Y se acabó. Dos meses hemos estado recorriendo Iron Lake a través de los ojos de un reaparecido Dexter Morgan y llegó la hora del final. Un final que se antojaba trágico, definitivo... lo que no imaginábamos es hasta qué punto se daría un final último a lo iniciado hace más de quince años por James Manos Jr., Clyde Phillips y compañía.
Por supuesto, a partir de aquí spoilers del episodio final de 'Dexter: New Blood'.
Al final del episodio anterior vimos cómo eso de "muerto el perro, se acabó la rabia" no es siempre así. De hecho, Kurt Caldwell (Clancy Brown) tenía una última bala en forma de prueba irrefutable en torno al asesinato de su hijo por parte de "Jimbo" (Michael C. Hall). Si a esto se le suma que Angela (Julia Jones) lleva media temporada confirmando que su novio es un asesino en serie, pues ya podéis imaginar.
De hecho Dexter sabe que tiene las horas contadas en Iron Lake. Ahora que se ha reconciliado con su hijo Harrison (Jack Alcott) y metido en su equipo asesino familiar, sus planes son marcharse a una ciudad grande (Los Angeles) donde poder pasar más desapercibidos a la hora de soltar al pasajero oscuro. Sin embargo, padre e hijo tendrán un impedimento.
Sin escapatoria
Al encontrar uno de los tornillos de titanio (el que le dio Kurt a Dexter episodios atrás) entre los restos del incendio, una Angela segura de sí misma decide detener a Dexter Morgan. Y Dexter, más allá de plantear una duda razonable, no parece que le funcione para librarse de un encarcelamiento casi seguro ya no por el asesinato de Matt sino por ser el Carnicero de la Bahía... por lo menos a ojos de su (ex) novia.
Hay una cosa que queda extraña y es que el guion del episodio nos pone la miel en los labios prometiendo un doloroso reencuentro que finalmente no se da. Me refiero al de Angel Batista (David Zayas), al que vemos salir apresurado hacia Iron Lake para colaborar con Angela en su detención de Dexter, convencido de que mató a Maria Lagherta. Un encuentro que no se da por las circunstancias pero cuya posibilidad provoca bastante curiosidad.
Con todo en contra, Dexter necesita crear una distracción y cierto escondrijo de su contrincante en la temporada parece que le da la oportunidad perfecta. Así, en lo que Angela encuentra la dolorosa solución al caso que la lleva atormentando toda la vida, Dexter asesina al agente Logan (Alano Miller) y llama a su hijo para salir con él de la ciudad. Sale mal.
Así, en un giro impactante, un Harrison que averigua lo que ha pasado para que Dexter haya podido escapar (lo que implica que su padre ha incumplido el código del que presume) coge el rifle y, ayudado por un padre que acepta su destino final, dispara. Dexter ha muerto. Larga vida a Dexter.
El final debido
Una ejecución inevitable y que, según Phillips fue algo que surgió muy temprano en el proceso de desarrollo:
«Sabíamos que esto tenía que pasar y creo que tenía que pasar tanto para la audiencia como para el personaje. El verle atrapado una y otra vez y escapar una y otra vez es un daño a la audiencia. Y creo que hay cierta verdad en esta narrativa, en la autenticidad de la narración.»
Harrison sale impune, por pura misericordia de Angela. Así, en lo que el chico sale del pueblo es testigo cómo el FBI y todas las fuerzas policiales disponibles van llegando a Iron Lake. Escuchamos a Hall por última vez en lo que se lee la carta que Dexter escribió a Hannah. Un cierre que reafirma esa idea de legado en la que ha navegado la serie.
Haciendo una mirada general, sí que he quedado satisfecho con este nuevo final para la historia de Dexter Morgan. Con sus fallos y sus virtudes 'Dexter: New Blood' ha devuelto a su público esas ganas de estar pendientes (y de las uñas), semana a semana, de qué pasará.
Y el futuro, quién sabe. Ya que la serie cierra abriendo la posibilidad de que podamos ver en próximos años a Harrison vagando de un lugar a otro intentando superar sus traumas y controlar su propio pasajero oscuro. Phillips, desde luego, está abierto.
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