Han pasado ya más de nueve meses desde que mi compañera Lucía tuvo la ocasión de ver 'El amor es más fuerte que las bombas' (‘Louder than Bombs’) en el pasado Festival de Cannes y no será hasta este próximo viernes 4 de marzo cuando llegue a los cines españoles. Cuesta entender estos retrasos, pero lo cierto es que podremos verla antes incluso que en Estados Unidos, donde no se estrenará hasta el próximo 8 de abril.
‘El amor es más fuerte que las bombas’ contaba con el atractivo adicional de ser el primer largometraje rodado en inglés por Joachim Trier, lo cual le ha permitido disponer de un llamativo reparto en el que sobresalen nombres como Jesse Eisenberg, Gabriel Byrne o Isabelle Huppert. Todo ello para contarnos una reflexión sobre cómo se lidia con la pérdida de un ser querido que nunca llega a despegar y deja al espectador con mal sabor de boca.
Más de lo mismo
Normalmente son las propuestas de corte más comercial las que reciben más quejas por limitarse a ser más de lo mismo, pero es un pecado que puede cometer cualquier tipo de película y en el que acaba cayendo ‘Más fuerte que las bombas’. Además, lo hace de una forma especialmente molesta, pues es una obra con aspiraciones que busca hacer pensar al espectador, pero lo hace sin crear material interesante para ello.
Como era de esperar, Trier apuesta por un enfoque intimista en el que lo más habitual resulta que las escenas giren alrededor de las reflexiones de un único personaje, para lo cual echa mano de forma habitual de la voz en off, o de solamente dos, donde los problemas de comunicación son una constante. ¿Qué es lo que falla? Pues que la propia apatía de los personajes acaba contagiándose al relato en sí mismo y por momentos acaba siendo hasta cansina.
Todo ello es también consecuencia del pobre trabajo realizado tanto por el guion de Trier y Eskil Vogt como la puesta en escena del primero para conseguir establecer una conexión entre el sufrimiento de sus protagonistas y las emociones de los espectadores. Ahí es cierto que hay que concederle que nunca cae en la pornografía sentimental y que opta por una sutileza bastante medida, pero esto resulta irrelevante si es incapaz de dotar al relato de la fuerza necesaria.
Esa anemia emocional choca de lleno con su marcada ambición y refuerza esa sensación de estar viendo lo que ya nos han contado infinidad de películas, con el agravante de que no pocas de ellas lo han hecho mejor. Aquí es cierto que se perciben los intentos de Trier para diferenciarse -el uso reducido de la música, la preponderancia de los planos cerrados, etc.-, pero su búsqueda de un mayor naturalismo se vuelve en su contra.
La depresión según ’El amor es más fuerte que las bombas’
El hecho de apostar por un tono que resalte la el bajón anímico de los protagonistas provoca que ‘El amor es más fuerte que las bombas’ acabe resultando una película deprimente sin el necesario añadido de resultar apasionante. Por ello, a mí me importó muy poco el sufrimiento de los personajes y solamente el esfuerzo del reparto logra ciertos chispazos de lucidez aquí y allá en los que realmente llegas a sentir cierta empatía hacia ellos.
Por desgracia, la propia película limita las posibilidades de los actores de hacernos sentir algo, y mira que Trier les da no pocos momentos para que tengan que transmitir su estado a través del lenguaje no verbal. El problema es que para que esas escenas puedan tener la intensidad requerida antes había que realizar un importante esfuerzo creando un escenario emocional atractivo y es ahí donde Trier fracasa y opta por una falsa profundidad que hasta acaba resultando un poco pedante.
Me queda la duda de si la intención de Trier ha sido más reflejar la depresión vista desde fuera, donde cuesta entender y a veces resulta hasta frustrante no poder hacer nada para ayudar a tu ser querido a salir de la misma -si es así casi podríamos hablar de un éxito, aunque partiendo de una base muy poco estimulante-, o sino ha sabido cómo conseguir dotar de la energía necesaria a ese vacío emocional cuya evolución encima acaba resultando de lo más previsible.
En definitiva, ‘El amor es más fuerte que las bombas’ carece de la fuerza que tiene su título y no sabe cómo ofrecer una obra a la altura de su quizá excesiva ambición. Es repetitiva en lo que cuenta, apática en su forma de hacerlo y se contagia de los problemas de comunicación que tienen sus personajes. El reparto algo ayuda para que no sea un desastre, pero no impide que en el mejor de los casos podamos hablar de ella como una propuesta fallida.
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