Críticas a la carta | 'El fuego de la venganza', de Tony Scott

Críticas a la carta | 'El fuego de la venganza', de Tony Scott
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Recuperamos la sección Críticas a la carta —donde comentamos las películas que vosotros elegís— con uno de los títulos más populares de la filmografía del recientemente fallecido Tony Scott. ‘El fuego de la venganza’ (‘Man on Fire’, 2004) fue su segunda colaboración con Denzel Washington, que llegaría a protagonizar cinco trabajos del director —incluyendo el último, ‘Imparable’ (‘Unstoppable’, 2010)—.

La película es una adaptación de la novela ‘El protector’ (‘Man on Fire’, A. J. Quinnell, 1981), trasladada al cine por primera vez en 1984 por Élie Chouraqui. Originalmente la historia transcurre en Italia pero cuando se plantearon llevar a cabo esta nueva versión el índice de secuestros en ese país había descendido tanto que no tenía sentido situar allí la acción; en su lugar se decantaron por México. Así, ‘El fuego de la venganza’ arranca con unos datos preocupantes: “En América Latina se produce un secuestro 60 minutos. El 70% de las víctimas no sobrevive“.

Dakota Fanning en una escena de El Fuego de la Venganza

Washington encarna a John Creasy —un papel ofrecido antes a Robert de Niro—, un exmarine y exagente de la CIA caído en desgracia que cruza la frontera de Estados Unidos para visitar a un viejo compañero en Ciudad de México. Preocupado, Rayburn (Christopher Walken) aconseja a su amigo que acepte trabajar como guardaespaldas para una familia adinerada, los Ramos. A priori, un empleo fácil para él y bien pagado. Creasy accede y consigue el puesto tras una rápida entrevista; más tarde se revelará el verdadero motivo por el que Samuel (Marc Anthony) quiere contratarle —la clave está en la información que le pide ocultar a su esposa— y aunque Lisa (Radha Mitchell) dice haber quedado convencida por la nacionalidad —se supone que ella también es estadounidense— y la confianza que transmite Creasy, en realidad hay algo más, atención a las miradas de la mujer —de hecho, se descartó una escena de sexo entre ambos—.

Traumatizado por un violento pasado, cuyo rastro ha marcado su cuerpo, Creasy —a veces uno oye “crazy” (“loco”)— no muestra interés por nada y no habla más de lo estrictamente necesario —salvo con Rayburn—. Ni siquiera desea seguir viviendo. Pero la hija de Samuel y Lisa le transformará. La pequeña “Pita” (Dakota Fanning) se gana pronto su corazón y le devolverá la sonrisa —una de las mejores escenas de la película, imposible no reírse con los actores, que hacen creíble la relación—. Claro que esto no es una comedia dramática sobre un hombre amargado que ayuda a una niña a ser la mejor nadadora del colegio —eso lo consigue enseguida— sino una historia de venganza. A la hora de película, más o menos, llega lo que uno espera desde que Creasy es contratado, el secuestro de “Pita”. El intento de rescate es boicoteado y la cría es dada por muerta. Hundida, Lisa pide a Creasy que no deje a nadie vivo. Pero él ya tenía eso en mente…

Radha Mitchell tranquiliza a Marc Anthony en El Fuego de la Venganza

Debo admitir que al volver a ver la película para comentarla con vosotros me ha gustado algo más que en las dos anteriores ocasiones. Quizá me ha pasado como a la mayoría, que desde que Tony Scott saltó del puente sus películas son mejores; ciertamente, uno cuida más las palabras a la hora de valorar su trabajo, y tiende a resaltar las virtudes y disculpar las flaquezas, supongo que es normal. Sigo manteniendo que sus trabajos más inspirados son los estrenados entre 1991 y 1995 —‘El último Boy Scout’ (‘The Last Boy Scout’), ‘Amor a quemarropa’ (‘True Romance’) y ‘Marea roja’ (‘Crimson Tide’)— pero ahora entiendo más a los que se derriten con ‘El fuego de la venganza’. Corregidme si me equivoco pero diría que los principales logros son el Creasy que compone un formidable Denzel Washington y la coherencia al mostrar su descenso a los infiernos.

Y es que pesar de la absurda obsesión de Scott por distorsionar constantemente las imágenes y los sonidos de la película —solo tiene sentido en contadas ocasiones, para transmitir el estado de ánimo del protagonista (cuando Creasy se emborracha o durante el tiroteo para evitar el secuestro), en escenas donde él no interviene o no está alterado solo entorpece la narración— y que la película no termina de arrancar hasta que no raptan a la niña —el guion de Brian Helgeland pierde tiempo en plantear la trama y retratar a los personajes principales (sin embargo desaprovecha al abogado que interpreta Mickey Rourke)— uno llega a sentirse emocionalmente vinculado con la implacable misión que emprende Creasy: mandar al infierno a todos los que han tenido algo que ver con el secuestro y la muerte de Pita. Entretiene.

Dakota Fanning y Denzel Washington nadan juntos

Un hombre puede ser un artista… en lo que sea, comida, cualquier cosa. Depende de lo bueno que sea en lo que hace. El arte de Creasy es la muerte. Y está a punto de pintar su obra maestra.

(Rayburn)

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