Podemos estar más o menos entusiasmados con Apple TV+, pero hay que reconocer que el nivel que han logrado mantener con sus series originales ha sido bastante decente y, de hecho, la comedia de Alena Smith fue una de las primeras grandes sorpresas que me llevé con la plataforma al convencerme directamente desde el principio.
Estrenada en 2019, 'Dickinson' vuelve a dar guerra en una temporada 2 de la que ya podemos ver tres episodios (de un total de diez; servidor ha podido ver cinco en el momento de redactar esta crítica). Hailee Steinfeld regresa al papel titular como la joven poetisa norteamericana en unos nuevos episodios en los que deberá dar un paso vital para su carrera.
Estos nuevos episodios comienzan con una mala noticia: tanto forzar la vista y hacer cosas impropias para una señorita como escribir (sin parar) está dañando su visión. Más allá de sus problemas de salud ocular (y a ratos de inspiración), Emily se encontrará siendo alentada por varios frentes —desde Sue (Ella Hunt) hasta el recién llegado editor del Springfield Republican Sam Bowls (Finn Jones)— para publicar sus poemas.
Una decisión que no quiere tomar a la ligera y con la que experimentará extrañas visiones en las que un hombre, con pinta de soldado, le preguntará si ella también es Nadie (Nobody). Un nuevo escarceo con lo sobrenatural e inexplicable (basado en el poema, por cierto) tras tontear con la muerte en la temporada 1 y que será vital para la decisión.
Emily al desnudo
Para Emily su obra es su vida, su desnudez, y en este sentido la serie se interesa por querer ver qué pasa en ese momento en el que su intimidad sale a la luz. Esto le da un toque de, en palabras de la guionista jefe, "thriller psicológico". No sé si tanto pero sí que el foco se pone en lo que significa para nuestra protagonista el estar expuesta.
No quiere decir esto que Alena Smith haya convertido 'Dickinson' en un drama. Sin duda la serie sigue siendo tremendamente divertida, causando más de una carcajada en cada episodio. Seguimos teniendo esa anacrónica representación de la socialité decimonónica, que logra grandes momentos a la hora de presentar tropos de la época bajo una socarrona mirada del siglo XXI.
El desenfado de la temporada 1 se ha convertido en madurez. Los protagonistas ya no son meros "adolescentes" sino que ya empiezan a tener grandes responsabilidades y cambio de vida, lo cual les están cambiando. Si bien personajes como Lavinia (Anna Baryshnikov) parecen seguir con sus locas aventuras con el pretendiente de turno, otros como Sue parecen haber dado un giro de 180º (por lo menos a ojos de la protagonista).
Decididamente más madura, esta temporada 2 de 'Dickinson' tiene por delante el reto de mantener fresca su propuesta. Y lo consigue a medias. El factor sorpresa ya no existe y las pequeñas provocaciones dialécticas y juegos de palabras ya no nos pillan desprevenidos. Igual pasa con su alegato feminista, que siendo efectivo a estas alturas de la televisión ya no es tan provocador.
Lo que sí que logran es seguir siendo una gran opción para arreglar una tarde algo aburrida. Procura grandes carcajadas y demuestra que hay mucho que contar en torno a la semidesconocida (en cuanto a la vida, quiero decir) autora. Una estupenda comedia que reivindica su lugar ante otras series similares como 'The Great' o incluso 'Los Bridgerton'.
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