Una de las cosas que convierten al Festival de Sitges en un evento tan especial son las conversaciones, ya sea con amigos o con completos desconocidos, que se entablan en las colas de las proyecciones. Charlas que, en cada edición, sacan a relucir la que se acaba etiquetando como "la película del año"; una cinta de la que todo el mundo habla y recomienda ver vehementemente antes de la conclusión del certamen.
En 2018, esa joya oculta que puso patas arriba los patios de butacas de la costa sitgetana fue la maravillosa 'One Cut of the Dead'. Una humilde producción japonesa reconvertida en fenómeno gracias a su enorme inteligencia, a su divertidísimo sentido del humor, a su brillante estructura narrativa y, sobre todo, a un profundo amor por el arte de contar historias en imágenes; componentes que convirtieron cada proyección en una auténtica fiesta.
Cuatro años más tarde, y después de alzarse como atípico título inaugural del Festival de Cannes, llega a nuestros cines su remake francés 'Corten!', en el que el oscarizado Michel Hazanavicius —'The Artist'— fotocopia sin piedad el original; salpimentándolo con pequeños añadidos que no son suficiente aliciente para los conocedores del filme nipón, pero que seguro hará las delicias de quienes se topen con él sin saber absolutamente nada sobre su contenido.
Copy-Paste a la francesa
A raíz del estreno de la insulsa nueva versión de 'Goodnight Mommy', reflexioné sobre la naturaleza del remake, las réplicas sin alma y los calcos con intención. En un plato de la balanza se sitúan las producciones desganadas que se limitan a copiar sin sumar, mientras que en el otro encontramos cintas en las que su condición de réplica casi exacta forma parte de su tesis. 'Corten!' juega en una suerte de limbo entre ambos.
Por un lado, el largometraje de Hazanavicius juega hábilmente sus cartas al tirar de autoconsciencia y elaborar un lúcido discurso sobre la industria cinematográfica actual y el dudoso arte del remake —no entraré en detalles para mantener intacta cualquier potencial sorpresa—; justificando la imitación a la obra de Shinichirô Ueda infiltrándola en varias capas y explotando su cariz metacinematográfico con mordacidad.
Por desgracia, quienes hayan disfrutado de 'One Cut of the Dead', no tardarán en descubrir que la inmensa totalidad del abultado metraje de 'Corten!' se limita a imitar al referente fusilando escenas y diálogos —readaptados para paladares occidentales—, con algún que otro encomiable extra, como la tronchante participación de Jean-Pascal Zadi.
'Corten!' apuesta por el más grande —su presupuesto ronda los cuatro millones de euros frente a los 30.000 del original— y más largo —concretamente, un cuarto de hora— para moldear una experiencia que cambiará radicalmente en función de haber disfrutado o no de su predecesora. De haberlo hecho, la falta de magia y frescor lastrarán el conjunto con creces pero, de estar entre el sector neófito, las carcajadas están aseguradas.
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