'Cosas que perdimos en el fuego', una tragedia con demasiado flashback

'Cosas que perdimos en el fuego' ('Things We Lost In The Fire') nos cuenta la historia de una mujer (Halle Berry) que pierde a su marido (David Duchovny) y recupera la amistad que éste tenía con un amigo de la infancia (Benicio del Toro) a quien ella odiaba porque era drogadicto.

'Cosas que perdimos en el fuego' está dirigida por Susanne Bier, que recientemente estrenó en nuestro país la película estilo dogma 'Después de la boda'. Al igual que en aquella cinta, en la que nos ocupa Bier emplea la cámara en mano y el montaje discontinuo, pero de forma más comedida. La dirección de producción da como resultado un aspecto muy elegante y esta forma de realizar –aunque parezca más propia de un film danés semidocumental— no choca con la suntuosidad de los grandes dramas norteamericanos.

Un acierto del guión de 'Cosas que perdimos en el fuego', que corrió a cargo de Allan Loeb, es comenzar la historia con el funeral del marido, es decir, darnos antes de nada la información de que está muerto –salvo por una brevísima secuencia que se monta en paralelo—.

Más adelante, vemos a través de flashbacks muchas escenas de la vida cotidiana de la familia. Estas secuencias funcionan de forma mucho más efectiva al venir detrás de la información de que él ha fallecido que si se colocasen de forma lineal. Sabiendo que ese hombre va a morir a continuación, las situaciones cotidianas cobran una dimensión mucho más importante, pues son sus últimas acciones, sus últimos minutos con sus hijos y su mujer. El efecto es el mismo que el que comentaba sobre la película 'Tres días'.

De todas maneras, aunque el flashback en principio sea un recurso que viene bien para lo que he mencionado, la autora abusa de él y, en mi opinión, llega a introducir más escenas de las necesarias de cuando el marido estaba vivo. Estos flashbacks no aportan ninguna información y las sensaciones que producen, ya las han producido los primeros. Ya que, en realidad, de lo que trata la película es de lo que le ocurre al personaje de Benicio del Toro después de la muerte de su amigo, todos estos recuerdos se hacen un tanto largos y pesados. Hemos podido entender de sobra que la viudedad es una tragedia y que los cónyuges se querían, así que no es necesario hacer todos esos viajes atrás, sólo alguno de ellos.

En este sentido, también se exagera mucho el retrato del personaje del muerto para aumentar el dramatismo llegando a caer en lo burdo y lo obvio, cosa que no habría sido necesaria. El personaje de Duchovny es una persona tan extraordinaria que es irreal: es buen marido, buen padre, buen amigo y, por si fuese poco, muere de forma heroica tratando de defender a una mujer que ni siquiera conoce. El maniqueísmo de este retrato de personaje se puede pasar por alto porque la historia no se centra en él, pero es un error del guión.

Bier abusa también del recurso cuando lo retuerce y nos introduce un flashback dentro del flashback: en concreto me refiero a la escena en la que le dan a ella la fatídica noticia. Y, además, sitúa alguno de esos destellos del pasado dentro del film de una forma un tanto extraña, pues salimos de él con un plano en el que vemos a la protagonista pensativa, lo cual parece indicar que hubiese estado recordando algo y, sin embargo, ella no había participado ni presenciado aquella escena. En ambos casos está rompiendo las reglas tácitas sobre la utilización de esta táctica. Habitualmente eso sería positivo, pero no sé si en un film tan clásico en cuanto a su argumento, resulta como ella lo pretende o le queda raro.

Hay un par de decisiones dentro del guión que no son nada creíbles. Por un lado está el momento en el que el personaje de Berry le ofrece al de Del Toro que viva en su casa. Sabemos que le mueve la culpabilidad, pero no termina de ser verosímil. Sería mucho más efectivo para crear drama que esta convivencia viniese impuesta y fuese algo que ella en un principio no desea. Así, la evolución que se supone que los autores han querido mostrar, daría un mejor resultado, pues pasaría por etapas más diferenciadas. Por otro, el momento en el que ella, por un arrebato de orgullo tonto, lo echa de la casa SPOILER mandándolo directamente a recaer FIN DEL SPOILER no se lo cree nadie. Alguien con dos dedos de frente que se comportase como una adulta, se lo pensaría antes de hacer algo así.

El personaje de Halle Berry, por lo tanto, debido a estas decisiones y a otros aspectos, se presenta como el de alguien muy necesitado y lleno de incapacidades. Parece mentira que una mujer haya dirigido una película con una protagonista femenina así. Es lógico que tras quedarse viuda sienta un hueco en su vida que necesita llenar y también que se sienta desorientada y sin rumbo. Además de que tampoco sería bueno que se presentase como alguien perfecto. Pero eso sería una cosa y otra que sea incapaz de tomar una sola decisión correcta o de llevar su vida y la de sus hijos. Sólo como ejemplo, se puede mencionar el detalle de que el vecino le ofrezca a él un trabajo, cuando sería más normal que se lo diese a ella, que ha estado en contacto con ese mundillo durante muchos años y por ello sabrá más de hipotecas. Probablemente muchos no saldréis con esta sensación y no estaréis de acuerdo con mi apreciación, son cosas que cada persona percibe de una forma y que cada uno es libre de interpretar como vea; pero a mí me daba la impresión de que la película muestra que ella necesita que haya un hombre en su vida para funcionar. Y también parece que se diese a entender que los hijos requieren una figura masculina para crecer de forma correcta. No estoy hablando de la tristeza de perder a un ser querido, sino de la necesidad de reemplazarlo.

El verdadero protagonista es el personaje de Benicio del Toro. Por él sí pasan las sensaciones encontradas, él sí sufre una evolución y se enfrenta a una situación que le supera, pero que tiene que lograr dominar. A pesar de eso, no encajan del todo bien las idas y venidas que tiene en el sentido de que durante mucho tiempo vemos cómo se recupera para más adelante SPOILER recaer. Es decir, todo el camino que había recorrido hasta entonces se echa a perder y volvemos a partir, digamos, de cero. FIN DEL SPOILER Esto seguro que no es ajeno a la realidad, pero hace que la estructura se resienta y no percibamos un avance hacia delante, sino un orden más bien errático.

Disquisiciones sobre el guión y los personajes aparte, hay que reconocer que 'Cosas que perdimos en el fuego' presenta un trabajo de actores impecable. Sé que los admiradores de películas de este estilo en muchas ocasiones buscan el deleite en presenciar a grandes intérpretes dar vida a personajes. En ese sentido, Benicio del Toro está inmenso y quizá eso sea suficiente para que el film merezca nuestra atención. Halle Berry y David Duchovny no lo hacen peor, pero sus personajes, mucho menos interesantes, les ofrecen menores oportunidades de crear interpretaciones que pudieran llevarse importantes premios.

Los diálogos también habría que incluirlos en el apartado de aspectos positivos, pues están bien escritos y depurados y en algunas ocasiones saben introducir un elemento cotidiano que les confiere naturalidad o incluso comentarios que alejan al film del drama a modo de alivios cómicos.

Entre los compositores de los temas de la banda sonora se encuentra el argentino Gustavo Santaolalla, que ha participado, por ejemplo, en 'Diarios de motocicleta', 'Brokeback Mountain', 'Collateral'… Además de la música compuesta para el film, en su BSO se incluyen canciones preexistentes, como el 'Sweet Jane' de Lou Reed para la Velvet Underground, que, debido al paralelismo con los componentes de esta banda, sirve para retratar el estilo de vida que lleva el personaje de Del Toro cuando aún está enganchado. Ya que hablamos de música y rehabilitaciones, la letra de Amy Winehouse, vendría que ni pintada: "they try to make Benicio go to rehab, but he says no, no, no".

Resumiendo esta extensa crítica, 'Cosas que perdimos en el fuego' –que en realidad se debería haber titulado "cosas que perdimos en el incendio", como explico aquí— es un film que se excede en metraje y en la utilización de algunos recursos y que, al mismo tiempo, cae en obviedades en ciertos aspectos. Pero es una película que también tiene sus características positivas y que destaca principalmente por el trabajo de los actores y la elegancia con la que está producida.

Más información en Blogdecine sobre 'Cosas que perdimos en el fuego', David Duchovny, Halle Berry y Benicio del Toro.

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