'Ejecutiva en apuros', una pija en el pueblo

'Ejecutiva en apuros', una pija en el pueblo
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Esta comedia dirigida por Jonas Elmer, un realizador danés casi desconocido, explota el tópico del habitante refinado de ciudad que se encuentra (y choca en principio) con la idiosincrasia de una población de provincias, del interior, donde la vida tiene un ritmo distinto. Hace poco nos llegó la francesa 'Bienvenidos al Norte', que es el último ejemplo de este tópico.

En 'Ejecutiva en apuros' se aporta una nueva visión, made in Hollywood, y con una protagonista que saca a relucir toda su capacidad cómica, como es Reneé Zellweger, en un producto demasiado predecible, pero que al menos ofrece sinceridad, optimismo y da lo que se espera de ella.

Zellweger recupera el gag cómico que la convirtió en estrella, con sus clásicos tropiezos, sus meteduras de pata y sus habituales mohines. Se mete en el papel de una ejecutiva de Miami, refinada, ambiciosa, de tacón alto y modales exquisitos que, buscando un ascenso en la empresa, accede a ser trasladada a una planta que necesita una reconversión, en una pequeña población de Minessota. A ella le parece una tarea sencilla, pero desde su aterrizaje, las cosas no son tan simples.

Al llegar se topa con las costumbres, la forma de ver la vida, el ritmo y la peculiaridad de sus habitantes, con los que choca de frente. De la soleadas tierras de Florida a las frías nieves de Minessota. Así de opuesto es el paisaje y la climatología, tanto como la diferencia cultural. Y poco más da el guión de sí. Extrae algunas escenas que explotan esta idea y en la que Zellweger se echa la película sobre sus hombros, aunque a pesar de su esfuerzo y su correcta interpretación, no es suficiente para esbozar mínimas sonrisas.

'Ejecutiva en apuros' posee un humor demasiado fácil, incluso blando sin demasiada ironía, pero al menos no pierde el ritmo en su primera parte. Y se torna mucho más floja, predecible y ñoña cuando el tinte rosa del romanticismo aflora. Y lo hace sin demasiada convicción. Tanto porque el guión no sabe desarrollar una historia de amor medianamente interesante entre la ejecutiva y el rudo camionero y líder sindical, como porque la química entre Reneé Zellweger y Harry Connick Jr. es inexistente. Y tampoco es que éste ofrezca una alternativa a la altura de aquélla.

ejecutiva en apuros 1

La película es un vehículo para el lucimiento de Zellweger, aunque no termina de elevar el tono cómico hasta donde podría y se queda en lo superficial. La actriz se mueve en su registro favorito, en el del slapstick, aunque el guión no le ofrezca demasiadas posibilidades en este sentido. Sin embargo, ella muestra lo mejor de la película, cuando ésta se aleja del lado romántico, que resulta, con mucho, lo más flojo del conjunto. Una historia de amor cogida con pinzas, metida con calzador que debería servir para acercar el corazón de la protagonista a la positiva y peculiar localidad, pero que se queda en mera anécdota. Pésimamente contada, el romance queda muy por debajo de lo habitual en este tipo de comedias.

Al menos, del resto del reparto, cabría destacar por su brillante interpretación y su aportación a J.K. Simmons, así como a Siobhan Fallon, una actriz inmensa en la comedia, gran secundaria y que interpreta a la secretaria y ayudante de la jefa, esa ejecutiva refinada a la que se gana de lleno con su bondad y su "receta especial".

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Mi puntuación:

2
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