Se ha estrenado de tapadillo en Disney+ la serie ‘La otra chica negra’ (The Other Black Girl), una nueva producción de Hulu basada en la novela homónima de 2021 de Zakiya Dalila Harris, que se centra en espacios laborales que esconden algo extraño, con un componente racial y feminista, en forma de comedia satírica que a menudo resulta más inquietante y misteriosa que propiamente divertida, un poco en la misma línea que ‘El Consultor’ de Amazon Prime video.
En los últimos años no son extrañas las películas o series que transcurren dentro de oficinas que ocultan secretos que los empleados ignoran, moviéndose entre el thriller psicológico, el comentario social o la ciencia ficción. Dos de los casos más recientes son ‘Separación’ de Apple Tv y ‘Corner Office’, en las que angustia existencial de sus protagonistas les asfixia en un entorno monocromático y aburrido, sin embargo, esta nueva serie no encaja exactamente en esa variación kafkiana del paisaje corporativo.
Por el contrario, su trama se centra en la asistente editorial Nella Rogers (Sinclair Daniel), quien tiene grandes esperanzas de avanzar en su carrera en la prestigiosa editorial Wagner Books, pero está cansada de ser la única mujer negra en la oficina, de microagresiones diarias, y sentir que la infravaloran, por lo que se emociona cuando su jefa contrata como nueva asistente editorial a Hazel-May McCall (Ashleigh Murray), otra chica afroamericana elegante, culta y segura de sí misma.
Nella espera compartir vivencias con su nueva compañera, ya que ambas trabajan dentro de un entorno mayoritariamente blanco, pero pronto le queda claro que hay algo siniestro en la nueva incorporación, que resulta no ser lo que parece. Pronto Hazel asciende mientras ella no deja de sufrir una serie de reveses importantes que no sabe si atribuir a mala suerte o a una trama de la que no está siendo consciente. ‘La otra chica negra’ captura con precisión el estrés de laboral para personas de raza en una industria principalmente blanca porque la base es bastante autobiográfica.
La influencia de Jordan Peele en el género
Las desventuras de Nella se basan en piezas y recuerdos de los tres años de la autora de la novela en el departamento editorial de Knopf Doubleday, logrando que su tono de crónica suave conjugue de manera orgánica con los elementos fantásticos de la historia. A lo largo de diez episodios de menos de media hora, la serie salta desde la década de los 80 a la actualidad, se establecen paralelismos y contrastes entre el pasado y el presente relacionados con la raza, clase social y género que juegan un papel dinámico en la narrativa.
No hay que dar muchas vueltas para adivinar que Nella se verá envuelta en un complot que tiene a las mujeres negras en el objetivo, llevando toda su metáfora social al terreno de la ciencia ficción, el terror y tantos elementos de género pertinentes para reflejar desigualdades raciales de la sociedad que sigue el camino de ‘Déjame Salir’ y ‘Nosotros’ de Jordan Peele. El tema de los doopelgangers, nuevas formas de esclavitud silenciosa, el control durmiente y la autocrítica a la comunidad “integrada” para llamar a despertar.
Todos los temas de la obra de Peele siguen encontrando nuevas variaciones y permutaciones que, con mayor o menor fortuna, tratan temas muy similares y que conforman casi una colección de vivencias que definen la experiencia afroamericana en Norteamérica. ‘La otra chica negra’ alerta sobre cómo la sociedad blanca trata de hacer menos “amenazantes” a las mujeres de raza, haciendo un divertido uso de la sustancia que se usa para “domar” el cabello y una nueva sátira a la importancia del peinado en el entorno laboral tras ‘Bad Hair’.
Horror noire y entornos laborales
La película de Justin Siemen es uno de los mejores ejemplos de estas variaciones de la obra de Peele, de las que la serie también bebe. No por casualidad la directora de varios episodios es Mariama Diallo, autora de ‘Master’, que recoge experiencias no muy diferentes en un entorno laboral universitario. También conectada por su raíz de la sátira laboral, ‘Perdona que te moleste’ afrontaba ideas como la castración de la “voz de negro” para las consultas telefónicas y la explotación de las clases bajas de guetos para sostener grandes empresas. La secuela de 'Candyman' hacía algo similar con el mundo del arte y la gentrificación.
Este mismo año ha aparecido otra aventura de terror y ciencia ficción en Netflix, ‘el clon de Tyrone’, que también cubre temas muy parecidos a ‘La otra chica negra’. El problema con esta serie, a pesar de que resultará familiar para las personas de color que acceden a espacios de blancos, trabajando el doble para tener oportunidades, es que en su forma no acaba de encontrar su propio tono y se hace repetitiva en sus idas y venidas. Nada de lo que ocurre parece tener una importancia definitiva, y siempre hay una vuelta de tuerca que parece reestablecer de alguna manera el status quo.
Hay momentos inquietantes y el final y concepto general es muy escalofriante, aunque muchas veces la serie no sabe jugar con el tono con el estilo de otros cineastas como Boots Riley, a pesar de un buen trabajo de Sinclair Daniel y sus sutiles caras de estupefacción. Con todo, la serie es un buen ejemplo de cómo el horror noire y el afrosurrealismo se ha incorporado como un subgénero válido que va cogiendo su propio lenguaje y forma, y lo más interesante es cómo revaloriza la importancia de la obra de Peele como catalizador cultural importantísimo en menos de una década.
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