Un buen agente de narcóticos tendría que conocer y adorar las drogas. Tendría que llevar narcóticos en la sangre” (Alonzo Harris).
El mes pasado, mencionaba ‘Training Day: Día de entrenamiento’ (‘Training Day’, 2001) al publicar el tráiler de ‘Rampart’, debido a que ambas películas toman como punto de partida la política de abusos y corrupción policial que se llevó a cabo en una determinada comisaría de Los Ángeles. No son las únicas producciones audiovisuales que se han basado en esos hechos reales, pues existen varias series, películas y videojuegos con ese marco argumental que detallaba en el artículo, además de explicar en qué consistía la forma de actuar de los violentos policías de aquella unidad.
Sobre el guion de David Ayer, Antoine Fuqua construye una película ubicada casi por completo en exteriores y que tiene como centro neurálgico un coche. Esta elección le confiere, de entrada, un aire de rareza, que se completa con el hecho de que apenas cuente con más de dos personajes y, eso sí, muchos figurantes o papeles terciarios. Otra de las peculiaridades de la película es su progresión, que casi obedece al tiempo real, pues nos muestra lo que ocurre únicamente en un día, en ese día de entrenamiento. La fotografía de Mauro Fiore vira hacia tonos azulados y contrastados, pero solo ligeramente, para permitir un grado de realismo, sin abandonar nunca la impresión de que estamos ante una película de ficción – sin acercarse al estilo documental que podrían haber elegido otros realizadores para contar la misma historia–. Los encuadres están cuidados y la atmósfera se obtiene de su ambientación en localizaciones reales de L. A., más que en composiciones artificiales. Como dice el propio personaje refiriéndose a la ciudad: “tienes que escucharla, olerla, saborearla” y eso es lo que el director nos permite a los espectadores, nos transporta hasta Los Ángeles para oírla, olerla y probarla.
Diálogos extensos, personajes muy marcados
Los diálogos son largos, predominan sobre la acción y obligan a que las secuencias tengan duraciones considerables. Sin embargo, no caen en el aburrimiento, sino que se disfruta escuchándolos, ya que son siempre chispeantes y ocurrentes. Frases como la citada más arriba plagan la cinta haciendo difícil quedarse con una sola. La película engancha sin duda, a pesar de no presentar una intriga durante la mayor parte del metraje, dada la tensión que existe entre los dos y la empatía inmediata con el personaje del joven y con su situación.
Además, estos diálogos demuestran de manera meridiana la personalidad de ambos protagonistas. La interpretación de Ethan Hawke es meritoria, ya que pasa perfectamente por el pipiolo al que hasta la peor yonqui le adivina su inexperiencia y, tras ello, es capaz de vivir una auténtica transformación que no parece un exabrupto repentino, sino cuyas causas se comprenden. Pero es mayor el aplauso que merece Denzel Washington, sin cuya interpretación opino que la película no se habría sostenido o habría sido muy dura de ver. Ese personaje que desde el principio contiene una gran dosis de rasgos negativos es, a pesar de ello, tan carismático que puede hacer reír con él y despertar admiración. Pero no porque el actor dulcifique su intervención, para la que no se hacen concesiones en ni un solo gesto, sino gracias a la capacidad interpretativa de Washington. ‘Día de entrenamiento’ apenas cuenta con personajes y cabría mencionar unos cuantos nombres célebres del cine o de otras disciplinas, como son Snoop Dogg, Tom Berenger o Scott Glenn,en unas intervenciones que rayan la categoría de cameos. Eva Mendes –que en esa época aún firmaba como Méndez– en uno de sus primeros papeles, tampoco llega a secundaria.
Lo que no te imaginas
(Lean este apartado solo si ya han visto la película).
‘Training Day: Día de entrenamiento’ se desenvuelve sin freno, se precipita hacia su desenlace aparentando ser, en su inicio, un compendio de escenas ambientales y de diálogos naturalistas sin otro propósito que el de reflejar unas actitudes. En lugar de una sorpresa o revelación de su trama, el giro del film se refiere a su estilo o género, pues lo que simulaba ser un film denuncia o una crítica sobre los comportamientos, sin dejar de serlo y de funcionar perfectamente en ese sentido, se convierte en un canónico thriller, con seguimiento de pistas y búsqueda de pruebas. Se comprueba en el último tramo que todo lo mostrado servía de preparación para el desenlace y que lo que podrían parecer escenas cotidianas o contemplativas –dirías hasta eliminables, mientras lo ves– resultaba imprescindible. La ausencia de un caso policial se torna falsa al introducir la originalidad de situar como antagonista al supuesto secundario –en los Oscars los consideraron al revés, pero ellos tienen en cuenta la fama de los actores y yo hablo de punto de vista cuando sitúo el protagonismo de una película– y de tomar como pruebas lo que no sonaba más que a demostraciones de lo que el protagonista tenía que sufrir. No es que presente una intriga muy avanzados los minutos, es que te hacer ver que la intriga ya estaba allí y no habíamos sido conscientes de ello. Este vuelco me parece lo más admirable y original de la película, aún por encima de los excelentes diálogos y las perfectas interpretaciones.
Criticaría, si acaso, la excesiva casualidad que se da cuando quienes encañonan a Hoyt son los primos de la chica a la que salvó esa misma mañana, ya que las coincidencias no son muy verosímiles. Pero supongo que, al optar entre esa licencia o entre no llevar al personaje hasta tal extremo, es preferible lo primero, que justificará mejor su reacción. Si tiene que haber verosimilitud en algo, mejor que sea en el comportamiento de un protagonista que en cuestiones de azar.
‘Training Day’ guarda numerosas similitudes con ‘Celda 211’, la película que, para muchos, supone ese poquito de orgullo patrio que, con respecto al cine, tan poco frecuentemente nos permitimos. El proceso psicológico de ambos protagonistas es similar: dos jóvenes, casados y de paternidad reciente o inminente, comienzan ilusionados sus nuevos trabajos y, sin comerlo ni beberlo, se ven envueltos en un follón que no solo los tienen al borde de la muerte, sino que los hacen cambiar a marchas forzadas (fin de los spoilers).
Conclusión
Los premios que obtuvieron los intérpretes de esta película, incluido el Oscar al Mejor Actor en 2002 para Denzel Washington y una nominación al de Mejor Intérprete de Reparto en los mismos premios para Ethan Hawke, me parecen merecidos con creces. La realización de Fuqua también creo que tiene un gran valor, por la atmósfera que consigue y porque la película está retratada con buen gusto. Pero me parecería una lástima que se pasase por alto la que para mí supone la mejor cualidad de ‘Training Day: Día de entrenamiento’, que es ese cambio de tercio, merced al guion, que permite ofrecer mucho más que un reflejo fidedigno de unas actitudes reprobables.
Mi puntuación:
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