar cuáles son.
En definitiva, ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace’ es una película estupenda que seguramente contiene los momentos más emocionantes de la trilogía. De hecho, en su primera mitad roza lo magistral, pero luego llegan los problemas (más que en ninguna de sus predecesoras) y al final acaba con la sensación de que estamos ante la cinta más desigual de las tres, donde Nolan echa el resto a la hora de intentar cruzar los logros de ‘Batman Begins’ y ‘El Caballero Oscuro’ pero sin lograr que esta fusión de elementos cuaje con toda la brillantez esperada. Lo que queda es una leve decepción y seguramente la peor película de las tres, pero aún así de un nivel altísimo fuera del alcance de la mayoría de directores actuales.
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