‘Destellos de genio’ es la ópera prima de Marc Abraham, productor de un sinfín de películas de la más diversa índole. Desde ‘Los Commitments’ de Alan Parker, hasta ‘Hijos de los hombres’, pasando por ‘Air Force One’, ‘Trece días’ o ‘El amanecer de los muertos’. Para su estreno tras las cámaras ha elegido contar una historia basada en hechos reales, y sus puntos en común con ‘El dilema’ de Michael Mann son más que evidentes, tanto en forma como contenido.
El nombre de Robert Kearns probablemente no le diga nada a muchos de los lectores, pero todos estamos más que acostumbrados a uno de sus inventos: el limpiaparabrisas intermitente, esa maravilla sin la que hoy día habría todavía más accidentes de tráfico de los que hay. En su momento, Kearns tuvo que enfrentarse legalmente a los gigantes del automóvil que se adueñaron de su invento pasando olímpicamente de él. ‘Destellos de genio’ cuenta esa historia.
Los paralelismos de ‘Destellos de genio’ con la mencionada película de Michael Mann son más que evidentes. Ambas hablan de la lucha de un hombre normal y corriente contra una gran empresa de enorme poder. De hecho el protagonista del film de Abraham, Robert Kearns, no difiere demasiado del interpretado por Russell Crowe en el film de Mann. Hombres adultos, con una familia formada, que ven como todo lo que construyeron a su alrededor se desmorona, mientras luchan intermitentemente (nunca mejor dicho en el caso de ‘Destellos de genio’) contra el sistema.
En esa lucha encontrarán algo más que enfrentarse, con pocas posibilidades para la esperanza, a una gran compañía que podría machacarles en un abrir y cerrar de ojos. La soledad muy pronto comenzará a ser una rutina, y los seres más queridos se apartarán de ellos, para al final obtener una recompensa por sus esfuerzos. Un tema muy de moda en Hollywood, donde siempre se han sentido atraídos por películas de esta índole. Tanto es así, que no hay año en el que nos encontremos con un film de esta clase, que casi acabarán convirtiéndose en un género propiamente dicho. No obstante, está todo tan dicho al respecto, que por muy buenas intenciones que se hayan depositado en la realización de la película, ésta no termina de cuajar en el corazón del espectador, como sí hizo a finales de la década pasada el citado film de Mann, que a día de hoy es preferible en todos sus aspectos a ‘Destellos de genio’, aparte de que su mensaje sigue vigente en todo su esplendor.
‘Destellos de genio’ no es una mala película, está realizada con suma corrección, que ya es más de lo que puede decirse de muchas películas actuales. Pero esa corrección le impide ir más allá, quedándose como una película amable, entretenida, bien filmada, pero sin alma, sin fuerza. Dante Spionotti, que también fue el director de fotografía de ‘El dilema’, alterna el uso de las cámaras tradicionales con las de alta definición, lo que nos lleva una y otra vez a la historia con Russell Crowe, haciendo que la añoremos. El formulismo del film no pasa de ser precisamente eso, un formulismo. Ni siquiera encuentran un tono adecuado a la historia de un hombre por el que nadie hubiera apostado en su cruzada contra los grandes del automóvil.
Por supuesto, una película del estilo de ‘Destellos de genio’ contiene unas excelentes interpretaciones de todo su elenco, en el que brilla con fuerza Greg Kinnear. Siempre me ha parecido que Kinnear era un excelente actor muy desaprovechado, y que la primera fila en la que siempre ha merecido estar nunca le ha abierto las puertas. Siempre relegado a papeles secundarios, y cuando se trata de ser el protagonista lo es en películas que nunca aparecen en las portadas de las revistas. Kinnear transmite muy bien la lógica evolución del personaje, y posee no pocos momentos de lucimiento (tal vez los del juicio final sean los mejores). En el reparto de secundarios, entre los que podemos ver a unos efectivos Dermot Mulroney, mejor que de costumbre, y Mitch Pileggi, de quien nos es imposible sacarnos de la cabeza su imagen en la inolvidable serie de televisión ‘Expediente X’, aparece Alan Alda interpretando a uno de esos prestigiosos abogados que sólo piensan en el dinero; sus escasas apariciones en el film tienen la suficiente fuerza, debido al trabajo del actor, como para no pasar por alto su poderosa y profesional presencia.
‘Destellos de genio’ es una de esas películas que se olvidan tras su visionado. Teniendo en cuenta las más de dos horas de duración, el efectivo trabajo de todos sus responsables, y que a pesar de su previsibilidad, se sigue con cierto interés, puedo decir que al menos no me he dormido. Eso sí, dentro de un año, tendré que hacer grandes esfuerzos para recordarla bien. Ahora me retiro a mis aposentos a escribir sobre cierto bicho del espacio que les hace la vida imposible a un puñado de vikingos.
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