Resulta curioso que ‘Duplicity’, cuyos protagonistas son unos auténticos mentirosos, y cuya trama está llena de engaños y trampas, sea una película tan honesta y clara. No hay más que ver el tráiler para darse cuenta de que estamos ante un producto ameno y ligero, que sólo busca entretener, que no tiene más pretensión que la de hacer pasar un rato agradable al público que se acerque al cine. En ese sentido, me parece que la película cumple y que es un estupendo plan (nunca mejor dicho, porque esto va de un superplan) para una de esas tardes en que somos menos exigentes. Como sabéis, desde el pasado día 18 es uno de los títulos de nuestra cartelera.
Ya lo comentaba en aquel post donde veíamos el tráiler y el cartel, aquí hay cinco nombres propios que, juntos, hacen de ‘Duplicity’ un plato muy apetecible. Ellos son el director Tony Gilroy (su anterior trabajo fue la aclamada ‘Michael Clayton’, que a mí particularmente no me entusiasmó en absoluto) y los actores Clive Owen, Julia Roberts, Paul Giamatti y Tom Wilkinson, ingredientes muy atractivos que afortunadamente resultan bien mezclados en esta ocasión, aunque debo añadir que los dos últimos no tienen toda la presencia en pantalla que sería deseable, quedando sus personajes en poca cosa.
‘Duplicity’ podría catalogarse de comedia romántica de suspense, para englobar los tres géneros que se dan la mano en este eficaz producto. La historia está protagonizada por dos espías que se enamoran tras un encuentro aparentemente fortuito; él es británico y trabajaba para el MI6, ella es norteamericana y trabajaba para la CIA. Ahora son empleados de dos corporaciones empresariales rivales, lideradas por dos hombres que se odian a muerte. Uno de ellos tiene una junta de accionistas en poco tiempo, y teme que el otro le tenga preparada una zancadilla.
Pronto descubrimos que Claire Stenwick (Roberts) también trabaja realmente para la misma firma que Ray Koval (Owen), y que es un “topo”, una infiltrada, en la otra. A través de ella se descubren los planes del máximo mandatario rival, esa zancadilla que efectivamente se estaba preparando. Según parece, la empresa de Howard Tully (un sobrio Wilkinson) ha dado con un producto que va a revolucionar la industria, acabando con toda competencia. De este modo, el objetivo del empleador de los protagonistas, Dick Garsik (un Giamatti de dibujos animados), será dar con la fórmula del mágico producto, antes de que oficialmente se lance al mercado, robarla y poder presentarla como suya en la próxima junta.
Pero ellos, Claire y Ray, tienen otra idea. Una que han ido preparando desde hace tiempo, en diferentes encuentros que se fueron produciendo cada vez que tenían un pequeño descanso en sus respectivos trabajos. A través de varios flashbacks, Gilroy nos irá desvelando, poco a poco, ese rebuscado y sofisticado plan para robar la fórmula secreta que les haría millonarios, permitiéndoles llevar la gran vida que tanto desean (que tanto desearíamos todos), descanso durante el resto de sus vidas.
Si bien al principio descoloca un poco, la estructura de ‘Duplicity’ es realmente simple y la trama, una vez descubres los elementos principales, y de qué van los protagonistas, tampoco resulta complicada de seguir, a pesar de los continuos giros y sorpresas del guión. Precisamente, ahí encontré yo la forma de no aburrirme en ningún momento durante el visionado del film, en ese rompecabezas orquestado por Gilroy, que te obliga a estar pendiente de cada escena y cada diálogo, intentando anticiparte a la acción y descubrir lo que pasa realmente, así como el desenlace de todo el asunto. Que por cierto, y aquí uno que ha tragado muchos thrillers con guiones retorcidos (al menos en teoría, por la mayoría son de lo más predecibles), el desenlace de ‘Duplicity’ es de los más sorprendentes y divertidos que he tenido el gusto de ver. Muy bueno.
También hay que destacar la labor de los protagonistas, encantadores y cumplidores, a pesar de que sus personajes son bastante simplones y están vestidos con muchos tópicos. Personalmente, me gusta mucho Clive Owen, aunque se le critique que siempre hace lo mismo (no estoy de acuerdo, pero sí que podría cambiarse de peinado de vez en cuando), desde que lo vi en ‘Closer’ me pareció un actor estupendo, y en ‘Hijos de los hombres’ me terminó de convencer. Por cierto, viendo ‘Duplicity’, uno se pregunta otra vez más, por qué no interpreta a James Bond, sencillamente es el tipo perfecto para el papel. Owen vuelve a compartir la pantalla, cinco años después de la mencionada película de Mike Nichols, con Julia Roberts, a la que el descanso por razones familiares parece que le ha venido muy bien, está radiante. Seguro que su participación en la trilogía de ‘Ocean´s’ de Soderbergh le ha servido de entrenamiento para el papel.
Precisamente, el guión de ‘Duplicity’ fue escrito por Tony Gilroy para que lo dirigiera Steven Soderbergh, hace unos seis años. Luego, el libreto pasó a manos de otros cineastas de la talla de David Fincher, que quería a Brad Pitt para el papel protagonista, o de Steven Spielberg, que pensó en Tom Cruise. Finalmente, tras un tiempo parado, fue el propio Gilroy quien pensó que era hora de rescatar su escrito, deseoso de hacer algo totalmente diferente a su ópera prima, la señalada ‘Michael Clayton’ (aunque ambas historias tratan sobre los puntos oscuros de grandes firmas empresariales).
No hay que buscar más donde no hay, donde no se ha querido incluir más. ‘Duplicity’ es una película muy entretenida, una ración de espías guapos, tramas engañosas y divertidos diálogos, con mucho ritmo, todo ello envuelto con estilo y elegancia. Gilroy es plenamente consciente de la poca profundidad del conjunto y no engaña a nadie. Una oferta a considerar si acudes al cine esta semana.