'Domino', la inexpresividad de Keira Knightley y el desfase de Tony Scott

Nunca me cansaré de decir que Tony Scott es un buen director. Evidentemente no toda su obra es para tenerla en cuenta. Ahí están desastres del calibre de 'Top Gun' o 'Fanático', pero ahí tenemos delicias como 'Amor a Quemarropa' o 'El Último Boy Scout'. Además, siempre ha tenido que vivir a la somnra de su hermano Ridley, éste sí un verdadero genio, digan lo que digan. Y es que igualar la maestría de títulos como 'Alien', 'Blade Runner' o 'Thelma & Louise' es algo muy difícil, ya no sólo para su hermano Tony, si no para bastantes más directores. No obstante, el hermano pequeño de los Scott siempre se las ha arreglado para encontrar un hueco, y si unas veces no acertaba con la calidad, otras acertaba de lleno en cuanto a taquilla.

Tony siempre ha sido un poco más nerviosos que su hermano, por citar una de las diferencias entre ambos realizadores. Le gusta jugar con la cámara y el montaje hasta límites insospechados. A veces, eso le queda bien a la película, pero ya en la correcta 'El Fuego de la Venganza' empezaba a dar señales preocupantes en cuanto al abuso de dicho estilo, estropeando en parte las enomes posibilidades que esa película tenía. El trailer que veíamos de 'Domino' hacía presagiar que esta vez Tony Scott estaba más descontrolado que nunca, y decir eso quizá sea quedarse corto. Porque sin ánimo de resultar negativo puedo decir que estamos ante una de las peores películas de cuántas ha realizado este señor.

El film versa sobre la figura de Domino Harvey, hija del actor Laurence Harvey, que pasó de ser modelo a cazadora de recompensas convirtiéndose en una verdadera profesional del tema. No quieres eso decir que estemos ante uno de esos típico biopics al uso que tanto gustan en Hollywood. Si algo tiene esta película es que no es nada típica, aunque eso nada tiene que ver con la calidad.

La verdadera Domino Harvey fue amiga de Tony Scott, el cual le ayudó varias veces a salir de algunos problemillas que tuvo, sobre todo económicos. Scott siempre estuvo fascinado por realizar una película sobre ella, y cuando al final lo ha hecho le ha salido un film tan caótico como la propia vida de Domino, la cual por cierto sale al final antes de los títulos de crédito. El film es narrado en flashback por la propia protagonista; vemos cómo decidió hacerse cazadora de recompensas, después de haber tenido una infancia difícil en la que su carácter rebelde se fue marcando cada vez más hasta acabar siendo una tía dura de roer.

La película es un continúo despropósito de princio a fin, el anticine hecho película. Lejos de intentar ser fiel con la vida de Harvey, que eso es lo que menos nos importa a todos, e incluso a ella, que supo siempre de las intenciones cinematográficas de Scott, con las que estaba de acuerdo, no ha intentado si quiera realizar una película entretenida dentro del género de acción. A Scott en este film todo se la suda, la coherencia, el ritmo, las interpretaciones, etc, absolutamente todo. Se nota que se lo ha pasado en grande haciéndola, autocomplaciéndose en todos sus caprichos formales y olvidándose por completo de que cuando estrenas una película hay gente que va a ir a verla.

A la media hora uno ya está cansado de tanto truco de monatje y tanta parafernalia visual. A pesar de eso, la historia es fácil de seguir, ya que el guión es de una simpleza que tira para atrás. Tanto que ciertamente no interera ni lo más mínimo las andanzas de esta cazadora de recompensas sin escrúpulos. Incluso, algunos de los personajes que le acompañan tiene más chicha que ella. Por ejemplo, el de su mentor, interpretado para la ocasión por un esperemos que recuperado Mickey Rourke, pero que dada la completa nulidad del guionista y que Domino es una chupacámara, pues no tenemos oportunidad de saber más sobre tan sugerente personaje.

Respecto a los actores poco que decir. Rourke está bien en su rol, y es probable que sea lo mejor de toda la función. En un papel secundario, uno de los actores fetiche de Scott, el gran Christopher Walken, enormemente desaprovechado haciendo un personaje prácticamente estúpido. Pero quien se lleva la palma de mala calidad interpretativa es la señorita Keira Knightley, una tipa que sólo en 'Orgullo y Prejuicio' ha demostrado que puede ser actriz. Aquí desde luego no conoce el significado de tal palabra, aunque sí el de inexpresividad, poner caras de tonta, no resultar creíble y moverse fatal dentro del plano escénico. Habrá sido elegida una de las tías más sexys del año, cosa que tampoco me lo parece, pero desde luego como actriz es un completo desastre.

Una mala película, mareante hasta la saciedad, casi repulsiva y desde luego, un claro ejemplo de lo peor que puede llegar a realizar un director tan interesante como Tony Scott. Está claro que a veces las intenciones no son suficientes. En fín, habrá que esperar a su próximo trabajo, 'Déjà Vu', que ciertamente tiene buena pinta.

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