'Dos mujeres y un Amor', Cary Grant y Carole Lombard, ¿qué más se puede pedir?

John Cromwell fue uno de esos directores clásicos con un montón de películas en su haber, sobre todo en la década de los 30, y casi todas en el género del melodrama. Para el que esto suscribre, alcanzó su máximo esplendor en 1944 realizando una gran obra maestra titulada 'Desde Que Te Fuiste', un intenso melodrama de casi tres horas con Claudette Colbert, Joseph Cotten, Lionel Barrymore y la casi siempre horrorosa Jennifer Jones. En 1950 Cromwell alcanzaría el reconocimiento crítico con uno de sus mayores éxitos, 'Sin Remisión', un film carcelario de mujeres realmente bueno. Pero antes de eso nos regaló algunos títulos memorables, otros no tanto, que merecen ser recordados y poner a Cromwell en el lugar que se merece, o sea, entre los grandes.

Alec Walker es un rico heredero infelizmente casado que un día conoce a Julie Eden, una joven viuda con la que comenzará una especial amistad, de esas que terminan en amor. La mujer de Walker, sólo interesada en el dinero no estará dispuesta a permitir que le quiten su mayor fuente de ingresos, y hará todo lo posible para impedirlo.

La típica historia de triángulo amoroso que tanto se repetiría luego en teleseries deleznables o telenovelas sudamericanas, también deleznables. Sin embargo, en 1939, era algo prácticamente nuevo, por lo que hay cierta ingenuidad en su argumento. No obstante, cabe decir que hoy día es un tema que sigue muy, muy vigente, de esos que suelen estar en boca de todos. Aquí no tenemos a un hombre que duda entre el amor de dos mujeres, aquí tenemos a un hombre atrapado en su matrimonio, que no quiere a su mujer por un detalle que no desvelaré, y que encuentra el amor en otra, la cual duda muchísimo de entregarse, ya que eso supondría el destrozar un hogar. Este simple argumento está servido de forma prodigiosa por John Cromwell, quien maneja todos los elementos del mismo para hacer creíble la historia. Tanto, que casi 60 años después apenas ha perdido un ápice de su frescura. Y digo apenas, porque hay cosas que chirrían un poco, como la utilización de algún que otro personaje muy secundario, y que está muy exagerado, o la rapidez con la que concluyen el relato. De hacerse en la actualidad, cosa harto imposible, para el final habrían empleado tres cuartos de hora como mínimo. Es algo a los que nos han acostumbrado mal, por lo que cuando se visionan uno de estos clásicos títulos, tan en las antípodas, nos da la sensación de que todo sucede muy deprisa, cuando en muchas ocasiones, esa supuesta rapidez suele ser un ejemplo de narración eficaz, en la que no se dejan nada en el tintero. Cosa que ocurre en este film, por el que prácticamente no han pasado los años, a pesar de un par de defectos bien visibles.

Pero lo que es una enorme gozada, a parte del buen hacer del señor Cromwell, son las interpretaciones de su pareja protagonista, o habría que decir trío. Cary Grant, quien ya empezaba a convertirse en un auténtico galán, y que ya había participado en alguna de las mejores películas de Howard Hawks, y por lo tanto de toda la Historia del Cine. Aquí interpreta de forma magnífica a ese hombre decidido a darlo todo por la mujer que ama, pero atado a las terribles maquinaciones de una mujer realmente despreciable. Grant está soberbio en el papel. Un papel dramático que le permite lucir su lado serio, y que aquí no mezcla con su vena para la comedia, para la que estaba enormemente dotado. Pero cuando se ponía serio era mucho más impresionante.

A su lado Carole Lombard, una de las grandes, y también de las más bellas. Esa mujer enamorada, pero con terribles dudas, es una de sus grandes composiciones, una de tantas a las que nos tenía acostumbrados esta gran actriz que dejó al cine sin una gran mujer de forma muy prematura. En este film mide sus fuerzas con Kay Francis, menos conocida pero que está impresionante en su personaje de pérfida mujer del protagonista. Francis da un verdadero recital de maldad disfrazada de bondad en uno de los papeles femeninos más malvados de toda la historia del melodrama. Sencillamente inolvidable.

También podemos disfrutar de la interpretación de Charles Coburn, uno de esos actores secundarios que con su sola presencia eran capaces de llenar una película. Aquí da vida al padre del protagonista que se deja engañar por las artimañas de su nuera.

Una película muy buena, característica de toda una época en la que abundaban este tipo de films, y que hoy en día ya no se hacen. No sabrían. La teneis editada en dvd por la casa Manga Films. La edición no es ninguna maravilla, pero es la única que hay.

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