Cuando vi la primera temporada de 'Doctora Foster' ('Doctor Foster') en su emisión original de BBC en 2015, no dudé en calificarla como una de las mejores series de aquel año. Un drama visceral y brillante protagonizado por una perfecta Suranne Jones. La primera temporada puso el listón muy alto... y la segunda ha estado a la altura.
Tras llevar meses en Netflix, Antena 3 estrena esta noche la temporada 2 de 'Doctora Foster', serie que la cadena empezó a emitir la semana pasada y ha decidido "quemar" en dos semanas a dos noches por semana. Terminando sobre la 1:30 de la madrugada, porque claro, la gente no tiene otra cosa que hacer.
Políticas de programación aparte, hay que reconocer que la cadena ha tenido buen ojo a la hora de elegir qué series internacionales emitir este año (aunque haya sido previo pase por Nova o cualquier otra plataforma, como el caso de 'El cuento de la criada'). Porque 'Doctora Foster' es, sin lugar a dudas, uno de los mejores dramas que puedes encontrar en la televisión actual y esta temporada 2 lo confirma.
Ha pasado dos años desde el traumático divorcio de Gemma (Jones) y Simon (Bertie Carvel) y la rutina parece volver a la vida de Gemma y su hijo Tom. Sin embargo, un sobre rojo aterrizará en los buzones del círculo de amigos de la protagonista: una invitación para celebrar el matrimonio y la inauguración de la nueva casa de Simon y su nueva esposa Kate (Jodie Comer).
Simon viene con la decidida intención de destruir a Gemma: que esta se vaya al cabo de un mes y que él pueda vivir en paz con Kate. Gemma entra el shock al ver que su ex marido ha regresado y vive a "tiro de piedra" de ella, en un casoplón que a saber cómo se lo permite y con ganas de rehacer su vida, incluyendo su relación con su hijo. Tom (Tom Taylor), se convierte entonces en la moneda con la que chantajearse mutuamente, algo que acabará pasando factura.
Mark Bartlett vuelve a hacerse cargo del guion. Un guion que es contundente y que se dedica a eviscerar las emociones de los protagonistas de 'Doctora Foster' y mostrárnoslos en crudo. Donde el malo no es tan malo, ni la víctima tan víctima. Cada uno tiene sus armas, sus manipulaciones y sí, su nivel de paranoia, con los que destruirse mutuamente sin importar los daños colaterales.
Así, los personajes sacan en pocos momentos lo mejor y lo peor de sí mismos: unas ganas de despedazarse y ni siquiera intentar contenerse. En estos cinco episodios vemos el juegos de poder, sumisión y humillación entre Gemma (y sus deseos de venganza) y Simon y cómo esto arrastra por el fango a sus seres queridos.
Al igual que en la primera temporada, los actores son verdaderas fuerzas de la naturaleza que hacen que te metas directamente en su juego. Todos cuentan con grandes escenas, llenas de tensión y de sentimiento... sobre todo en el elenco femenino. De hecho es difícil saber si en 'Doctora Foster' está mejor Suranne Jones o Jodie Comer.
Comer, con la que hemos disfrutado de lo lindo con su papel de asesina en 'Killing Eve', aparece algo menos de lo que nos gustaría. Esto tiene su compensación en el cuarto episodio, dedicado a ella, en el que está brillante. Menos brillante está Tom Taylor, aunque la verdad es que tampoco ha tenido un papel para destacar.
No sabría decir si esta temporada 2 de 'Doctora Foster' es mejor o igual de buena que la primera. El no tener que presentar a sus personajes (aunque alguna notable incorporación ha habido) hace que estos nuevos episodios hayan ido directos a la exploración de esta relación tóxica de una pareja rota.
Una exploración muy trabajada que toma fuerza a través de unos personajes que luchan continuamente entre la fría lógica y la manipulación y el instinto afectivo y de supervivencia. La serie tiene en la construcción de sus momentos de tensión una de sus grandes virtudes.
Si 'Doctora Foster' es tan apasionante es por la pasión, valga la redundancia, con la que se realiza. Un gran trabajo de Bartlett al guion y una acertada dirección de Jeremy Lovering que se hubiera quedado en nada sin el soberbio reparto con el que cuenta.
Una segunda temporada que solo podría calificar de excelente. Cinco episodios que terminan dejándonos el corazón en un puño, las sensaciones a flor de piel y con ganas de que se confirme una tercera temporada por parte de BBC.
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