La estrategia de Disney de hacer nuevas versiones en imagen real de sus queridos clásicos animados está siendo de lo más rentable, pero también no muy interesante en términos artísticos. Uno de los principales motivos es que la mayoría de las películas se asemejan demasiado a la obra original, resultando así imposible justificar su existencia más allá de su función como fotocopia más o menos conseguida.
Ojo, que no siempre es el caso, pues ya en 'Mulan' hubo muchas desviaciones respecto a la cinta 1998, pero el caso de 'Cruella' es aún más estimulante sobre el papel, ya que Craig Gillespie, su director, ha comentando que se han alejado completamente de '101 dálmatas'. Lo mejor de todo es que lo han hecho de una forma muy entretenida y contando para la ocasión con una inspiradísima Emma Stone en una película que llega a los cines y Disney+ este viernes 28 de mayo.
Los orígenes de Cruella
Quizá la mayor razón de ser de 'Cruella' está en explorar los orígenes de la mítica villana de '101 dálmatas'. A fin de cuentas, tampoco sabíamos mucho de su pasado, por lo que era el terreno de cultivo ideal para intentar hacer algo diferente, y es que lo primero que tenéis que asumir es que puede que se llame Cruella, pero el personaje en realidad tiene muy poco que ver con una de las pocas asesinas de perros que haya conquistado al gran público.
Para ello, 'Cruella' se toma su tiempo hasta que Stone hace acto de presencia, pues previamente hay que indagar en su más tierna infancia para comprender el trauma que arrastra y cómo inicia una peculiar amistad con los hermanos Badun. No es que haya nada revolucionario en lo que propone Gillespie, pero sí que es una efectiva puerta de entrada para empezar a ver a la protagonista con otros ojos.
Y es que es cierto que la película acaba coqueteando con la idea de que Cruella se convierta en una terrible villana, siendo curiosamente entonces cuando la película resulta menos interesante. No porque Stone no cumpla con creces mostrando el lado más mezquino de su personaje, sino porque la película deja de fluir sin que haya una verdadera determinación a seguir ese camino.
Hasta entonces, la progresiva transformación de Estella en Cruella había sido llevada con mimo, esforzándose en mostrar sus aspiraciones y como una gran revelación acaba provocando que todo salte por los aires. Todo ilustrado de forma vistosa por parte de Gillespie, aunque justo es destacar que el gran rasgo distintivo de 'Cruella' lo encontramos en el acertado uso de canciones muy populares para dar una mayor personalidad a multitud de escenas, funcionando además para conseguir esa energía diferente que la película busca desde sus primeros minutos.
Muchas luces y alguna sombra
Y es que, además de para que surjan las inevitables comparaciones con 'El diablo viste de Prada', el hecho de que el mundo de la moda juegue un papel esencial acaba sirviendo tanto mostrar la genialidad de la protagonista como para sentar las bases de una rivalidad entre lo moderno y lo tradicional. No es que 'Cruella' profundice mucho en ello, pero sí lo aborda con el suficiente gusto como para dejarnos instantes muy poderosos visualmente que a su manera aportan a la progresión en lugar de ser pequeñas islas aquí y allá.
Además, 'Cruella' no se olvida de hacer varios guiños a '101 dálmatas', pero siempre dentro de esa línea renovadora del personaje que marca toda la función. He de reconocer que inicialmente tenía mis reservas por su forma de introducir la figura del dálmata en la película, pero pronto reconduce la situación para trasladar el rol de villano a quien realmente le corresponde.
De hecho, 'Cruella' sabe aprovechar bastante bien su calificación por edades PG-13 en Estados Unidos. Hasta ahora solamente 'Mulan' había gozado de un mayor margen para introducir algunos elementos más adultos, pero aquí se nota que estos forman parte del ADN de la película desde el primer momento, ya sea para darle pequeños toques de oscuridad o para que los planes de la protagonista no resulten descafeinados.
Dicho todo esto esto, tengo claro que la película sería mucho peor de no contar con Stone en el papel protagonista. Es cierto que está muy bien acompañada -Emma Thompson llena la pantalla siempre que hace acto de presencia y Paul Walter Hauser es un secundario cómico impagable, aunque a cambio Mark Strong está un poco desaprovechado-, pero la entrega de la oscarizada actriz es tal que resulta inimaginable ver a otra en esta versión de Cruella. Y es que además se nota que está gozándolo y esa es una sensación que se contagia a las imágenes.
En el lado menos positivo me gustaría apuntar que la agilidad que caracteriza a la película resulta mucho más potente en su primera hora que en lo que viene después. No es que haya un bajón muy pronunciado, pero sí que hay ciertos baches que hacen que el resultado final sea menos refrescante.
En resumidas cuentas
'Cruella' es un gran pasatiempo que toma un personaje mítico para llevarlo completamente a su terreno en lugar de ser esclavo de la obra original. Hace esto además con buen gusto, un plan claro y un llamativo reparto encabezado por una arrolladora Emma Stone. Claro que podría haber sido mejor, pero en estos casos estamos mucho más acostumbrados a que suceda lo contrario.
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