‘Doctor Strange en el multiverso de la locura’ (Doctor Strange in the Multiverse of Madness, 2022) ha llegado a los cines después de un retraso de un año, lo que ha hecho que el Universo Cinemático Marvel no sea el mismo que cuando el estreno se esperaba originalmente, en mayo de 2021. Ahora sabemos lo mismo que Loki en el multiverso, y vimos que en ‘Spider-Man: No Way Home’ se mostraba todo el potencial del concepto para complacer las fantasías fan más impensables.
En la nueva obra de Sam Raimi, tenemos la aparición de Benedict Cumberbatch junto a Elizabeth Olsen con una pizca de terror a la fórmula de Marvel, dando un toque extraño a lo que es otra película diseñada para ser un éxito de taquilla. No es ni mucho menos lo que habían prometido las declaraciones de los implicados y, como era de esperar, los riesgos que toma no son demasiado terroríficos o arriesgados a nivel de planteamiento cinematográfico. La opaca salida de Scott Derrickson se explica más ahora, por mucho que Kevin Feige niegue la mayor.
Sin embargo, una vez sacudida esa ilusión de Marvel haciendo algo fuera de su zona de confort, hay que reconocer que desde ‘Vengadores: Endgame’ no habían logrado una película tan redonda y dinámica, divertida de principio a fin, pese a que el CGI se haya convertido en una plastilina todovale para crear sus mundos, personajes y variaciones que ha creado una capa de incredulidad en la que lo que pasa no impacta de la misma forma que en películas más modestas. Sin embargo, pese a excesos de “efecto lava” y otros males del píxel actual, el fichaje de Sam Raimi se nota mucho más de lo que parece.
A partir de aquí SPOILERS de la trama y revelaciones
Después de más de una década y decenas de películas y programas de televisión, lo último que necesita Marvel es complicarse más la vida. Y, sin embargo, ‘Doctor Strange 2’ logra incorporar toda la experiencia en una trama clara, de una mezcla de antecedentes y un montón de nuevos personajes dentro de una historia complicada de por sí por su naturaleza fantástica, que en manos del director Sam Raimi, se convierte en un equilibrio perfectamente compensado de excentricidad, drama humano y una línea narrativa pulcra, algo no tan sencillo como parece.
Lejos del terror prometido, pero gran cine fantástico oscuro
Y es que Raimi, tengamos en cuenta sus creaciones personales y sus obsesiones, es por encima de todo, un gran director. A su última película se le puede achacar cierta desgana en escenas de interiores, conversaciones de plano contraplano e iluminación o fotografía propia de serie de televisión en las distancias cortas, como si no hubiera sido dirigida por el mismo director que otras escenas. El fantasma de los reshoots se aparece en fragmentos que no parecen tan pulidos como otros momentos íntimos, como ese primer plano subjetivo desde el cristal del reloj de Strange del final, que además de llevar el sello Raimi, parece estar más matizado estéticamente.
Perdonando esos peajes de producción, en todo momento hay un peso de la experiencia que no se nota en ‘Eternals’ o ‘Shang-Chi’. Detrás hay un ojo que ha imaginado desde la saga ‘Posesión infernal’ (The Evil Dead, 1981) hasta ‘Spider-Man 2’, la película que abrió y perfeccionó el moderno concepto de superhéroes en el cine, tal y cómo lo conocemos. Todo esto con paradas en el camino para westerns de tebeo, comedias criminales macabras, fantasías Disney, y otras incursiones en el terror. Raimi ha logrado estampar su estilo hipercinético de cómic en todo lo que ha tocado.
Ahora se ha enfrentado a la fuerza inamovible de un gran estudio con aversión a todo lo verdaderamente original, y si bien el híbrido es armónico y no deja de tener todas las cadenas de Marvel, sí que ha recuperado algo del significado de la palabra cómic dentro de su puesta en escena y espíritu sin complejos. Los tebeos tienen algo de proyecto de dibujo animado, interacción emocional de la imagen con las sacudidas de lo que ocurre o sienten los personajes, y la manera de entender el cine de Raimi aquí devuelve un descaro perdido en las cada vez más previsibles entregas del MCU a nivel puramente cinematográfico.
El estilo de Raimi resucita el arte secuencial de Marvel
Tampoco podemos decir que ‘Doctor Strange’ sea una vuelta al Raimi puro, no hay nada de las primeras de la saga ‘Evil Dead’ aquí, salvo alguna posesión blandita, algún susto poco terrorífico y la presencia de un zombie, en un maravilloso recurso final que eleva la película, pero todo ello es más bien ‘El ejército de las tinieblas’, con el doble diabólico de Ash putrefacto, el macguffin del grimorio maldito, o un asalto a una fortaleza de magos que no se parece tanto al ataque de esqueletos de la primera, pero sí es una gran secuencia de acción y fantasía.
El tono de terror al que busca acercarse es divertido y ocurrente, con algún detalle gore como ‘Arrástrame al infierno’, aunque ni por asomo se acerca a lo que esta última lograba con una calificación PG-13. Sin embargo, pese a todas las limitaciones de marca, basta un poquito del Raimi de ‘Spider-man’ y ‘Darkman’ para inyectar dinamismo a un storytelling visual inédito en las últimas fases Marvel, con hay soluciones de movimiento de cámara que cuentan más que muchos diálogos de exposición, zooms familiares y un montaje magro que cuenta todo de forma enérgica y fluida.
‘Doctor Strange 2’ no se queda corta en monstruos, demonios y otros aderezos que sí encajarían en el cine de terror que, sin ser espeluznantes, sí acercan la película al género, con una memorable set piece de kaiju casi lovecraftiano cortesía de Shuma-Gorat y algunos seres menos retorcidos y peor diseñados que los geniales pecados capitales de ‘Shazam!’. El fuerte de los efectos especiales está más en los horizontes surrealistas, paisajes abstractos y escenarios caleidoscópicos, muy hermosos, que completan un diseño de producción creativo y estrafalario, aunque siempre de queda a las puertas de hacer algo verdaderamente rompedor con su abanico de posibilidades.
Una villana de verdad
Raimi aplica su cinefilia recreando la muerte de ‘Drácula, príncipe de las tinieblas’, siempre con sensibilidad pulp e ideas ingeniosas también en los combates mágicos, con ese fantástico contraataque de notas musicales, recordando en ocasiones al mítico duelo a muerte de magos de ‘El cuervo’ (1963) de Roger Corman, la adaptación más bizarra posible del relato de Edgar Allan Poe que, de hecho, se relaciona con la historia del personaje, ya que se estrenó el 25 de enero de 1963 y la primera aparición de Strange fue en 'Strange Tales' 110, en julio de 1963, con lo que Ditko pudo inspirarse en la película de Corman y Price.
Y una cuestión que no tiene tanto que ver con Raimi, como en el guion de Michael Waldron, Jade Halley Bartlett es que la historia plantea algunas decisiones iniciales valientes y dilemas que el usuario medio Marvel actual puede tomar como controvertidas, es decir se atreve con todo lo que la serie ‘Wandavision’ no tuvo arrojo de concretar en su final blandito y bien queda. Hay puntos realmente oscuros respecto al MCU, como dejar que la bruja escarlata sea realmente una villana desquiciada, sanguinaria y sin miedo a sacrificar jovencitas.
Todo tiene la explicación de una posesión por el darkhold, pero la idea de madre capaz de hacer cualquier cosa por estar con sus hijos es incluso controvertida en su propia definición de la maternidad. Frente a la gran expectativa de cameos y crossovers, es raro que sorprenda a nadie cualquier cosa tras meses de teorías y filtraciones, pero ahí hay otro punto que puede saber a poco a algunos. Se llegó a decir que podría llegar a aparecer Ash Williams de las películas de Raimi, pero tan solo vemos a un siempre divertido Bruce Campbell como vendedor, imitando sus autogolpes de ‘Terroríficamente Muertos’.
De cameos, crossovers y presentaciones de lo que viene
Tampoco se juega demasiado con las posibilidades dentro del universo Marvel, no hay gran locura, pese a una secuencia que muestra en un minuto infinidad de universos que no son aprovechados y deslucen la idea de paseo por diferentes mundos que la propia premisa ponía en bandeja. Sin embargo el espacio con los Illuminati se toma bastante tiempo, conectando con la serie ‘What if?’, cuyo episodio de Strange tiene cosas en común con esta trama, aunque resulta bastante más oscuro en líneas generales.
Así, tenemos a versiones alternativas de superhéroes conocidos, con la Capitana Carter o el líder de los inhumanos, tratando de corregir la horrenda serie de los mismos, y los más importantes, Reed Richards de los 4 fantásticos, con un carismático John Krasinski borrando en segundos a los tres hombres elásticos del cine previos, y un familiar Charles Xavier, concretando una escena de poder mental a Wanda que parece haber ensayado con la fénix oscura, que es sin duda uno de los mejores cameos de la historia del MCU, coronados por cierto con muertes impensables en otro contexto fuera de multiversos reutilizables.
En general ‘Doctor Strange 2’ no es una peli de terror, pero si una frenética aventura esotérica oscura con detalles de psicodelia, demonios cadavéricos y body horror –esos ojos inesperados–, con una narración vibrante de Sam Raimi y momentos que crearán el éxtasis de los fans de Marvel. Podría haber sido un punto y aparte en los blockbusters, pero se contiene cuando cree que resulta demasiado ácida o amarga, con lo que el resultado es frustrante por no atreverse a cruzar todas las puertas que abre, pero también una descarga de diversión del primer al último minuto que es capaz de insuflar vida en el Marvel postEndgame, dejando una secuela modélica para la que puede ser una gran trilogía de cine fantástico.
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