'Desayuno en Plutón', pequeños pedazos de buen cine

Allá por el mes de Abril mi compañera Beatriz realizó una crítica de este film que te dejaba con unas ganas de ir a ver la película increíbles. Una vez más, el estreno de dicha película se retrasó hasta el viernes pasado, y una vez más seguimos sin saber el porqué de este tipo de decisiones por parte de las distribuidoras. Quizá pensaron que en verano este film recaudaría más que en primavera. Sinceramente yo creo que va a ser al revés, que va a pasar más desapercibida entre el público ahora que se estrenan un montón de producciones esperadas por todos. Sea cómo sea, el caso es que un film de Neil Jordan siempre tiene un mínimo de interés y el hecho de que esté dirigido por él ya es una buena razón para acercarse al cine, aunque luego los resultados sean un poco decepcionantes.

Patrick Braden es un niño que ha sido abandonado a la puerta de una Iglesia. Adoptado por una familia irlandesa crecerá con cierta tendencia a vestirse de mujer, lo que provocará no pocos disgustos a todo aquel que le rodea. Caundo ya es un chico y harto de que su propia familia, que no es la verdadera, lo mire como si fuera un bicho raro, se irá a Londres para continuar con su vida y buscar a su verdadera madre e intentar conocer el porqué fue abandonado y de paso saber quién es realmente. En su búsqueda conocerá gente de todo tipo, que irán dejando una fuerte huella en su persona, y él en la de ellos. Lo más interesante del film argumentalmente hablando, es el hecho de sugerir que la identidad no es algo que te de una madre o un padre, sino algo que uno mismo se gana simplemente viviendo cómo mejor crees. Lo que es una pena es que la película sea tan dispersa, y es que está dividida en nada más y nada menso que 36 actos perfectamente diferenciados entre sí. Eso, en principio desconcierta un poco e incluso hay partes que son bastante aburridas, ya que dichos actos no están perfectamente unidos entre sí, no habiendo una clara continuidad entre ellos. No digo con esto que la película sea incomprensible o algo parecido, no. La historia se sigue bien más o menos, pero es como si te emitieran 36 cortometrajes sobre el mismo tema sin ningún nexo de unión. La narración no avanza fluída y es cómo si hubiera otros 36 parones.

Está claro que su director, Neil Jordan, lo quiso así. Pero la jugada no le ha salido bien, ya que aparte del aburrimiento mencionado, la película está llena de multitud de personajes, algunos de los cuales no aportan absolutamente nada a la historia. Algunos tienen más protagonismo que otros, y prácticamente todos, salvo el principal, no están perfectamente dibujados y otros tienen menos importancia de la que pensamos en un principio, ya sea porque terminan diluyéndose o nos lo quitan de en medio de forma brusca. Al respecto, citar el trágico desenlace de uno de los protagonistas, en una secuencia fuerte por sí sola, pero un poco metida a calzador.

Y aunque parece que estoy poniendo la película bastante mal, en realidad no es así. De la misma forma que el director opta por contarnos la historia dividida en tantos pedazos, hay que decir que en algunos de esos pedazos hay trozos escondidos de buen cine, de ese que tan bien sabe hacer Jordan. Así pues, podríamos citar al respecto tanto el incio como la escena final, absolutamnte maravillosos y realizados con un gusto sensacional. Tambien algunas visualizaciones de ciertos aciertos argumentales que evidentemente no voy a desvelar. Jordan también ha acertado en una exquisita selección musical, con canciones que nos van adornando las andanzas de nuestro joven protagonista.

Creo, eso sí, que el director ha fallado en su tratamiento de cuento, y es que todas las escenas casi oníricas que el protagonista visiona sobran por resultar un poco toscas y por interrumpir innecesariamente lo que se nos está contando. No era necesario que se nos mostrara todo eso, con que el personaje nos lo diga es suficiente, incluso creo que hubiera tenido má impacto.

Los actores están todos bien, aunque quien destaca por encima de todos es Cillian Murphy, realizando una excelente interpretación de ese chico que se siente mujer. Y aunque parezca que tiende un poco a la exageración, nunca cae en amaneramientos forzados. Su interpretación está tan cuidada y el actor está tan entregado que ciertamente hay instantes en los que Murphy parece una mujer de verdad. Y Jordan, muy inteligente él, no necesita mostrar nada que recuerde a su maja 'Juego de Lágrimas', película con la que guarda algún parecido. Y es que es perfectamente creíble y sobre todo comprensible que cualquier hombre independientemente de su condición sexual se vaya con Murphy o se sienta fascinado por él.

El resto de actores no están a la altura por así decirlo, pero cumplen perfectamente su misión, aunque algunos de sus personajes sean más bien insulsos, como por ejemplo el de Stephen Rea, que protagoniza una de las partes más aburridas de la película. Liam Neeson interpreta al párroco que encuentra al protagonista cuando es un bebé, y que se convierte en una especie de mentor para el muchacho, o por lo menos en una de las personas que no lo rechazan por su condición. Una apuesta arriesgada, si nos damos cuenta de que el film está desarrollado en la década de los 70, y estamos hablando de un cura, pero que en la película funciona a la perfección.

Al final a uno le queda una sensación extraña en el cuerpo, es como haber asistido a buenos momentos de cine pero que te los han ido mostrando a cachos sin haber un conjunto global que convezca lo suficiente como para estar hablando de una gran película. Un film pasable entonces, demasiado largo y que sólo por momentos se ve la buen mano de Jordan, director irlandés al que prefiero ver metido en otro tipo de films como por ejemplo en las maravillosas y atemporales 'En Compañía de Lobos' y 'El Fin del Romance'.

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