Disney está celebrando en 2023 su centenario, lo cual no quita que esté siendo un año algo complicado para la compañía. El motivo es que ha sufrido varios sonados fracasos en taquilla como los de 'Indiana Jones y el Dial del Destino' o 'The Marvels'. Ahora el estudio espera resarcirse al menos en parte de ello con el estreno de 'Wish: El poder de los deseos', su nuevo largometraje animado que también tiene el reto de hacer olvidar el enorme fiasco de 'Mundo extraño' en 2022.
Por mi parte, tengo mis dudas que Disney vaya a lograr un éxito atronador con 'Wish: El poder de los deseos', ya que es una película que deja con la idea de que el estudio ha perdido esa magia que caracterizó sus producciones animadas durante muchas décadas. No es que sea para nada un desastre, pero sí una producción genérica que de no ser por su presupuesto multimillonario perfectamente podría ser un discreto intento de otra compañía de hacer su versión de un Clásico Disney.
Magia desteñida
Que una película sea totalmente previsible es algo no necesariamente malo, pero que sea muy obvia en la forma de contar su historia es algo mucho más difícil de perdonar, sobre todo cuando parece que estás pisando en todo momento sobre seguro. Eso es lo que hacen los responsables de 'Wish: El poder de los deseos', ya que no hay ni una sola decisión que cualquier espectador mínimamente avispado no se vea venir.
Claro está, algunos argumentarán que 'Wish: El poder de los deseos' es una película pensada para los más pequeños de la casa y que los adultos tienen que canalizar su niño interior para disfrutar con ella. Es un argumento razonable, pero llega un punto en el que se utiliza como excusa para tapar las carencias del título en cuestión, y estoy convencido de que estamos ante uno de esos casos.
La primera prueba de ello la tenemos con sus canciones, pues prácticamente todas ellas carecen de pasión y gancho. Están ahí porque hace falta potenciar ese toque musical que fue clave en muchas de las mejores películas animadas de Disney, pero a la hora de la verdad solamente 'This Is the Thanks I Get?!' se acerca a tener la fuerza que requieren estos temas para ser algo realmente especial.
Todo eso es algo que se traslada a la película a todos los niveles, desde una galería de personajes que en ningún momento llega a seducir al espectador hasta la forma de ir ejecutando su evolución argumental. Ni siquiera esos secundarios cómicos marca de la casa funcionan, algo especialmente evidente en el caso de Valentino, la cabra con la voz de Alan Tudyk que en otras producciones del estudio estrenadas hace décadas se habría convertido en un favorito del público. Aquí está ahí, dice un par de frases de vez en cuando y no se le da una oportunidad real de brillar.
A su favor hay que decir que 'Wish: El poder de los deseos' es sin lugar a dudas bastante vistosa en el apartado visual, pero eso es lo mínimo que podemos exigirle a una película cuyo coste ronda los 200 millones de dólares. Y por ejemplo el personaje de la estrella es bastante cuqui, pero uno no puede evitar pensar que está pensado más para vender una buena cantidad de peluches que para cualquier otra cosa. Con todo, es uno de los puntos destacados de la película de forma indiscutible.
Y es que la historia central, donde se echa mano de una lucha entre el bien y el mal que suena a ya vista en multitud de ocasiones, resulta muy endeble. Una auténtica lástima, ya que al menos aquí sí hay un villano en el sentido tradicional de la palabra, algo que últimamente el estudio había descuidado en sus producciones animadas, y encima con la voz de un Chris Pine que se nota lo mucho que está disfrutando.
El principal problema es que el relato que plantea sobre la magia y los deseos no va más allá de lo meramente superficial. Se adorna con esas referencias que mencionaba antes a títulos clásicos, se lima todo para quitarle cualquier tipo de matiz y se plantea una aventura anémica que sobre el papel tienes los ingredientes necesarios para dar forma a un gran clásico animado Disney, pero a la hora de la verdad no es más que un pálido reflejo.
Soy consciente de que parece que he odiado 'Wish: El poder de los deseos' por todo lo que he dicho hasta ahora, pero el sentimiento real es de decepción. Y no porque esperase que fuese un gran película, sino porque parece que se conforma con el mínimo exigible de ofrecer lo que cree que quiere el público, recurriendo a menudo a la nostalgia en lugar de a cualquier otra cosa. Incomprensible que suceda algo así en una película que ha tenido detrás a buena parte del equipo que sacó adelante la estupenda 'Frozen'.
Con todo, 'Wish: El poder de los deseos' es un pasatiempo pasable una vez te has acostumbrado a que tampoco tiene aspiraciones por convertirse en algo realmente especial, y que lo que quiere ser una carta de amor a todo lo que ha aportado este estudio al cine animado sea eso, pues sabe a poco. Puede que para algunos espectadores sea suficiente e incluso la celebren en el momento de su estreno, pero dudo que vaya a ocupar un lugar especial en la memoria de ningún espectador dentro de apenas unos años. De hecho, 'Mundo extraño' ya me pareció poquita cosa, pero mejor que la que nos ocupa ahora ya es.
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