Poniéndome al día a comienzos del año con algunas series bien reseñadas del año pasado a las que no llegué a tiempo me quedé completamente impresionado con 'Exterior noche', la miniserie italiana centrada en el secuestro del presidente Aldo Moro. Su enfoque concienzudo y meticuloso en su manera de explorar todas las áreas involucradas en este suceso resultaba refrescante al mismo tiempo que me resultaba irrealizable en contextos como el audiovisual español.
Siendo justos, igual en otras industrias también resultaría difícil de comprar una propuesta así. Mismamente en Inglaterra, principalmente por esa combinación de esperpento y desolación que transmite continuamente la política británica, que no invita a que funcione otro enfoque que lo tragicómico hasta en instantes muy truculentos. Lo demostró 'Un escándalo muy inglés' y lo podemos ver en parte con la sorprendente 'Stonehouse'.
Mejor muerto que perseguido
Estrenada recientemente por Filmin, esta miniserie británica viene protagonizada por Matthew Macfadyen, una de las estrellas del glorioso reparto de 'Succession' haciendo del patético pero astuto trepa Tom. Parte de esa interpretación se traslada a su recreación del político real John Stonehouse, un parlamentario que protagonizó uno de esos escándalos políticos increíbles que hacen completamente necesaria la advertencia de que esto está basado en hechos reales.
Stonehouse fue diputado laborista por la circunscripción de Walsall North, que pasó de director general de correos a ser una de las grandes promesas de los progresistas durante el mandato de Harold Wilson. No obstante, se metió él solo en problemas tanto maritales, con una aventura con una amante, como financieros, involucrándose en un tejemaneje donde esperaba formar parte importante en el espionaje.
La serie comienza con este tono, marcado por el guion y por la música, que parece evocar una cinta de James Bond, pero convertida en una farsa. Resulta apropiada para un personaje que se empeñaba en ir construyendo castillos de naipes en el aire esperando que no se desmontasen. Cuando parece que todo se va a venir abajo, su mejor solución es fingir su muerte y tomar una identidad falsa para empezar una nueva vida en Australia.
'Stonehouse': un Macfadyen brillante para una historia increíble
De nuevo, es necesaria la cartela del basado en hechos reales para poder sentir un mínimo de verosimilitud en esta historia. La dirección de Jon S. Baird mantiene todo el rato la cuerda tensa entre la comedia patética y la tragedia, sirviendo de maravilla a una historia que no quieres dejar de seguir. Ayuda, claro, que estamos ante tres episodios que sumar poco más de dos horas y media en total.
Es difícil no ver 'Un escándalo muy inglés', una de las miniseries británicas esenciales de los últimos años, como un referente para contar la historia de 'Stonehouse'. No alcanza cotas tan brillantes, porque no tiene el truculento guion de Russell T. Davies chocando con la elegante pero ligera dirección de Stephen Frears, pero sin duda hereda bien las claves principales (más que otra miniserie reciente con nombre muy parecido), haciéndola la secuela que estábamos esperando y una miniserie a tener en cuenta para este año.
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