Las películas basadas en hechos reales suelen gozar del favor del público, sobre todo si estos hechos son tan absolutamente dramáticos como el Genocidio cometido en Ruanda en 1994, una de las manchas del ser humano más graves de toda su existencia, una auténtica barbaridad en la que el resto del mundo prefirió mirar hacia otro lado y no mover ni un sólo dedo para evitar una matanza que acabó con la vida de 800.000 personas en tiempo récord, si consideramos que básicamente se hizo a golpe de machete. Hace tres años, se estrenó con bastante éxito de crítica y público una película titulada 'Hotel Rwanda', que narraba parte de esos hechos. A pesar de la excelente interpretación de Don Cheadle, nominado al Oscar, a mí poca cosa me dijo. Una realización más bien rutinaria y sin personalidad lastraba en buena medida al film.
Un año después se realizó 'Disparando a Perros' que versa sobre el mismo tema, y a pesar de algún que otro premio que algún que otro festival poco conocido, la película se estrenó sin pena ni gloria en las pantallas de todo el mundo, en nuestro país concretamente hace dos semanas, y si no me equivoco son muchas las ciudades que ya no la proyectan. Es como si la gente le diera la espalda al film, de la misma forma que en la vida real se la dieron al genocidio. Aunque en este caso, la culpa es de la película en sí, y muy posiblemente de su nula campaña de promoción.
Lo curioso del asunto es que la película es exactamente igual a 'Hotel Rwanda', cambiando un hotel por una escuela y el director del hotel por un cura. Evidentemente hay alguna cosilla más, pero los parecidos entre ambos films son asombrosos, incluso en la realización. Tanto Terry George en la película antes mencionada, como Michael Canton-Jones en ésta, adolecen de una falta de personalidad impresionante, haciendo que el film no tenga garra narrativa y carezca de fuerza. Eso en una película que narra unos hechos tan dramáticos, es un problema, y no se puede dejar en manos de esos hechos el tener fuerza o no. La película tiene una realización bastante plana, y esto no quiere decir que estemos ante una mala película, pero alguien con más garra detrás de la cámara la hubiera elevado hacia lo más alto. El tema bien lo merece. Evidentemente, alguien que ha realizado films como 'Rob Roy', 'Chacal' o 'Instinto Básico 2', no puede aspirar a más.
Otro de sus similitudes con 'Hotel Rwanda' es la presencia de un personaje fundamental y con "vida", por así decirlo. Si allí era el director del hotel, aquí es un cura el que recoge en su escuela a todos los ruandeses posibles, para intentar salvarlos de la masacre. El personaje está magníficamente interpretado por John Hurt. Un cura que descubre horrorizado de lo que es capaz el ser humano, y lucha ontra ello con algo más que la Fe a la que se agarran hipócritamente casi todos los curas. Atención a la primera vez que el personaje de Hurt sale del recinto de la escuela, y su expresión cambia. Sublime.
Hurt es acompañado por una joven pareja de actores que sin sobresalir demasiado, logran hacer bastante creíbles sus personajes, y sobre todo cercanos. Por un lado Hugh Dancy, en el papel de un profesor al que la situación le supera. Inexplicablemente, en los minutos finales del film, el actor no está a la altura del resto. Y por otro la actriz afroamericana Claire-Hope Ashlitey, en la que era su primera interpretación en una película, antes de formar parte de la magistral 'Hijos de los Hombres' con un personaje fundamental para la humanidad. Quizá su papel no esté tan bien tratado como el de Hurt, y la relación con el profesor podía haber dado más juego, pero tampoco es desdeñable.
Una película pasable, con un ritmo bien llevado gracias al cual no nos aburrimos nunca, pero tampoco recordaremos como algo importante, y con un visionado va que chuta. Eso sí, si os interesa daos prisa, está desapareciendo a la velocidad del rayo.
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