El uso adecuado de los afrodisíacos psíquicos no es para aumentar la potencia sexual o la fertilidad, sino para demoler las barreras de la resistencia psicológica y de la inhibición social que restringe a las personas a una monosexualidad o a una supuesta forma bisexual de omnisexualidad. Entonces el telépata, por la propia naturaleza sexual de su espacio experimental continuo, puede ser visto como el prototipo posible del hombre tridimensional.
Damos comienzo al anunciado especial sobre la obra del director David Cronenberg. Y lo hacemos comentando 'Stereo', una película de apenas una hora de duración que no está editada en España; la primera que hay es 'Shivers', o 'Vinieron de dentro de...', de ahí que muchos lo etiqueten como el primer largometraje del realizador, lo cual no es del todo cierto. Tampoco es que se pierda mucho, salvo para los más fanáticos de la obra del canadiense. 'Stereo' es una obra difícil de clasificar y difícil de ver, por no decir insoportable. Sin embargo, ya en este primer trabajo encontramos algunos de los temas más recurrentes en la trayectoria de Cronenberg, como son la misteriosa capacidad del cerebro, la degeneración del ser humano o los comportamientos sexuales.
Con 'Stereo' (1969), David Cronenberg nos introduce en un gélido recinto donde se experimenta con las mentes de un grupo reducido de individuos. Dice el director que el título se refiere al modo en el que los telépatas perciben el mundo, en oposición a cómo lo hacen las personales normales; quizá se le olvidó añadir que sólo los telépatas podrán disfrutar de este producto audiovisual, que fue posible gracias a la ayuda económica de un organismo público (el Canada Council, que pensaba que estaba financiando una novela), un hecho que volverá a repetirse más adelante. Por mi parte, desde ahora, si alguien me pregunta si he escalado una montaña de tres mil metros, le responderé: "No, pero he visto Stereo; dos veces".
Los orígenes del cineasta

Según cuenta el propio realizador, David Cronenberg no tenía claro qué hacer en 1965. Tenía entonces 22 años y le apasionaba el arte y la literatura (se graduó en esta especialidad tras decepcionarle las ciencias), pero no encontraba su vocación. Hasta que ese año vio una película que le abrió los ojos. El film, de David Secter, se titulaba 'Winter Kept Us Warm' y se había rodado prácticamente sin presupuesto entre un grupo de amigos, del mismo entorno de Cronenberg. Le impresionó el resultado, y vio las posibilidades del medio para alguien como él. Se le encendió la bombilla y decidió probar suerte. Casualmente, Secter se perdió por el camino y el otro llegó (entre otras cosas) a presidir el festival de Cannes.
Pero Cronenberg todavía tardaría aún cuatro años en tener listo su primer largometraje. Durante ese tiempo se alió con otros jóvenes canadienses con inquietudes artísticas para crear una asociación de fomento del cine experimental, inspirados por el movimiento "underground" de Nueva York, y ya en 1966 graba su primer cortometraje, 'Transfer', sobre el concepto "freudiano" de transferencia, en el que un médico y su paciente hablan durante siete minutos en un campo. Un año después realiza el segundo corto, 'From the Drain', centrado en otros dos personajes que hablan durante varios minutos; en este caso, dos ex-combatientes y en un bañera. El cineasta no los defiende, los ve como experimentos, entrenamientos, como la preparación de lo que vendrá más adelante. En 1969 tendríamos ya el primer "aviso" serio de lo que se está originando.
David Cronenberg quería rodar su primer largo en 35mm, porque le parecía que era el formato del "verdadero cine", así que alquiló una cámara Auricon y produjo, a través de su recién creada Emergent Films, 'Stereo', a la que llegó a definir como "una investigación de la incapacidad de la sexualidad corriente", que también escribió, dirigió, fotografió y montó. Ya puestos, podría haberla protagonizado (de hecho trabajará como actor en el futuro), pero quizá no se atrevió, o no quiso dejarle la cámara a otra persona. Al frente de ella puso, entre otros, a Iain Ewing y Jack Messinger, protagonistas de la mencionada 'Winter Kept Us Warm'.
El comportamiento sexual de los telépatas

David Cronenberg asegura que nunca ha sido un cinéfilo, que siempre le interesó más la literatura, pero que Ingmar Bergman estuvo presente en su cabeza desde su más temprana juventud, cuando su padre le habló de 'El séptimo sello'. Viendo su primer largometraje, uno comprende enseguida que esto debe ser cierto. La estética de 'Stereo' remite directamente a la obra del genial cineasta sueco, y hasta su protagonista (Ronald Mlodzik, un rostro habitual en los inicios de Cronenberg) parece el doble de un joven Max Von Sydow. Desafortunadamente, la cuidada factura visual de 'Stereo' no llega para tapar el desparrame de ideas que Cronenberg quiso plasmar, siendo sin duda otro de esos "pretenciosos experimentos" (en palabras del director) con los que inició su carrera artística.
A nadie le puede sorprender esto. El 99% de los veinteañeros con aspiraciones en el mundo del arte comienzan con aires pretenciosos, en parte por querer reivindicarse ante los demás, en parte porque Hollywood nos vende que con una pizca de suerte podemos superar a Steven Spielberg. Cronenberg tenía otro ideal en mente (el arte puro y duro), pero también se lo creyó demasiado pronto. En cualquier caso, sin sus primeros pasos no habría llegado a donde está ahora, y es imposible hacer algo grande sin jugársela, sin atreverse a romper las barreras. Le habría resultado más fácil ponerse a tirar cubos de pintura sobre un lienzo, pero le interesó el cine y se lanzó a exprimir sus posibilidades. Así que este joven continuó a lo suyo, trasladando los temas que le interesaban a esta primera pieza audiovisual.
Una pieza, de un opresivo y expresivo blanco y negro (el color de las primeras películas de los estudiantes con pretensiones, y me declaro culpable), que se grabó sin sonido directo. Durante gran parte de la película no se oye nada, y a esto se le podrán dar mil interpretaciones, pero lo cierto es que Cronenberg usaba una cámara que hacía demasiado ruido. Se tendría que haber incorporado el sonido en post-producción, cosa que hizo, pero a su manera. En lugar de añadir el ambiente y las conversaciones o los gritos, Cronenberg hace hablar a unos doctores ficticios que relatan los conocimientos teóricos, las pruebas y los comportamientos de los sujetos que están siendo investigados. De este modo las extrañas imágenes de 'Stereo' (casi siempre estáticas y encuadradas con evidente esmero) son a veces acompañadas por una jerga científica deliberadamente recargada y prácticamente ininteligible, que llega a funcionar casi como música (por su tono repetitivo y distante), creando la sensación de estar contemplando un (soporífero) documento verídico sobre un grupo de pacientes reales a los que se les ha dado la facultad de la telepatía, lo que los transforma en seres nuevos, con su propia manera de entender la realidad, la sociedad y el sexo.

No hay mucho más que decir sobre 'Stereo', salvo aplaudir la inteligencia de Cronenberg al aprovechar la laberíntica construcción del Scarborough College de la Universidad de Toronto (diseñado por John Andrews) donde rodó el film. El centro, (repito) iluminado con gran acierto, le sirve al incipiente cineasta no sólo para enrarecer aún más la atmósfera (junto a la falta de sonido, los comportamientos de los personajes, casi como animales perdidos en una jaula, y las explicaciones en off de los supuestos científicos), sino también como símbolo de las misteriosas investigaciones que se estarían llevando a cabo allí y de la complejidad de la mente humana, el objeto de estudio, que como un ente aparte, parece poder ser capaz de mutar y extender su poder más allá del limitado cuerpo físico. Cronenberg apunta, deja detalles interesantes, imágenes muy sugerentes, pero todavía es un chico inexperto que acaba de empezar.
No obstante, 'Stereo' se presentó en varios festivales (con dinero del bolsillo de su autor) y fue una de las diez películas seleccionadas para integrar un bloque llamado "Nuevo Cine Canadiense". La International Film Archives se interesó por Cronenberg y le adelantó el dinero que necesitaba para rodar su siguiente trabajo, 'Crimes of the Future' (1970). Pero de esto hablaremos ya en el próximo capítulo.
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17 comentarios
lunares
Hay que verla, por el tema, por el director y por la curiosidad que me ha originado la lectura del extenso e interesante artículo.
zalomero
Y entonces entraremos más a saco, I guess.
Me declaro fan acérrimo de Cronenberg, pero tras no soportar los primeros minutos de "Crimes of the Future", nunca me he atrevido a indagar en sus primeros trabajos, prefiriendo valorar su trayectoria desde "Shivers". Quizá la retome de cara a la próxima entrega.
Paja mental ésta "Stereo", como bien se puede leer. Al menos Cornenberg lo reconoce. Me gusta que recalques que la formación de Cronenberg es literaria. De hecho, no siguió sus pinitos en dicho campo al considerar que nunca llegaría a la altura de sus ídolos (W.S. Burroughs, por citar uno del que hablaremos en su momento). Cronenberg no es un cinéfilo, lo reconoce, y me gusta que siendo así haya llegado a ser un cineasta tan influyente.
Por lo demás, de su infancia y adolescencia podemos extraer cosas que le marcarían de cara a su futuro trabajo (las amputaciones de su abuela, postrada en silla de ruedas o el accidente de tráfico con muerto incluído que grabó de chavalín trasteando con una cámara).
Perdóname por la chapa, pero hace un par de años hice una exposición (poquita cosa, una tontería en clase) sobre este cineasta y me parece de lo más interesante.
Para más datos, el libro que fusilé: "David Cronenberg", de Jorge Gorostiza y Ana Pérez.
Seguiremos atentos.
zalomero
Perdona Juanlu, pero es que me pierdo.
Enhorabuena por tu análisis y por tragarte "Stereo" (¡dos veces!) que por lo que cuentas, fácil fácil no debe ser.
Víctor
Gran comienzo, la verdad, muy interesante.
No creo que vea el film en cuestión, pero si que estoy muy interesado en ver algun día "Crash", me han dicho que es la mejor de Cronenberg.
Kotus
Antes que todo mil gracias por esta informacion, desconocia esta pelicula en la filmografia de uno de mis directores favoritos.
Croneberg es un tipo simple de pocas complejidades cuando se plantea un film, logrando entregar resultados unicos que cambian la forma cinematrografica. Ver Sheevers e Eastern Promises muestra lo que un director es capaz de hacer con el cine, con historias que a simple vista parecen muy distintas, pero cuya escencia se percibe de manera inherente, como una escencia que esta ahi, en todas sus peliculas, no sabes muy bien que es... casi como un mensaje telepatico que juega con tus sentidos y tu mente.
Que maestro.
salu2
master cat
Muy interesante lo que cuentas, aunque por lo que dices no se si me atrevo a verla o paso a la siguiente, espereamos atentamente tu siguiente critica de este gran director.
yfc83
Excelente artículo! Me encanta que alienten a ver nuevas cosas! Desde ya la estoy buscando! Saludos!
Pedro Mandías
La verdad es que te ha salido un muy buen articulo, ilustrativo y con informacion interesante. Sacaré el pico y las cuerdas para escalar el 3000.
Sigue con Cronenberg. Merece la pena
Juan Luis Caviaro
-lunares, bueno, adelante, pero no digas que no avisé. ;)
-zalomero, desde luego, hay mucho donde escarbar, pero he seleccionado lo que debía contar ahora y lo que no. Sólo acabamos de empezar. :)
alforte
...siendo sin duda otro de esos “pretenciosos experimentos” (en palabras del director) con los que inició su carrera artística. Me parece más que loable que Cronenberg reconozca sus errores, esa es la única manera de aprender de ellos y madurar...y vaya sí lo hizo...estaremos al tanto de las próximas entradas.
Poe
Escuché por ahí que si quieres que tu hijo lea un libro "ponlo fuera de su alcance un una biblioteca". y es lo que acabas de hacer con esta peli...
Nevernazi
Vaya par de mamellas las de la primera foto. ¿quién es la afortunada?
kokaine
Busca en un diccionario la expresión "director de culto" y lo veriamos a él.
lullaby
Bien con el especial, es uno de mis directores favoritos. Vi la Mosca cuando niño (de buen gusto la verdad) y bueno a completar que me falta....
leonardo.moncada.568
"Para mí la única ciencia verdadera, seria para seguir, es la ciencia ficción. La otra, aquella que es oficial, que tiene sus altares en los laboratorios, avanza a tientas y a locas y comienza a tener miedo de su sombra. Pareciera que a los científicos también les llegó el momento de la angustia", decía Lacan.
Este primer largometraje de Cronenberg es la única película que me parece completamente apropiada para revisarse en alguna clase de epistemología, y mejor, en una de epistemología de la psicología. Parodia lograda —quizá no del todo voluntaria—, y por ello retrato fiel, está construida a través de una serie de imágenes que no necesariamente concuerda con una narración que parece formada con fragmentos de distintos artículos científicos, todos al parecer siendo parte de una misma corriente: un nuevo campo disciplinar dentro de la ciencia que realiza experimentos con humanos para desarrollar habilidades telepáticas a través de la intervención quirúrgica del sistema nervioso, el uso de químicos afrodisiacos y el ejercicio de la (poli)sexualidad. En esas frías, neutras, asépticas pero también muy rigurosas narrativas paracientíficas hay de todo: desde consideraciones epistemológicas, apuntes técnicos sobre los métodos, reportes de efectos inesperados como resultado del diseño experimental, hasta investigaciones hechas bajo el mismo modelo pero partiendo de una perspectiva de género. Un solo ejemplo muestra el tono:
"La dependencia telepática es una forma radical de adicción psicológica. Es esencialmente una adicción electroquímica. El dependiente sacrifica la autonomía de su sistema nervioso en favor de un objeto del cual depender, y altera sus patrones de descarga electroquímica [...] Cuando el objeto que causa su dependencia no está disponible telepáticamente durante largos períodos de tiempo, los nuevos patrones nerviosos se ven de repente sin una fuente constante de refuerzo electromorfológico, y una grave desorientación psíquica comienza a manifestarse en el dependiente. Al nivel más extremo, una dependencia frustrada puede resultar en la destrucción irreversible del tejido cerebral crítico [...] un sujeto que mostraba una dependencia estadísticamente excesiva se autolesionó en la frente con un taladro. La herida, un agujero de tres centímetros y medio de diámetro, penetró completamente el cráneo del sujeto, y pareció proporcionarle cierto alivio ante una imaginaria presión craneal".