Lo que más llama la atención de 'La costa de los mosquitos', adaptación de la novela homónima de Paul Theroux es lo poco (o nada) que tiene que ver con esta. Al menos en cuanto a historia. La serie de Apple TV+ convierte un drama familiar en un thriller de acción de persecución y situaciones peligrosas.
La base, más o menos, se mantiene: Allie (Justin Theroux, sobrino del autor) es un ingeniero/inventor que mantiene su vida todo lo fuera posible del radar en su rebelión anticonsumista: alejado del control gubernamental y corporativo (tiene un hogar autosuficiente, crea sus propios combustibles, etc) por algo que al espectador (y a los hijos del protagonista) se le escapa.
Toda su vida tranquila y casi espartana en el siglo XXI —desde luego se ve que en esa casa se vive bajo unas reglas extremadamente estrictas y hasta podríamos decir que son rehenes de un misterio— se va al traste cuando se ven localizados y perseguidos por el gobierno, lo que les embarca en una huida sin fin que les pondrá a prueba como unidad familiar.
MacGyver anticapitalista
Más allá de que estemos casi ante una suerte de historia alternativa —solo hace falta leer la sinopsis tanto del libro como de la película para darse cuenta de que la dirección es distinta— o incluso una suerte de precuela (ni se huele la localización epónima), el caso es que la serie no funciona en la mezcla compuesta. Simple y llanamente.
La espléndida fotografía de Alex Disenhof hace que estéticamente la serie se vea de lujo. Apple TV+ parece decidida a trabajar la cuestión de la televisión de prestigio y la dirección en los dos primeros episodios de Rupert Wyatt logra elevar un guion que ya empieza a mostrar que no tiene mucho recorrido a largo plazo. Una cuestión que, con cuatro episodios vistos ya aviso que no mejora.
El guion de Neil Cross se deleita demasiado es postergar el momento de las explicaciones, en el por qué, y no es tanto problema de darlas o no sino, más bien, de no saber jugar con el misterio. Si no quieres dar respuestas hay que jugar a alimentar el interés, la curiosidad mas que sea a base de dar pistas falsas o respuestas que dan lugar a más preguntas (esto no es ni 'The Leftovers', ni 'Perdidos', claramente).
Además del tema "respuestas", el guion tampoco quiere profundizar en los temas que parecen abordar. Allie Fox y su mensaje es claro y contundente: vivimos en una sociedad. Una sociedad consumista que machaca tanto al pobre como el que no quiere jugar con las reglas del capitalismo. Una vez más, si no pone el guion interés en trabajar sus propios temas y su propio género no sé por qué el espectador lo debe tener.
Un reparto bastante sólido que eleva la ficción
Afortunadamente funciona mejor el diseño de la familia protagonista. El reparto es bastante sólido tanto en el lado adulto (Melissa George está radiante) como en el lado adolescente (Gabriel Bateman y Logan Polish) y creo que las dinámicas entre ellos con sus dudas y su esperanza en que la confianza ciega que deben depositar en su padre dará su frutos.
Desde luego la imponente figura de Theroux como el hombre todoterreno puede sostener bien la serie. Sin embargo, la odisea por carretera tropieza por intentar, precisamente, jugar a ser otra cosa. En este sentido, si el guion de Cross no hubiera apostado tanto por potenciar los elementos de thriller de la historia, quizás 'La costa de los mosquitos' hubiese funcionado mejor en su faceta de intenso drama familiar.
En definitiva, creo que a 'La costa de los mosquitos' le hubiera venido mejor el pensar que es una serie más que una película larga. Si bien tiene buenas ideas, el drama se pierde en el híbrido disfuncional de thriller que intenta ser.
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