Habiendo repasado ya las cinco primeras películas como director de David Lynch, que significaron una escalada incontestable en cuanto a su prestigio crítico y su consideración de verdadero autor cinematográfico, toca hablar de una serie, que es algo que llevamos a cabo en contadas ocasiones en Blogdecine, como es lógico, pero que una vez más resulta obligatorio, no sólo por la importancia, dentro de su propia filmografía, de la famosa ‘Twin Peaks’, sino también por su decisión, dos años después, de llevar a cabo un epílogo a la serie, contando la historia anterior al asesinato con ‘Fuego camina conmigo’.
Una vez más, Lynch demuestra su genio y su versatilidad, triunfando también en televisión. ‘Twin Peaks’ es una de las series más famosas y más seguidas de la historia. Pero además, no ha perdido ni un ápice de juventud, sino que se mantiene inmutable al paso del tiempo. Todo lo contrario que la película que Lynch dirigió para, según él, honrar a esos personajes. No sólo les deshonra, además es la peor, la más insostenible e insoportable de todas sus películas. Hablemos un poco de ambas.
Belleza y dolor
Tras una serie de proyectos fallidos, David Lynch y su amigo escritor Mark Frost tuvieron la idea de un asesinato brutal en el seno de una comunidad pequeña, alejada de las grandes ciudades. Conociendo la filmografía de Lynch, y habiendo visto ‘Terciopelo azul’ (además, comparten actor protagonista), no suena a nada nuevo, pero Lynch iba a llegar mucho más lejos que en aquella ocasión, construyendo un monumento a la belleza y al dolor humano, tan críptica, enigmática y lírica que desmonta cualquier teoría sobre la supuesta gelidez o incluso perturbación mental de Lynch.
En realidad, el director no es muy diferente a grandes cronistas americanos como Terrence Malick o John Ford, y series como esta son buena prueba de ello. Comparte con ellos la amplitud de la mirada sobre toda suerte de personajes (que aúnan patetismo y épica) y las comunidades que esos personajes conforman. Y siente compasión por todos ellos, hasta el punto de que comprendes la defensa que el agente Cooper hace del pueblo y sus gentes. Imperfectos, pero humanos, y por lo tanto dignos de toda conmiseración, a pesar de que Lynch nos habla de las oscuridades ocultas en esa sociedad.
El agente Cooper realiza el viaje inverso al que en ‘Terciopelo azul’ sufre Jeffrey Beaumont. Jeffrey pasaba de la inocencia a la corrupción moral, mientras que Cooper, un animal de ciudad, se enamora del bucólico lugar en el que aparece una joven flotando, envuelta en una bolsa de plástico, y de alguna forma se convierte en una suerte de guardían del honor y del dolor de ese pueblo. Cooper brilla entre todos los demás personajes de la serie (muchos de ellos grandes creaciones dramáticas) por ser una mezcla genial de Sherlock Holmes pirado y chamán encantador. Sus diálogos y sus escenas suelen ser las mejores. Si Laura Palmer (como una presencia esquiva) es el alma de la historia, Cooper es su corazón.
Seis episodios dirigió David Lynch, algunos de ellos magistrales, y que prolongan y enriquecen su estilo. Pero aunque no estén dirigidos por él, en el resto de episodios puede rastrearse su estilo, su talento para lo onírico y lo trágico, su gusto por la ironía y el erotismo, su romanticismo y lirismo desatados. Treinta episodios que fueron seguidos en todo el mundo, al principio, con fervor, y después, con perplejidad. Lynch se negó a terminar su serie como todo el mundo esperaba y se centró en los personajes, olvidando el suspense. Tuvo que cerrarla explicando quién mató a Laura Palmer, muy a pesar suyo.
‘Fuego camina conmigo’, una película paupérrima
Casi desde el principio todo fueron problemas para esta producción, que fue un verdadero capricho personal de Lynch, mal concebido (tanto de escritura como de producción) y mal ejecutado. Lynch sentía la necesidad (para muchos, el único impulso comercial de su carrera) de regresar a estos personajes, quizá con varias películas. Lo único que no se le puede achacar, de todas formas, es precisamente el ser comercial, porque hay pocas películas tan anticomerciales como ‘Fuego camina conmigo’. Respecto a todo lo demás, se le puede achacar todo lo imaginable, porque este filme no hay por donde cogerlo.
Me confieso estupefacto cuando leo, por ejemplo en Cahiers, la supuesta belleza impresionante de esta película. Yo no la encuentro por ningún lado. De hecho, casi me parece una parodia burda y grotesca de la serie. Su atmósfera, su encanto, parecen desterrados de la pantalla. Se echa en falta muchísimo la presencia de Audrey Horne (la preciosa Sherilyn Fenn), y de otros personajes, así como de actores reemplazados porque no querían trabajar en la película, como la estupenda Lara Flynn Boyle. MacLachlan, por su parte, sale muy poco porque no le interesaba seguir haciendo de Cooper, y hubo que reescribir la historia. En fin, un desbarajuste.
Y poco más se puede decir de esta película, así que por una vez no nos extenderemos casi nada con un título de Lynch. Algunas secuencias oníricas son impresionantes, porque Lynch tiene una facilidad proverbial para llevarlas a cabo, pero no están integradas, no son más que secuencias fantasmales en un conjunto amorfo. La película recibió críticas durísimas no sólo en Estados Unidos, también en Cannes, festival al que Lynch regresaba dos años después de ganar la Palma de Oro, y en cuya rueda de prensa tuvo que defenderse como gato panza arriba, con presencia de ánimo admirable pero estéril.
Conclusión
Parece mentira que tras los triunfos de ‘Corazón salvaje’ y ‘Twin Peaks’, Lynch llegue a lo más bajo de su vida creativa con la siguiente película, pero así es el mundo del arte, no se puede bajar la guardia. Suerte que algunos años después llegó ‘Carretera perdida’. Con todo, puede vanagloriarse de haber creado una de las mejores series de la historia y un mito imperecedero.