El pasado viernes, a la espera de más estrenos en pocos días, llegó a nuestras pantallas de forma muy ruidosa 'Los 4 Fantásticos y Silver Surfer'. Por supuesto, no fue la única. La alternativa "intelectual", a la divertida propuesta comercial de Hollywood, la encontramos en la segunda película (tiene otra que es comúnmente ignorada) de la francesa Julie Delpy. Hay más de uno, pero a un servidor le vino mucho a la cabeza (quizá porque es más reciente) el título de 'Antes del Atardecer' mientras presenciaba 'Dos Días en París' en un cine coruñés, acompañado de mi colega Red Stovall. Desgraciadamente, Delpy no llega al nivel de Linklater y la película se marea intentando ser algo más de lo que es, o de lo que debería ser; además, la actriz no puede evitar ciertas florituras narrativas y jueguecitos visuales al construir su "criatura", recordando en este caso a cierto producto soporífero de otra famosa señorita cuyo nombre prefiero no mencionar.
'2 Días en París' es la historia de una joven pareja afincada en Nueva York que realiza un viaje a Venecia y, a la vuelta, deciden quedarse dos días en París, donde vive la familia de ella. La estancia, en lugar de reforzar su relación, la pondrá en peligro.
El guión de Delpy tiene demasiado diálogo innecesario, una voz en off cargante y sobre todo una repetición de bastantes elementos típicamente norteamericanos, lo cual resulta muy llamativo, ya que cuando uno va a ver un film como éste, espera todo lo contrario. Dicho esto, la verdad es que el hecho de que una película francesa imite a una americana es totalmente razonable. A fin de cuentas, son los mejores en este arte. Sin embargo, siempre es más sencillo y frecuente que se copie lo malo. Un par de ejemplos. Es curioso como últimamente cada vez que un personaje conoce a los padres de su pareja, éstos resultan ser muy bordes, con gran facilidad para tratar temas sexuales (también es habitual que pillen a sus hijos in fraganti) y comportarse como auténticos bichos raros ante el sorprendido invitado/a de turno. Aquí, volvemos a ver esto, y los padres de Delpy quedarían estupendamente como secundarios en 'Meet the Fockers 5' o 'American Pie 8'. Por otro lado, el personaje del neoyorkino, musculitos pero neurótico, es una mala copia del típico protagonista woody-alleniano, así como los franceses amigos de la protagonista son todos supuestos artistas que dicen tonterías, están salidos y cuya obra es absolutamente ridícula. Bueno, lo normal, son europeos. En cuanto a los taxistas (franceses, aunque en realidad da igual) son muy maleducados y casi animales, resultando la parte más creíble de todo el film. Por último, señalar que no faltan bromas sobre lo tontos que son los americanos, sobre personajes con sexualidad dudosa y sobre los grupos o movimientos más de moda.
El peso del film recae en sus dos protagonistas, Julie Delpy, que quiso hacerlo todo (así le ha salido), y Adam Goldberg, quienes interpretan a la pareja que deberá superar sus diferencias y la estancia en París para poder seguir juntos. Mientras ella repite con leves alteraciones su personaje de las dos películas de Richard Linklater con Ethan Hawke, él, como dije, se fija en Allen para completar el personaje que hace siempre. Si le habéis visto antes, ya sabréis a lo que me refiero. A pesar de esto, hay que reconocer que Goldberg se esfuerza y tiene algunas líneas realmente inspiradas, disimulando el desdibujado papel que le ha tocado encarnar con humor. Para la sección de preguntas sin respuestas, apunto la siguiente: ¿por qué su personaje se vuelve tan celoso de repente? Y para la sección de curiosidades, señalar que el "español" Daniel Bruhl realiza un estupendo cameo, hacia el final de la película.
Si hubiera optado más por la comedia y por la imagen en lugar de la palabra, '2 Días en París' podría haber destacado en este flojo verano de cine, tan necesitado de aire fresco. Todo lo contrario, es muy posible que salgáis de la sala pidiendo a gritos una pastilla para el dolor de cabeza. Y siguiendo con las probablidades, dentro de unos meses, '2 Días en París' sólo será recordada por los pocos (y últimos) fans de Julie Delpy que queden.
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