Rocky Balboa lanzó a la fama a Sylvester Stallone, quien no dudó en retomarlo en hasta seis ocasiones más. La última de ellas olía ya a despedida definitiva y la verdad es que no tenía especial interés en un posible reencuentro, ya que nunca he sido especialmente fan del personaje o de las películas que ha protagonizado, ni siquiera de la mítica primera entrega.
Sin embargo, el anuncio de que había aceptado hacer ‘Creed: La leyenda de Rocky’ me llamó poderosamente la atención, pues no tenía ninguna necesidad de poder estropear su legado cediendo el control de su creación más querida a otra persona. De hecho, Ryan Coogler necesitó varios años para conseguirlo, y me alegro que se empeñara tanto en ello, ya que es una película con la que disfruté bastante.
Derechazo de buen cine
El hecho de relanzar una franquicia cinematográfica con una especie de remake más o menos encubierto de la primera entrega se está convirtiendo poco a poco en la nueva moda de Hollywood y ‘Creed: La leyenda de Rocky’ es un nuevo ejemplo de ello. Sin embargo, hay muchos detalles que ayudan a que la cinta que nos ocupa encuentre su voz propia en lugar de limitarse a ser poco más que una repetición de ‘Rocky’.
El más llamativo está en el dibujo de su protagonista, ya que su personalidad de Adonis Creed difiere de forma notable de la de Balboa. A priori puede parecer un detalle menor para algunos, pero lo cierto es que da otra dimensión dramática al relato, ya que su determinación para ser el número 1 es algo que supera la educación que ha recibido. Simplemente lo lleva en la sangre, pero él no quiere aprovecharse de su nombre para lograrlo.
Eso es algo que el guion de Coogler y Aaron Covington sabe reflejar muy bien con una única excepción, ya que la trama romántica que se incluye carece de la fuerza del resto del relato. No es que llegue a ser una verdadera molestia y además es necesario para dar mayor profundidad al protagonista –es clave para que acepte abrazar totalmente quién es en realidad-, pero sí que se percibe un bajón cuando la película se centra en ello porque ahí no logra trascender el tópico -presente en casi todo momento, no nos engañemos-.
Salvando eso, ‘Creed: La leyenda de Rocky’ sí que tiene la fuerza y la claridad de ideas necesaria para atrapar al espectador primero con el viaje de Creed y más tarde con el de Balboa. Es inevitable que en parte se deba a la fuerza de la nostalgia, pero Coogler sabe lo que quiere contarnos y cómo hacerlo. Esa seguridad se transmite, brillando en escenas puntuales -los combates y algunas conversaciones-, pero destacando por su consistencia.
’Creed’: la valentía de Stallone y la fuerza de Jordan
De Stallone me ha sorprendido su valentía para mostrar las horas emocionales más bajas de Rocky, desnudándose dramáticamente y aceptando con orgullo su rol como el encargado de pasar el testigo a una nueva generación. Eso sí, no creo que su actuación sea tan extraordinaria como para arrebatar el Oscar a Mark Rylance, pero había muchas cosas que podían salir mal –caer en la rutina, quedarse a medias, etc.- y luego no hay nada de eso aquí.
No obstante, su buen hacer tampoco brillaría tanto de no ser por la buena química que muestra con Michael B. Jordan, consiguiendo primero establecer una buena dinámica entre ellos –casi podría decirse que Creed tiene que conquistar a Balboa, y lo cierto es que ese es otro de los motivos por el que su verdadera trama romántica muestra síntomas de debilidad- para luego atraparnos con la batalla que cada uno de ellos ha de luchar.
Una amistad desde el respeto mutuo que ayuda a que Jordan no tenga que sostener de forma exclusiva el peso dramático del relato, algo que es cierto que se muestra perfectamente capaz de hacer durante los primeros compases, ya que derrocha energía y ganas de triunfar. Sin embargo, la adición de Stallone ayuda a encauzar esa fuerza y a que Jordan diversifique su interpretación, dejando ver tanto su lado más vulnerable como esa determinación propia de los campeones.
Como es lógico, esto último se refleja principalmente durante sus combates –por cierto, muy acertado por sencillo que sea el recurso de Coogler para darnos información sobre el resto de púgiles-, pasando de ser un chulito al que hay que poner en su lugar a la primera etapa de una leyenda que en el futuro rivalizará con la de Rocky. Esto también se trabaja desde la puesta en escena, echando toda la carne en el asador durante el vibrante combate final.
En definitiva, ‘Creed: La leyenda de Rocky’ no es una película realmente nueva, pero sí que es lo suficientemente diferente a la primera entrega de la franquicia como para conquistar tanto a nuevos espectadores como a aquellos que conozcan la saga y hayan disfrutado de ella con más o menos intensidad. Tener a alguien con las ideas claras y la capacidad para ejecutarlo unido al buen hacer de su dúo protagonista son las principales claves para lograrlo.
Otra crítica en Blogdecine: 'Creed: La leyenda de Rocky', energía (por Sergio Benítez)
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