En mala hora le hice caso al cartel de la película. Conseguí esquivarla cuando se estrenó, convencido de que no merecía la pena (sólo había que ver el tráiler para llegar a esta conclusión), pero el tiempo pasa, nos ablanda el juicio, y toda esa seguridad se va transformando en duda. Y, rayos, Jim Carrey es un tipo de lo más gracioso que ha demostrado excelentes maneras como actor (véase ‘El show de Truman’ u ‘Olvídate de mí’). Así que sí, venga, aprovechando que ha salido en DVD, vamos a por ‘Di que sí’.
Pues no. No, no y no. Ahí debería haberme quedado, pero caí. Así que os lo aconsejo: decid no a esta película. Es exactamente lo que parecía y aún peor. No tiene nada que ofrecer, se limita a mostrar lo mismo una y otra vez, que es a Carrey haciendo el payaso, poniendo caras raras, algo que ya hemos podido ver en bastantes ocasiones anteriores. El actor se repite otra vez más, protagonizando una película soporífera que no cuenta nada, resultando, en síntesis, que dos personas alocadas se lían. Y fin.
‘Di que sí’ (‘Yes Man’, 2008) es otra variación del esquema mil veces visto en el que un personaje, bala perdida, hace una promesa y luego debe mantenerla durante toda la película, provocando innumerables situaciones cómicas (se supone), hasta que, en el último acto, el elemento femenino de la ecuación hace que el protagonista recapacite sobre todo, se dé cuenta de lo que realmente pasa, madure en un instante (plano del actor pensando que la película no recaudará nada), se convierta en el tipo más responsable, amable y tierno de la galaxia, y solucione absolutamente todos los conflictos que se han mostrado en la pantalla.
En esta ocasión, Jim Carrey se pone en la piel de Carl Allen, quien tras una dolorosa separación se ha convertido en un hombre antisocial y apático, encerrado en sí mismo. Cuando se da cuenta de que está perdiendo incluso a sus mejores amigos, asiste a un particular programa de ayuda psicológica (orquestado por un exagerado Terence Stamp), que consiste en en rechazar el “no” y abrazar el “sí”, la palabra mágica. Decidido a cambiar su vida, Carl acepta se compromete a decir que sí a todo lo que le propongan.
Desde ese momento, el protagonista comenzará a hacer todo tipo de cosas a las que antes habría dicho que no. Todo le sale bien, la suerte le sonríe y pronto conoce a (Zooey Deschanel), una chica que sólo hace lo que le da la gana, dispuesta a vivir la vida al máximo, y con quien el “nuevo Carl” hace una pareja perfecta. Sin embargo… pero al final, la música sube de volumen y… ya sabéis. Buf.
Es probable que la historia te recuerde a ‘Mentiroso compulsivo’, y en cierta manera así es, pero ‘Di que sí’ no tiene la locura, la chispa y la gracia (aunque te parezca escasa) de esa película, quedándose en algo vacío y anodino, que se vuelve insufrible conforme pasan los minutos. Os doy mi palabra, me senté a ver la película con la predisposición adecuada, en uno de esos días propicios para comedias comerciales de tres al cuarto, esperando lo mínimo. Pero es que ni siquiera eso.
Me parece increíble que hasta tres personas (firmado por Nicholas Stoller, Jarrad Paul y Andrew Mogel) hayan trabajado en un guión tan lamentable, al que tampoco consigue aportar nada un realizador tan plano como Peyton Reed, que rueda todo de la misma manera, salvo un par de planos donde Carrey está en lo alto de un edificio y un puente, que entonces saca la grúa y la pone a bailar, al ritmo de la cancioncita pop de turno. En definitiva, una tonta comedia llena de tópicos que es mejor olvidar. Y Jimmy, por favor, piensa un poco más en tu carrera y un poco menos con la cartera, que ya te vale.