Mucho y de forma exhaustiva hemos hablado por aquí del errático curso que describió el devenir de la Disney durante los años ochenta. Habiendo tomado la batuta de la dirección de la empresa hacia finales de los setenta, la influencia de las diversas decisiones que Roy Miller —el yerno de Walt Disney— fue tomando para reconducir el rumbo de la casa de Mickey Mouse hacia horizontes más adultos nos dejó, como ya vimos en diversos artículos de Cine en el salón, muestras inequívocas del erróneo planteamiento de base con el que partía el CEO de la compañía.
Y si títulos de imagen real como 'Los ojos del bosque' ('The Watcher in the Woods', John Hough, 1980), 'El abismo negro' ('The Black Hole', Gary Nelson, 1979) o 'Condorman' (id, Charles Jarrot, 1981) no hacen sino revelar que algo andaba mal en el seno de la empresa, la cinta que hoy nos ocupa es muestra fehaciente de que si Disney quería recuperar la posición que antaño había atesorado como la mejor productora de animación del mundo, muchas cosas tenían que cambiar para alejarla de los derroteros que apuntaba esta 'Taron y el caldero mágico' ('The Black Cauldron', Ted Berman y Richard Rich, 1985).
¿Animación para niños?, no, de eso no hay por aquí

Como quiera que a mis casi cuarenta años sigo siendo firme defensor de que el cine de animación no puede constreñirse a un único rango de edad —y eso es algo que Pixar y Ghibli siempre han entendido a la perfección—, no tendría mucho sentido que afirmara, al menos sin abundar en dicha aseveración, que el que quizás sea el mayor problema que acusa 'Taron y el caldero mágico' es, precisamente ese, el querer apartarse de una vez por todas del público que históricamente había llenado las salas de cine para ver una cinta Disney para acercarse a uno al que poco le interesaban las películas de dibujitos.
Y no estoy hablando del adulto, válgame Dios, sino del adolescente que tan ignorado había sido por la productora como ignorante era de lo que ésta manejaba una vez trascendía la edad de ver cintas con animalitos parlanchines y princesas ñoñas. Con la clara intención de captar a las hordas de jóvenes que hasta entonces se les habían escapado, las mentes pensantes de la Disney decidieron acercarse a ese género que tanto éxito parecía cultivar entre ellos, el de la fantasía, haciéndose con los derechos de 'The Chronicles of Prydain', una saga de novelas escritas por Lloyd Alexander a mediados de los sesenta.

Comenzando el trabajo de desarrollo de la adaptación allá por 1975, la década de producción del filme, de la cual los cuatro últimos años fueron los decisivos para su culminación, habla por si sola de los muchos problemas que se encontraron los ¡¡17 profesionales!! acreditados según la IMDb en tareas relativas al guión y los diálogos; no suponiendo tan descomunal número garante de nada más que el moderado talante de desastre que arrastra la cinta durante la totalidad de su metraje, importando muy poco, llegado el momento, la excepcional calidad que ostenta la animación.
Ya desde su comienzo, 'Taron y el caldero mágico' deja entrever que no va a girar en torno a criaturas adorables ni princesas en apuros —aunque de ambas hay algo aquí— y la terrible presentación del Rey del Mal, acompañada por la tétrica partitura de Elmer Bernstein, es muestra más que suficiente de lo que no va a ser el filme, esto es, un producto para niños. Pero, como pasó en algunos de los títulos que la productora financió en aquellos años, ¿si no se quería hacer una cinta para los más peques de la casa, por qué incluir personajes y situaciones que sólo un infante puede valorar en su justa medida?
'Taron y el caldero mágico', lo errático como norma

Ochenta minutos que dan para mucho, la duración de 'Taron y el caldero mágico' es una somera prueba de resistencia para quien quiera encontrar en la cinta un entretenimiento con el que pasar una tarde de domingo: ya no sólo es que, al alejarse del público infantil, la producción pierda por completo el rumbo, que también, es que lo episódico de su transcurrir, el poco carisma de sus personajes —de todos sus personajes, que ya es difícil— y lo deslavazado de todo el conjunto termina por arruinar una función que, de sostenerse, lo haría, como decía más arriba, por la incuestionable calidad de la animación.
De nuevo bajo la fuerte influencia de Don Bluth —este es sin duda el filme Disney en el que más determinante es el trabajo del cineasta, sólo hay que ver lo mucho que recuerda a su 'Dragon's Lair'—, tanto en animación de los personajes como en calidad de los fondos, 'Taron...' aventaja por muchas cabezas a sus inmediatas predecesoras, y sino para otra cosa, la cinta sirvió como paso de gigante en el desarrollo de ciertas técnicas que harían avanzar sobremanera el proceso de producción de un filme animado, ya sea ésto por la mejora de la cámara multiplano, ya por el siguiente estadio que se alcanzó con la xerografía.

Pero por mucho que estos detalles hablen de forma temprana de lo que desembocará en 'La sirenita' ('The Little Mermaid', Ron Clemens y John Mushker, 1989), aquí queda deslucido por mano de una historia desencantada que ni en su momento encontró acomodo en el público de la época, ni ahora, casi treinta años después, sabe mantener el tipo, resultando muy estridente tanto lo terrorífico del esquelético villano de la trama, como los voluptuosos senos de la bruja que intenta encandilar al trovador o lo limitado de las personalidades de Taron, la princesa Eillonwy y ese animalito gracioso metido con calzador que es Gurgi.
Éste último es el que mejor pone de manifiesto que, apuntando a todas partes, Disney pretendía hacer funcionar una cinta que carecía de lo esencial: un buen sustrato en forma de guión cohesivo que sirviera de cimiento inamovible a una acción de potencial incuestionable que fallaba, como ya había hecho Ralph Bakshi con su ambiciosa 'El señor de los anillos' ('The Lord of the Rings', 1978), en capturar la imaginación de esa generación de cinéfilos que, criados en los ochenta, tendrían que esperar hasta el comienzo del nuevo siglo para que el género de fantasía eclosionara con toda su potencia en la gran pantalla.
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filmman
Documental 'Especial Walt Disney', Cinescape, 2014, HD-720p, VE.
http://vk.com/video234560054_168840122
gunzalobill
Pues a mí de niño, las cosas que "no eran para niños" me gustaban mucho. Terminator, Conan, las burradas de El templo maldito, eran cosas que me daban incluso miedo, pero el justo para mantener la fascinación... vamos, que no me iba a traumatizar por una bruja tetona y alguna imagen de muertos más o menos explícita.
A mí me alucinó en su momento (además tuve la suerte de verla en cine) y me ha vuelto a gustar ahora. Y Gurgi! Gurgi mola mucho. El momento Gurgi es tremendo.
Cierto que recuerda a Dragon's Lair!
Por cierto, cuando no te gusta la peli, no nos incluyes esas curiosidades e historias que rodearon a la producción y que hacen tan interesantes tus artículos ( cuando te gusta la peli).
pcalzadolopez
"¿Si no se quería hacer una cinta para los más peques de la casa, por qué incluir personajes y situaciones que sólo un infante puede valorar en su justa medida?"
Mira, esto mismo pensé yo de esa supuesta obra maestra del género de animación, del cine, y del arte de la Humanidad en general que según todo el mundo es "Up"...
calick
Totalmente de acuerdo con la crítica. Esta es de las pocas pelis de Disney que no me gustaron nada. La personalidad fallida del protagonista, bobo a más no poder, el ritmo irregular, el tono también irregular (no sabes si va para niños o adultos)... En fin, bastante desastre. Lo único bueno, el villano, aterrador de verdad.
pcalzadolopez
Ya está el respetuoso de turno poniendo negativos aquello con lo que no está de acuerdo. ¿He insultado a alguien?
filmman
Documental 'Érase una vez... Walt Disney', Samuel Doux, 2006, VE.
http://www.filmaffinity.com/es/film655903.html
https://www.youtube.com/watch?v=YwPwCt-F31s
dr.indy
Vaya coñazo de peli. Podría haber sido la leche, pero no, se queda en la nada más absoluta. En fin, cada vez falta menos para que llegue Ariel, gracias a Dios.
stayne
Irregular sí, mala no, y sobre todo muy interesante y curiosa película disney.
Y mientras Disney vivió, no hacía películas exclusivamente para niños, Blancanieves, Dumbo, Pinocho, Fantasía.... las veía mucha gente adulta.
joseantonio.lopezvin
La verdad que en esta se nota mucho la sombra de Don Bluth Studios, que ya había triunfado con "la señora Brisby y las ratas de NIMH" y esa estética oscura tan típica de Bluth, también se nota su desesperación por pillar a los adolescentes, así como la ayuda de un entonces joven Tim Burton, si os fijais en algunos diseños que parecen muy de su estilo, la verdad que es una cinta muy curiosa.
Además quisieron condensar algo así como diez libros en una peli y eso nunca funciona bien, se pegaron tantos años para hacerla y les ganaron en taquilla...¡Los Osos Amorosos! ciertamente el peor momento de Disney en su historia.
Está la curiosidad de que en muchos documentales, como el que ya mencioné, Waking Sleeping Beauty, pero también lo he visto en algunos de Pixar, salen vídeos caseros de ésta época de un animador llamado Randy Cartwright, supongo que porque creería que que cerrarían el estudio más pronto que tarde y no le faltaban razones para pensar eso al pobre hombre, todos salen muy deprimidos pero excitados al mismo tiempo, Ron Miller tiene pinta de tener muy mala leche, y están como esperando a que pase algo...y vaya que si pasó.
Liliana Fuchs
"la excepcional calidad que detenta la animación"
Cuidado, que me parece que has confundido detentar con ostentar ;) (pequeño lapsus)
Yo pude ver la película de muy niña y recuerdo que me gustó, pero en mi memoria sólo retengo aspectos visuales, nada de la historia o los personajes.
sereldotar
Ojo Sergio, en el segundo párrafo te falta una hache en "feaciente". Sorry por la corrección!
locksley24
A mi la película me encantó, pero si es cierto que no definía bien el tono. Siempre pensé que era de la Warner hasta mucho después. Burton diseñó al villano (dicen que lo único que quedó de el en esta película), después lo despidieron... (el villano daba miedo realmente y no tenía nada de simpático)
Ya se que muchos la consideran de las peores de Disney por sus animaciones copiadas del libro de la Selva y otras, pero que paso con Robin Hood (1973)? a mi me fascino!