'Day of the Dead', un humilde y divertido revival de los zombies de la más pura serie b

Antes de empezar, una advertencia para los más puristas: si no toleras que se tome el nombre de George A. Romero en vano, mantente alejado de la divertidísima 'Day of the Dead' que SyFy acaba de estrenar. La serie creada por los nostálgicos Jed Elinoff y Scott Thomas es un perfecto ejemplo de evasión anti 'The Walking Dead'.

El regreso de los muertos vivientes

Elinoff y Thomas son el equipo creativo detrás de 'The Banana Splits Movie', 'Celebrity Deathmatch' o algunas etapas más actuales de Scooby Doo o Los Picapiedra, así que saben algo de esto de la serie b más centrada en la risa y la sangre que en el miedo y la desazón. Para su nueva propuesta, además, cuentan con Steven Kostanski en la producción y al frente de los primeros cuatro episodios, algo que se aprecia en su hermoso acercamiento a la carne en descomposición, prácticamente carne de videoclub.

Inspirada en el universo zombi de Romero, quien dio vida por primera vez a los muertos vivientes en la seminal película de 1968, los showrunners ofrecen una nueva serie apocalíptica de zombis y bastante cachondeo. 'Day of the Dead' sigue a un grupo de desconocidos que intentan sobrevivir durante las primeras 24 horas de una invasión de muertos vivientes en una pequeña ciudad que ya iba sobrada de conflictos.

Por supuesto, este nuevo día de los muertos no responde a ninguna tensión durante, al menos, la primera mitad de temporada, que es lo que hemos podido ver. Eso sí, también es justo reconocer que apetece recorrer la otra mitad del camino, porque a pesar de que cuenta con un reparto muy poco agraciado y a que se deja tropezar siempre en el mismo obstáculo, su total carencia de pretensiones la vuelven casi irresistible.

Aquí lo que importa de verdad es ser testigo de cómo los muertos cobran vida y regresan como zombies devoradores de carne humana. En ese sentido, con la excepción de la (car´ísima) serie de Frank Darabont, no hay ninguna capaz de mostrar mejor cada detalle de dicha transformación. Pero debo insistir: quien espere reencontrarse con la cada vez mejor tercera entrega de la saga de Romero, que no pise este suelo santo.

Aunque cuenta con el logo y la acreditación de Romero, aquí en realidad lo que hay son todos y cada uno de los clichés que a Syfy le encanta utilizar en todas y cada una de sus producciones, destacando por encima de cualquiera el hecho de que todos los personajes son estúpidos. Tampoco debería ser un problema cuando lo único que deseamos es que sean pasto de las deterioradas mandíbulas de los resucitados.

La primera temporada apunta lo suficientemente alto (dentro de su modestia) como para ser testigos de algo más ambicioso en el futuro, aunque la recepción de la serie no está siendo todo lo agradable que merece este homenaje a los viejos días de oro de las estanterías de cine de terror de los videoclubs de barrio. Me temo que si únicamente pedimos la excelencia, algo que me temo necesitará un tiempo para volver a asomar, sobre todo en el mundo zombie y más aún en el televisivo, también nosotros terminaremos siendo devorados por las hambrientas fauces de la exigencia.