'Dickinson': una brillante pero imperfecta temporada final que consolida a la serie de Apple TV+ como una pequeña joya

'Dickinson': una brillante pero imperfecta temporada final que consolida a la serie de Apple TV+ como una pequeña joya

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Dickinson Photo 030109

'Dickinson' fue una de las primeras grata sorpresas que nos dio Apple TV+ en sus comienzos. En el sentido de que no era una serie de alto perfil como 'The Morning Show' y que no gozaba de la misma ambición que el resto de sus compañeras de promoción. Pero la ficticia toma de la vida de la poetisa nos conquistó con su frescura y cuesta despedirnos de la serie, que estrena su tercera y última temporada.

Una temporada definitivamente más madura (aún más que la anterior) en lo que la vida de Emily (Hailee Steinfeld) y compañía se da contra un muro en forma de Guerra Civil Americana. El conflicto marca los ánimos tanto a nivel argumental como en el tono de la creación de Alena Smith, que llega a una inevitable madurez en tiempos revueltos.

Esto provoca cierto choque al comienzo de la temporada. Un inicio empapado por esta oscuridad en lo que se desgarra la estabilidad en la casa Dickinson. Una fuerte pelea entre un hijo (Adrian Blake Enscoe) más preocupado por beber que por sus obligaciones —maritales, profesionales y militares— y su padre (Toby Huss) se salda con el patriarca sufriendo un infarto.

El ver a su padre al borde de la muerte tambalea los ya frágiles pilares de Emily, quien de nuevo se ve sin saber cual es su sitio en el mundo, en su relación con Sue, en su familia, en la sociedad. Esta crisis existencial la llevará a seguir explorando e incluso atender a los heridos en el frente.

La resistencia a dejar irse

He de reconocer cierta resistencia a la propuesta de esta temporada de 'Dickinson'. Quizás más por el hecho de que no quiero que termine que por temas meramente objetivos. Si bien esta temporada se nota que deja de lado un poco la frescura por temas argumentales y temáticos, su pose anacrónica y su sarcástico humor característico sigue presente.

Es en este equilibrio entre seguir haciendo comedia mientras el drama adquiere más protagonismo donde creo que más obstáculos hay. De nuevo, esto es inherente a la naturaleza misma de la evolución de Dickinson, tanto serie como personaje, pero como espectador uno no puede evitar desorientarse un poco ante estos devenires.

Devenires, insisto, completamente lógicos cuando 'Dickinson' es una historia sobre la búsqueda de identidad, de voz propia y, de paso, de madurez y trascendencia, de una artista. Con esto en mente la serie sigue enriqueciendo el universo creado en este realismo mágico exquisitamente anacrónico. Expandiéndose y yendo mucho más allá de la figura de la poeta.

En este sentido, Alena Smith es consciente de que su tiempo se acaba y en vez de intentar alargar el dulce momento de enamoramiento, hace avanzar la serie con paso firme. Siendo fiel a sí misma y dejando la sensación de que desde el principio todo estaba trazado. A veces algo más a brocha gorda de lo que nos gustaría, pero completamente eficiente.

Pese a mis pequeñas reticencias y las imperfecciones visibles por aquí y por ahí, la temporada final de 'Dickinson' alcanza cotas de brillantez y madurez en su exploración de una voz única. La serie de Apple TV+ se despide como una pequeña gran joya de su catálogo.

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