Han sido varias las ocasiones en las que he comentado que siento un especial cariño por Nicolas Cage, algo a lo que seguramente ayude el hecho de que su cara aparecía en la portada de la primera revista de cine que compré, pero películas como ‘Contrarreloj‘ (Stolen, Simon West, 2012) son las que me hacen plantearme muy seriamente esta debilidad personal.
Y la cuestión es que, al menos sobre el papel, estábamos ante una cinta con posibilidades, ya que director estrenó hace poco la muy entretenida ‘Los Mercenarios 2‘ y además ya había colaborado con Cage en ‘Con Air (Convictos en el Aire)’ (1997), un desenfadado entretenimiento perfectamente defendible. ¿Qué ha pasado entonces para que ‘Contrarreloj’ sea poco mejor que un insulto al espectador?
Un comienzo prometedor
Al empezar a ver ‘Contrarreloj’ uno se encuentra con un prólogo más que digno que sirve tanto para introducirnos a los personajes como para introducir el hecho de que el personaje de Nicolas Cage acaba en la cárcel. Sin embargo, es muy fácil decir que algo está bien o mal sin pararse un momento a justificarlo, así que vamos a ello.
En los títulos de crédito iniciales ya suena un tema principal creado por Mark Isham que consigue transmitir la sensación de que la película quiere ser un entretenimiento ligero pero entretenido. Acto seguido, un borracho canta en una calle vacía y, tras ponerse a mear en una esquina, es retenido por una brigada de policías que está esperando a que algo suceda. Y lo que pasa es que el mítico Will Montgomery (Cage) y su equipo están a punto de cometer un ambicioso robo. Simon West opta entonces por jugar con el montaje paralelo para, como suele ser habitual, acabar desvelando que los ladrones han logrado burlar a la policía y llevar a cabo el atraco. La pega es que un vagabundo ve las caras tanto a Will como a Vincent (Josh Lucas), comenzando entonces una escaramuza que acaba con el primero detenido y el segundo con una herida de bala en una pierna.
Ya siento haber sido tan gráfico al hablaros de los primeros diez minutos de ‘Contrarreloj’, pero los spoilers (ya os aviso que a partir de aquí evitaré daros más) apenas tienen importancia en este caso y es una forma prometedora de comenzar la película. Cierto que no es nada novedoso, pero West acierta en la puesta en escena (el intento de huida de Will), nos ofrecen la ejecución de uno de esos atracos (aparentemente) imposibles que tanto juego dan en el cine y nos sitúa perfectamente la función que realiza cada uno de los personajes principales. El problema es que ‘Contrarreloj’ empieza a hundirse en el fango en cuanto se hace una poco elaborada elipsis para pasar al momento en el que Montgomery recobra la libertad.
Los pasos para convertirse en un bodrio infumable
Uno de los puntos esenciales de muchas de las últimas cintas protagonizadas por Cage es que tiene que convertirse en un héroe a su pesar tras pasarle algo a un miembro de su familia. Aquí, como ya pudo verse en el tráiler, es su hija, un personaje terriblemente esquemático y peor interpretado, la que es secuestrada por Vincent para exigir a cambio el dinero del robo que Will quemó para conseguir una condena más leve. Es a partir de ahí cuando comienza el sinfín de estupideces provenientes del guión de David Guggenheim, también autor del libreto de la reciente ‘El Invitado’ (Safe House, Daniel Espinosa, 2012). Lo primero, si exceptuamos al odioso personaje de su hija, es ver como Nicolas Cage comienza a tomar decisiones con una credibilidad más que dudosa, la primera de ellas afectando a Malin Akerman, la cual desaparece y aparece al tuntún para acabar siendo una mera cara bonita que no aporta lo más mínimo al relato.
Pasamos ya a mi ya no tan querido Nicolas Cage intentando urdir cualquier estratagema para localizar a Will y reventarlo a base de patadas voladoras. Aparece aquí una horrible sensación de monotonía, aburrimiento y mediocridad que contagia no sólo a la puesta en escena de West, sino a la película en su conjunto, ya que el mencionado tema musical de Isham aparece cada dos por tres para que todo nos parezca aún más repetitivo y rallante de lo que sería en condiciones normales. Poco importa que sea para reflejar estados de ánimos totalmente opuestos el uno del otro, en momentos transicionales o porque a alguien evitó gustarle mucho, pero oiremos una y otra vez variantes de la misma tonadilla que empiezan a hacer crispante el mero visionado de ‘Contrarreloj’.
Son varias las veces que he oído quejas sobre Cage aludiendo a su inexpresividad y su cara de bobalicón, saliendo yo siempre en su defensa, pero en ‘Contrarreloj’ es indefendible. Todo el carisma que incluso mantenía en tonterías como ‘En Tiempo de Brujas’ (Season of the Witch, Dominic Sena, 2011) desaparece para dejarnos a un actor desorientado que se limita a seguir impasible las instrucciones de un guión eficiente. Sí que se cabrea con Vincent y está deseando partirle la cara, pero eso sólo se refleja en pronunciar sus diálogos más rápidos y en voz más alta. Todo se convierte entonces en un correcalles interminable hasta el inevitable enfrentamiento final entre los que antaño eran dos grandes amigos. ¿Sabéis lo peor? Es en su último acto cuanto ‘Contrarreloj’ se convierte en una de las películas más patéticas que jamás haya visto.
Vamos por partes. La policía, descrita como una panda de incompetentes comedonuts, empieza a atar cabos, pero ya es demasiado tarde para evitar la gran pelea entre Will y Vincent. Es entonces cuando ‘Contrarreloj’ quiere volverse espectacular, pero falla completamente a la hora de conseguirlo (al igual que la credibilidad de Lucas a partir del momento en el que le ponen una peluca risible), ya que no hay emoción alguna y sí la inclusión de ciertos efectos especiales que resultan ofensivos a la vista. Por si fuera poco, a alguien le pareció buena idea terminar de destrozar después al único policía que no daba pena (Danny Huston), algo en lo que se redundan aún más en un epílogo que busca la simpatía del espectador, pero que lo que consigue es terminar de desesperarlo ante la completa tomadura de pelo tanto del origen de la misma como de su resolución.
En definitiva, ‘Contrarreloj’ es una película espantosa que sólo se salva de ser un bodrio absoluto por su decente prólogo. Malas actuaciones, peores personajes, un guión risible, un abuso indiscriminado de un tema musical que acaba por ser irritante, una puesta en escena monótona y ridícula en el acto final, una sensación de aburrimiento y vergüenza ajena que pocas veces he sentido en una sala de cine y tantas cosas más que lo único que se me ocurre decir es que seréis más felices si jamás veis esta porquería que es ‘Contrarreloj’.
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