'El doble más quince': una atípica historia de amor que se apoya en el talento de Maribel Verdú y Germán Alcarazu

'El doble más quince': una atípica historia de amor que se apoya en el talento de Maribel Verdú y Germán Alcarazu

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Cartel El Doble Mas Quince

Muchos quizá desconozcan que el director y guionista Mikel Rueda ya contó con Maribel Verdú y Germán Alcarazu en ‘Caminan’, el fragmento de la película coral ‘Bilbao-Bizkaia Ext: Día’, y que desde el principio tuvo en mente la idea de ampliar esa historia y convertirla en el largometraje que ha acabado siendo ‘El doble más quince’, película que finalmente llega a los cines tras su paso por el Festival de Málaga de 2019.

‘El doble más quince’ parte con el encuentro de una mujer madura y un chico menor de edad tras haber entablado contacto previamente a través de un chat de sexo. Los dos han mentido sobre sus edades y lo más fácil sería poner punto y final rápidamente a su conversación, pero a Rueda le interesa la improbable unión que surge entre ambos, dos personajes algo perdidos en la vida por diferentes motivos, buscando para ello una naturalidad que nunca termina de cuajar del todo.

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Imagen Doble Quince

Tras unos primeros minutos de corte más introductorio que presentan algún rasgo interesante de los protagonistas que luego Rueda nunca termina de desarrollar, ‘El doble más quince’ opta por centrarse en exclusiva en las charlas que tienen los dos personajes principales a medida que van pasando por diversas localizaciones de Bilbao.

El primer gran problema surge precisamente por la forma de vendernos ese primer encuentro, poniendo muy difícil el que nos lleguemos a creer que surge una conexión entre ellos. De hecho, cada dos por tres se juega con la idea de que el personaje interpretado por Verdú quiere poner pies en polvorosa para evitarse líos solamente para dejarse convencer poco después sin que Alcarazu tenga que hacer nada más que preguntar.

Eso provoca una marcada sensación de artificio durante estos primeros compases, pero la película nunca llega a hundirse por la solvencia de los diálogos escritos por Rueda y las interpretaciones de Verdú y Alcarazu. De esta forma llega un punto en el que poco menos que asumimos que ese encuentro va a ser un punto muy importante en la vida de ambos y que el paso de los minutos va destinado a ir limando lo que los diferencia para hacer especial hincapié en el desencanto vital que padecen.

Luces y sombras de ‘El doble más quince’

Escena Doble Quince

Ahí ‘El doble más quince’ podría haber ahondado más en sus problemas personales, pero Rueda muestra en todo momento un interés muy claro en difuminar todo lo que rodea a los protagonistas, llegando a optar por desenfocar al resto de personajes. Así refuerza la idea de que todo lo que les rodea es secundario y la auténtica clave está en ver lo que cada uno de ellos saca de este encuentro.

No faltan los altibajos emocionales y las dudas, pero siempre está claro que aquello que los aleja está pensando más para acabar uniéndolos más. A su manera se busca una magia similar a la de ‘Antes de amanecer’ pero con un toque ligeramente más vibrante, conectando la película con una road movie pese a que la tónica sea verles caminando en lugar de a bordo de algún vehículo.

Al final lo que acaba pesando más es que uno no termina de creerse a ninguno de los dos personajes pese a los esfuerzos de los actores y de Rueda para conseguirlo, algo que se extienda a otros apartados técnicos de ‘El doble más quince’ -pienso sobre todo en los colores más fríos o cálidos de la fotografía según el momento-. Esto no importa tanto cuando sus charlas abordan temas que sí tienen su interés, consiguiendo ahí sí esa naturalidad que tanto ansía la película.

La cosa cambia cuando los personajes han de reaccionar ante las situaciones que tienen ante sí, donde se produce un extraño cruce entre escasa verosimilitud en ocasiones y cansina previsibilidad en líneas generales. Un cóctel muy poco apropiado si lo que realmente se buscaba conseguir algo especial con ‘El doble más quince’ y que neutraliza toda la fuerza que podría haber tenido su tramo final. Se agradece la consistencia a la hora de abordarlo desde la puesta en escena, pero el envoltorio no importa tanto cuando el contenido flaquea por demasiados frentes.

En resumidas cuentas

‘El doble más quince’ da menos de lo que promete, ya que al final es su dúo protagonista, algunas ideas que no terminan de ir a ninguna parte y los diálogos lo que impide que estemos ante una propuesta deficiente. Por esas virtudes se acaba quedando en fallida y es una lástima que algo así suceda con una cinta tan medida en líneas generales.

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