La familia Parker no es una familia estadounidense al uso o, viendo la cantidad de familias disfuncionales que pueblan nuestra tele, quizá sí. Pero sus aventuras, que empiezan por un alocado viaje en carretera desde Syracusa a Florida y que les llevarán en sucesivas temporadas a Nueva York, Alaska o hasta la mismísima Rusia, mezclan el humor de golpe y porrazo, la vergüenza ajena y el tono grueso con un indeleble afecto familiar.
Descubre por qué querrías compartir asiento con los Parker: Nate (Jason Jones), Robin (Natalie Zea) y sus hijos, Jared (Liam Carroll) y Delilah (Ashley Gerasimovich)... aunque corras el peligro de morir de vergüenza ajena.
No hay nada como un buen viaje en familia
Aunque no recuerdes haber ido en coche con tus padres, o no rememores al menos lo que suponía viajar contigo siendo menor, seguro que te vienen a la cabeza películas como 'Las locas vacaciones de una familia americana' y 'Vacaciones' o unos cuantos capítulos de series como ‘Los Simpsons’, en los que la familia no tiene más remedio que aguantarse varias horas en un espacio reducido. A veces puede ser agradable, pero otras es como sentarse en una habitación llena de explosivos y gasolina con una cerilla sujeta con las dos palmas: un descuido y todo estalla.
Son esas experiencias las que llevaron a los comediantes y guionistas Jason Jones y Samantha Bee a proponer una serie de televisión a la cadena de pago estadounidense TBS. La serie comenzó su singladura en 2016, hasta su cancelación en 2019, después de cuatro temporadas y con sus protagonistas bastante lejos, física y anímicamente, de su primera temporada.
El secreto: un chiste, luego el siguiente… y sí, amor
Pero no estás aquí, o al menos no específicamente, para que te cuente el origen de esta comedia, sino para saber por qué deberías estar viendo sus capítulos de 20 minutos según termines de leerme. Y la respuesta es que tiene una mezcla única de humor verbal y físico, con un envidiable timing en los momentos más lúcidos, y el espectador adulto como objetivo.
Piensa en esas series “para mayores”, de imagen real o animación, que intentan hacer esa alquimia y solo les sale un encadenado, a veces muy irritante, de chistes de pedos, zascas y leñazos imposibles. No quiero señalarlas por no hacer sangre, pero llevan tantas temporadas en el aire que es imposible no traer a colación, por lo menos, un par.
Si el humor te llega, al final, es porque detrás de todos los chistes hay una sincera preocupación por esta familia. No tienen intención de hacerse daño entre ellos y, cuando las cosas se ponen duras, hacen piña: es simplemente que no les da para más. Sus observaciones sobre la crianza vienen de sentimientos reales (recuerda: el germen de la serie son los viajes en coche con sus hijos de los guionistas), aunque van siempre aderezadas con chistes inesperados, soeces, mordaces o absurdos.
Lo que mejor define su relación, sus problemas y su actitud está en el episodio piloto, cuando Jared intenta que arranque el coche familiar mientras su familia empuja detrás. Al final, se da cuenta de que, en vez del acelerador, ha estado pisando el freno: cuando su familia protesta, Jared se defiende diciendo «Lo hago lo mejor que puedo» y su madre contesta «Ése es el problema, cariño».
Fuerzas de la naturaleza en continua colisión
Y aunque todo el reparto (y el equipo detrás, ojo) contribuye a que cada capítulo tenga gags distintos en forma, fondo y ejecución, a que en cuatro temporadas se consiga que un running gag no sea solo una imagen de marca o un recurso fácil, sino lo que debería ser, esto es, algo plantado con mimo y con nuevos matices en cada aparición, brillan sobremanera el propio Jason Jones y su esposa en la ficción, Natalie Zea.
Jason Jones es capaz por igual de parecer un hombre justo en medio de una encrucijada dentro de su empresa, que un idiota sin remedio; un padre demasiado optimista, pero también un hombre superado por la responsabilidad paternal y los problemas derivados de sus acciones; alguien incapaz de enfrentarse a un camionero y a la vez capaz de derribar una montaña por su familia. También tiene una envidiable forma física, que le lleva a soportar casi en cada capítulo bastantes humillaciones y algún gag físico, más de uno con pinta de doler mucho.
Enfrente, Natalie Zea parece el payaso serio de la función, es decir, el ancla de la realidad y aquella sobre la que rebotan, para que sean más graciosas, las increíbles estupideces que su marido, su hijo y su hija son capaces de hacer… hasta que poco a poco gana entidad cómica gracias a un pasado salvaje (que echa de menos) amortiguado por la carga familiar y su implicación en una trama que crece y crece con cada temporada.
Cuéntame lo mismo, pero distinto
Este viejo adagio del gurú de los guiones Blake Snyder define a la perfección ‘Desviados’. Tienes una familia desastrosa y que se quiere a pesar de hacerse daño, entre la disfuncionalidad de 'Los Simpson' y el cariño de 'Bob’s Burgers'. Tienes una primera temporada que mira con admiración a esa ‘Las vacaciones de una chiflada familia americana’, aunque tiene un humor más actual, cercano a, por ejemplo, 'Salidos de cuentas' ('Due Date'). ¿Y cómo nos dan lo mismo, pero distinto?
Muy sencillo: con un montón de trucos narrativos. Tienes a narradores poco fiables en las dos primeras temporadas, con Nate y Robin contando sus aventuras (y difiriendo en los puntos de vista); flashbacks, presagios narrativos que tardan varias temporadas en cobrar sentido, cortes bruscos de las escenas, situaciones grandes que terminan en nada y pequeños actos que se vuelven absurdamente relevantes.
Escucha: casi todo el mundo quiere formar una familia, pero nadie imagina el trabajo que conlleva mantenerla a flote, las renuncias que aceptas y las que te vienen o esa sensación hipócrita, pero obligatoria, de prohibir o criticar lo que tú hiciste en su día. ‘Desviados’ destila todas estas sensaciones en cuatro temporadas aliñadas con chistes de todo tipo, preocupación por sus protagonistas y bastante conocimiento sobre el tema.
Hay una familia que no puedes escoger y otras que sí, y quizás los Parker merecen que les dejes asomarse por tu pantalla.
En principio, los derechos en España los tiene Movistar y, hasta hace nada, parecía que iban a emitir 'Desviados' hasta 2023. Tocará esperar: típica suerte de los Parker. Ya sabes cómo va esto del streaming: o aparece en algún sitio, o desaparece para siempre.
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