No es adecuado confiar demasiado en las apariencias, pero tampoco creo que sea conveniente ignorarlas y esperar lo mejor en todos los casos, ya que así sólo vas a conseguir llevarte muchísimas decepciones y lo más positivo que vas a lograr es que simplemente colme tus expectativas. Con ‘Dioses de Egipto’ (‘Gods of Egypt’) tuve claro que algo olía a chamusquina en la película de Alex Proyas desde la aparición de sus primeros carteles.
Todo lo que vino después no hizo más que avivar mis dudas hacia el nuevo trabajo de un director que había conseguido que todas sus obras realizadas hasta la fecha me gustasen en mayor o menor medida. Por desgracia, esa racha se ha roto con una película que padece de uno de los casos más alarmantes de esquizofrenia digital que recuerdo y que también cae de lleno en la ridiculez argumental. Además, tampoco llega a ser entretenida, que era lo mínimo exigible en un producto de estas características.
Un espectáculo de tercera categoría siendo generosos

Comentaba mi compañero Sergio en su crítica que no terminaba de entender todo el odio que ha provocado el que seguramente sea el mayor fracaso comercial de lo que llevamos de 2016 -algo que sin duda ha influido en que nos llegue tan tarde a España- y yo estaba deseando darle la razón, pero es que a duras penas encuentro algunos pasajes de la película que logren acercarse a lo que entiendo por diversión en un despiporre que toca las teclas equivocadas.
Por mi parte, me es absolutamente indiferente que ‘Dioses de Egipto’ haga lo que le venga en gana con la fidelidad de la recreación histórica, ya que desde el primer momento quiere erigirse como un mastodóntico espectáculo visual que como añadido quiere contarnos una historia ya vista en multitud de ocasiones -y que tampoco fue nunca especialmente interesante- pero con un envoltorio diferente.

Sigamos la importancia que da la propia película a sus factores y empecemos primero por un apartado visual que difícilmente podría estar más sobrecargado. Aquí no caeré en ese tópico de decir que más es menos, ya que el primer gran problema de esa locura digital de la que echa mano Proyas es que es increíblemente irregular, con el déficit añadido de que ya estamos habituados a lo bueno -y, creedme, aquí no hay nada que vaya a sorprendernos por esa vía-, por lo que es lo malo lo que realmente capta nuestra atención.
Un detalle que a mí me afecta especialmente en propuesta de este tipo es captar lo artificiales que resultan los fondos creados por ordenador, ya que me sacan por completo de lo que suceda o digan los personajes -más habitual lo segundo en el caso de ‘Dioses de Egipto’-. Si a eso le añadimos unos diseños bastantes horteras en no pocos casos y que incluso sus momentos más impactantes dan la sensación de estar algo pasados, lo que queda es que buscan ser impresionantes y lo que provocan es una peculiar mezcla entre indiferencia y extrañeza.
La exageración por bandera

Lo que sí hay que reconocerle a ‘Dioses de Egipto’ es que realiza una apuesta y la lleva hasta sus últimas consecuencias, por lo que esa saturación digital encuentra acomodo en un guion de Matt Sazama y Burk Sharpless, la dirección de Proyas e incluso la banda sonora de Marco Beltrami, pero aquí tenemos un gran ejemplo de que una cosa son las intenciones y otra muy distinta los resultados.
La cuestión es que el todo vale puede ser la base para algo muy divertido, pero es algo que también hay que saber construir para no acabar dando la sensación de ser algo simplemente aleatorio. Por desgracia, el dúo detrás de los libretos de títulos tan poco conseguidos como ‘Drácula, la leyenda jamás contada’ (‘Dracula Untold’) y ‘El último cazador de brujas’ (‘The Last Witch Hunter’) vuelve a demostrar aquí que lo suyo no son los guiones o que tienen muy mala suerte con las correcciones que los estudios hacen posteriormente.

Sería muy sencillo enumerar una serie de errores que en otro tipo de relatos serían fatales, pero ‘Dioses de Egipto’ juega en otra liga y por momentos casi parece consciente de su propia estupidez. Es entonces cuando mejor funciona, pero todo se derrumba a poco que se vuelve un poco intensa en lo referente a las relaciones entre los personajes o cuando simplemente busca la épica a la desesperada.
No sé vosotros, pero yo necesito algo más que eso, incluso cuando resulta deslumbrante y un paso adelante en ese campo, o me canso bastante rápido. Ahí he de conceder que la puesta en escena de Proyas sí que ayuda a dar ciertos matices al descontrol absoluto que es ‘Dioses de Egipto’, ya que durante parte del metraje sabe balancear esos excesos necesarios con la necesidad de mostrarnos lo que sucede con cierta claridad, muy meritorio, aunque insuficiente en líneas generales y que poco importa durante un tramo final directamente agotador.
’Dioses de Egipto’, el absurdo mal entendido

Una vez vista, lo primero que pensé de ‘Dioses de Egipto’ es que le habría venido bien apostar quizá no ya por el humor, pero sí por un acercamiento mucho más desenfadado a todo lo que propone, algo que me dio la sensación de que solamente Gerard Butler supo entenderlo y que el resto del reparto encararon sus actuaciones como si fuera algo serio. No todos lucen igual de mal por ello, pero sí que provocan que esa absurdez argumental sea molesta cuando casi podría haber jugado a su favor.
¿Puede un personaje estar definido a grandes rasgos y captar tu interés? Yo creo que sí, pero en una serie de circunstancias muy especiales y no como base para una relación romántica pésimamente resuelta -Brenton Thwaites quizá tenga talento, pero de carisma no podría andar más escaso-, para crear un conflicto paterno-filial de lo más endeble -da pena ver a Geoffrey Rush aquí- o directamente siendo ridículo sin abrazarlo abiertamente -Chadwick Boseman, no hace falta decir más-.

Es ahí donde llega la perdición definitiva de ‘Dioses de Egipto’, pues durante su primera hora aún hay ciertas cosas aquí y allá que te hacen pensar que realmente va a ser un entretenimiento ligero en el que no van a dejar de pasar cosas para hacerlo todo muy llevadero, pero llega un punto en el que simplemente deja de dar esa sensación y lo único que queda es una aventura delirante que ni siquiera saber cómo aprovechar a un Nikolaj Coster-Waldau no tan alejado de su Jaime Lannister, aunque él tampoco es que ponga mucho de su parte.
Lo grave no es tanto que todo tienda al ridículo y que en muchas ocasiones sea difícil no reírse ante los diálogos que pronuncian sus personajes, sino que el enfoque por el que se apuesta no encaja con ello y sus responsables quieren que simplemente no tengamos respiro para no pararnos a pensar en ello. No me sorprendería que algunos entren en el juego porque nunca viene mal una película para simplemente apagar el cerebro y dejarse llevar, pero todo tiene unos límites y creo que ‘Dioses de Egipto’ los sobrepasa en exceso y se regodea en ello.
En definitiva, ‘Dioses de Egipto’ es un triste espectáculo que acepta todo tipo de sacrificios con el único objetivo de intentar entretenernos, algo incluso loable sobre el papel, pero es que conmigo no lo consiguió y entonces lo único que queda son sus innumerables defectos, incluso en lo visual. ¿De verdad se han gastado 140 millones de dólares tan mal cuando otros han demostrado poder hacer una gran película y con mucha fuerza en ese apartado con menos de un tercio? Para consolarme al menos puedo decir que ha habido varias películas peores en lo que llevamos de 2016.
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vasilia
La vi hace meses, es que en Chile la estrenaron en febrero, marzo, a principios de año.
¿Que es mala? Oh, si, es mala. Pero sinceramente, es menos absurda que Alicia a traves del espejo. Esa pelicula si que no tiene donde sostenerse, es una pesadilla visual de tanto exceso, con una "historia" que aun me pregunto por qué, por qué seguir dandole tanto protagonismo a Deep, que fastidio, que desperdicio del personaje del Tiempo para darle como caja al Sombrerero. Dioses de Egipto es mala, pero jope, tiene sus momentos simpaticos. Lo que la embarra, en grande, es el supuesto "romance", que es insoportable, pero el resto, con un par de cervezas, es disfrutable :)
rencka
Si, entiendo lo que dices. Hubiera funcionado mejor como parodia de la momia.
Zaxxon
Con el paso de los años, esta película ocupará un lugar similar al que ocupa hoy en día el "Flash Gordon" de 1980.
lacedemonio
"me es absolutamente indiferente que ‘Dioses de Egipto’ haga lo que le venga en gana con la fidelidad de la recreación histórica, que como añadido quiere contarnos una historia ya vista en multitud de ocasiones -y que tampoco fue nunca especialmente interesante- pero con un envoltorio diferente. "
A mi no me es indiferente y no, no entiendo donde has visto esa historia contada multitud de veces. El trasfondo es una cosa, pero la temática que pretende abordar la película no había sido tocada antes y es por lo que me avergüenza que se haya gestado semejante mierda.
¿En que pensaría Alex Proyas y todo el reparto? Si... en el dinero. En fin.
kafka
Se puede ya criticar sin complejos?? Es que cuando vimos el trailer había algunos osados que todavía decían "gurus" por calificarla sin haberla visto.
cliff_lda
Lo dije en otra entrada, la vi sin prejuicios el mes pasado en blu-ray, tuve toda la intencion de que me gustara y no hubo caso, pero como dices no es la peor del año.
jaimebcn
Yo la vi hace meses en PopCorn... y me soprendí al ver los carteles estos días por la calle!
Hombre, si, es mala, pero tampoco hay que hacer un drama, no? Quiero decir, cuántas películas no tienen una historia jamás contada? Lo mismo soy muy atrevido, pero me aventuro a decir que ninguna o casi ninguna (descartando las de tipo documental).
Yo la ví y pese a parecerme una patata, me comí muy agusto una bolsa de pipas mientras la visionaba. Es mala? Claro.
fid_78
Mala se queda corto como adjetivo para este bodrio. Y lo peor es que ha costado un pastizal, 140 kilos.
Un saludo.
javerit.langoyo
Drácula la Leyenda jamás contada es la mejor película de los últimos 3 años. Y punto, tío. Parece una película de hace 10 - 15 años, la edad dorada del cine blockbuster friki. Me empeñe en ír a verla al cine porque el trailer me recordaba a eso, a la época en que iba al cine con más asiduidad de peque, y donde la oferta era un poquillo más agraciada para los palomiteros. Una autentica magdalena de Proust