Pablo Maqueda vuelve a los cines con un trabajo tan ambicioso como intimista. También improbable. Con 'Del caminar sobre hielo' como motor, el cineasta madrileño toma el diario de viaje de Werner Herzog para hacerlo suyo y recrear una caminata infernal invernal en lo más crudo del crudo invierno con 'Dear Werner (Walking On Cinema)', una declaración de amor a su maestro.
Caminando sobre el cine
A lo mejor, sin proponérselo, Pablo Maqueda ha inventado un nuevo estilo documental a través de la inesperada adaptación de ciertos pasajes inadaptables de un libro imposible. Y el resultado es tan improbable como atractivo. Y real. Porque 'Dear Werner (Walking On Cinema)' está en las antípodas de suponer un ejercicio de egocentrismo a mayor gloria personal. Maqueda, agnóstico pero devoto del cineasta alemán, honra esas memorias y vidas de cine mientras reafirma el delicado estatus del cineasta medio, siempre al borde del precipicio. Y lo hace entre precipicios.
Recreando la marcha que a mediados de los setenta, concretamente durante el invierno de 1974, Werner Herzog se marcó entre Munich y Paris en busca de su amiga Lotte Eisner, enferma de gravedad, Maqueda recoge con su cámara las imágenes que Herzog describía con palabras, creando así una extraña y original atmósfera con la música de José Venditti de fondo. La colaboración entre realizador y músico fue mucho más directa de lo que cabría esperar en un proyecto de estas dimensiones.
"José estuvo desde el día cero. Entra cuando el proyecto es un germen de lo que ni siquiera sería la película. Quería hacer una película muy sensorial. Los pasos tienen que ser tan sonoros como mi respiración. Como en un videojuego. De hecho una de mis referencias fue la adaptación de 'Doom' o 'Hardcore Henry'. El sonido debía tener tanta importancia como la propia imagen. Además, José es artista sonoro, y tiene una biblioteca de audios alrededor del mundo que nos ayudaron a ambientar las imágenes".
Aunque reconozco que conecto más con el último tercio, acompañar a este caminante en plena (re)creación artística y vital es un viaje bastante alucinante. Este tercer acto, una vez dejado atrás el ruralismo geográfico y existencial de la parte más dura del trayecto, no supone un giro brusco, pero sí una revitalizante carga de optimismo cinéfilo de quien, por otro lado, no duda en dejar claro que el destino del cineasta es poco menos que el constante rechazo.
Otra decisión acertada del director es la de huir de cualquier protagonismo forzado simplemente estando detrás de la cámara cuando podría haber estado delante todo el tiempo. A pesar de los meses de preparación y los cientos de kilómetros de entrenamiento (NOTA: nadie sale de su casa así por las bravas para caminar de Munich a París), no hay ni rastro de todo eso. Aquí solo se camina sobre el hielo. Y sobre el cine. Y donde Herzog recorría el camino con la angustia de una amiga con serios problemas de salud, Maqueda lo hace con la suya propia, la de un director de cine que no atravesaba su mejor momento.
"Quería que este proceso me hiciera cambiar como director. Era el momento de recuperar mi propia fe siguiendo las huellas de un loco. A lo largo de mi carrera siempre me he centrado más en la meta y no tanto en disfrutar por el camino. He tendido a sentir cierta envidia de compañeros de generación. En lugar de disfrutar de procesos extraordinarios en los que estaba presente no podía evitar pensar y obsesionarme con las cosas que no iban saliendo. En pensar en los años que estás luchando por sacar una peli para luego rodarla de manera fugaz en cuatro semanas".
Con su llegada a París, Maqueda da sentido a los dos viajes con un importante recordatorio y presentación al nuevo público de Lotte Eisner, una de las figuras más importantes de la historia del cine. Eisner fue una de las primeras y más importantes mujeres en la crítica de cine, autora de 'L'Ecran démoniaque', indispensable estudio del cine expresionista alemán y cofundadora de la Filmoteca Francesa. Una mujer que protegió el cine con su propia vida. Visitar ese templo sagrado en tiempos Covid es casi más que una bofetada de realidad: es una bofetada de irrealidad.
Con la implicación del propio cineasta alemán recitando, interpretando sus propios pasajes literarios, el documental de Maqueda redondea una apuesta valiente, original y muy distinta a lo que estamos acostumbrados. El propio Maqueda admite que el guión de la película necesitaba una mística, que no fuera un diálogo de igual a igual. Hablar con un dios sin esperar ninguna respuesta. Igual esto último os suena de algo.
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