Netflix estrena demasiadas series. Quizá si solamente viéramos sus lanzamientos la cosa sería diferente, pero hay demasiados “jugadores” en el universo de la ficción audiovisual como para optar por eso solución. Por ello, hay títulos de Netflix que acaban pasando hasta cierto punto desapercibidos y me da la sensación de que eso es lo que sucedió el año pasado con ‘Dead to Me’, una estimulante serie protagonizada por Christina Applegate y Linda Cardellini.
Está claro que tan desapercibida no pasó cuando Netflix la renovó por una segunda temporada -estrenada el viernes 8 de mayo-, pero sí que se habló de ella menos de lo que la serie merecía y fue muy raro verla en alguna lista de las mejores del año. Por mi parte, creo que tampoco lo merecía pese a sus indudables virtudes, pero ‘Dead to Me’ ha dado un paso adelante en esta segunda tanda de episodios que la acerca a la grandeza, aunque sin llegar todavía a ella.
Cuidado con los spoilers a partir de aquí, aunque he procurado mantenerlos al mínimo.
Lidiando con las consecuencias
La primera temporada se despidió con el gran golpe de efecto de la muerte de Steve a manos de Jen, sin olvidarnos del detalle de que Judy estuvo a punto de suicidarse. Vamos, que la vuelta a la normalidad en esta segunda temporada se antojaba como poco menos que imposible, ya que las dos protagonistas iban a tener que lidiar con las consecuencias de lo sucedido, tanto psicológicas por lo traumático de lo sucedido como por el peligro de ser descubiertas por la policía.
El arranque de temporada se centra sobre todo en lo primero, con la amistad de Judy y Jen puesta a prueba una vez más hasta que todo se reconduce -al final Jen solamente puede hablar con Judy de lo sucedido y eso es algo que necesita para no venirse abajo de forma definitiva-, o al menos eso parece inicialmente, porque Liz Feldman, creadora y showrunner de la serie, pronto recupera su habilidad para el cliffhanger alterando por completo el papel de uno de los actores de la serie.
Llama la atención que esto suceda al final del primer episodio, porque es sin duda una de las grandes sorpresas de esta segunda temporada y se le casa todo el partido, tanto en términos interpretativos para la persona en cuestión como por la forma en la que altera dramáticamente a las dos protagonistas.
Más compacta
Y es que no deja de ser un factor desestabilizador muy arriesgado, ya que la propia credibilidad de ‘Dead to Me’ podría haberse venido abajo rápidamente, pero Feldman parece consciente tanto de sus peligros como de lo que puede darle a la serie y sabe cómo manejarlo con acierto. Tampoco esperéis algo revolucionario, pero sí que está bien integrado y uno pronto deja de lado el truco narrativo.
Además, merece la pena destacar la llegada a la serie de Natalie Morales y cómo su personaje tiene más de una función, el miedo que tenía inicialmente. Por un lado, Michelle está ahí para que Judy pueda ver la luz al final del camino, que realmente existe la posibilidad de volver a ser feliz más allá de esa amistad algo dependiente que tiene con Jen, pero no tarda en llegar una complicación que tiene otras ramificaciones en la serie.
Esto permite a la serie elevar el interés cuando no la acción no se centra en Judy y Jen juntas. Cuando se separaban, no voy a decir que la primera temporada sufría, pero sí que resultaba menos interesante en todos los sentidos. Eso no sucede en la segunda temporada, ya que funciona incluso cuando se centra en situaciones sobre el papel imposibles como Judy dando consejos al hijo de Jen sobre su vida sexual.
Eso sí, lo mejor de ‘Dead to Me’ siguen siendo sus dos protagonistas, empezando por la innegable química que hay entre ambas como por lo que aportan por separado. Los premios se han centrado en reconocer el trabajo de Applegate, el gran sostén dramático, pero la actuación de Cardellini no tiene nada que envidiar con un personaje que pasa por tantos altos y bajos incluso dentro del mismo episodio, bordándolo en todas las ocasiones.
Por ponerle un pero a esta segunda temporada, creo que curiosamente el cliffhanger con el que se despide quizá sea el que con menos ganas me deja de ver el siguiente episodio de ‘Dead to Me’. Tiene fuerza, sin duda, sobre todo por los personajes implicados, pero no da la sensación de ser tan importante como el de la primera, ni parece dejar a las protagonistas en una situación tan dramática por toda la información que se nos da.
En resumidas cuentas
‘Dead to Me’ se confirma en su segunda temporada en Netflix como una serie muy a tener en cuenta. Sigue apoyada sobre todo en el trabajo de sus dos protagonistas, pero ha pulido su punto más débil y ahora es una serie más compacta. Ojalá veamos una tercera y no tarde demasiado en llegar.
Puedes ver 'Dead to Me' en Netflix.
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